Un destino de lujo surgido entre huertas
Málaga ayer y hoy
Marbella: el despegue turístico del municipio se produjo hace apenas medio siglo, ya que hasta entonces era una zona dedicada a la agricultura, la pesca, la siderurgia y la minería.
Málaga/Marbella se ha convertido desde mediados del siglo XX en una referencia mundial del turismo de calidad. La pequeña ciudad medieval, cuyas tradicionales fuentes económicas habían sido hasta ese momento la agricultura, la pesca, la minería y la siderurgia, se fue transformando hasta multiplicar su población más de diez veces en apenas medio siglo. La ciudad medieval, protegida por la Alcazaba que los árabes construyeron en el siglo X para la defensa de la costa y alrededor de la cual se consolidó el núcleo de población, creció primero desde el siglo XVI hacia el norte a través del Barrio Alto o de San Francisco, y en el siglo XVIII hacia el este mediante el Barrio Nuevo. Según el historiador Víctor Heredia, ya de forma más tardía se produjo la expansión hacia la playa, la zona de la Marina, a partir de la Alameda.
Así se fue conformando lo que hoy es el casco antiguo de la ciudad. Precisamente el Barrio Alto o de San Francisco, aseguró Heredia, "surgió por la seguridad que ofrecía la parte opuesta a la marina, más expuesta a los ataques de los piratas norteafricanos". Junto a la calle principal del barrio, la calle Ancha, en la que se concentraban las mejores viviendas, se formaron otras dos calles paralelas en sentido sur-norte, las calles Aduar y Lobatas. Esta última es la más larga del Barrio Alto y de todo el casco antiguo de la ciudad. En su origen se extendía desde la puerta norte de la Alcazaba hasta la denominada atarazana de cordoneros, dedicada a la elaboración de toneles para envasar el vino de Marbella.
El origen del peculiar nombre de la calle procede de un personaje llamado Diego Lobato, quien se asentó en una casa de lo que a principios del siglo XVI solo era un camino. A lo largo de ese siglo se fue conformando como calle con la construcción de más casas y tomó el nombre de las descendientes, explicó Heredia. Pero en los años 40 la calle Lobatas mostraba la imagen de una Marbella de posguerra muy lejana del despegue turístico que se produciría a partir de la década de 1950. Fue entonces cuando el nuevo modelo turístico que buscaba el sol y la tranquilidad de la costa española encontró en Marbella un paradigma de calidad y lujo.
La acción de pioneros como Ricardo Soriano, Alfonso de Hohenlohe o José Banús contribuyó a forjar la fama mundial de la ciudad como polo de atracción de un turismo de nombres conocidos y de alto poder adquisitivo, y que ha mantenido hasta la actualidad.
El origen romano de un referente
Aunque hay restos prehistóricos en diversos puntos del municipio, los vestigios más antiguos de la Marbella actual se remontan a la época romana. En este sentido, son de especial importancia los restos de la villa romana de Río Verde, las termas de Guadalmina y la basílica paleocristiana de la Vega del Mar.
Tradición industrial
Las actividades agrícolas y pesqueras de Marbella se vieron complementadas con el desarrollo industrial impulsado por la puesta en explotación del hierro de las minas del Pe- ñoncillo. Hacia 1830 se pusieron en marcha los altos hornos de La Concepción, los primeros de carácter civil de España, y poco después le siguieron los de El Ángel. Pero cerraron varias décadas después, aunque la actividad minera siguió hasta 1930.
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