El diagnóstico de los pacientes en Málaga: "La sanidad pública ha empeorado respecto a años atrás"

Quejas por excesivas esperas, citas de revisiones que nunca llegan y pruebas que no se comunican a los especialistas

Los usuarios también protestan por las demoras de "hasta 15 días" para el médico de cabecera

Los pacientes en lista de espera para una operación en Málaga aumentan, aunque la demora es menor

Ana y su nieta Beatriz, ante el Hospital Regional este jueves.
Ana y su nieta Beatriz, ante el Hospital Regional este jueves. / L. G.

Si hubiera que describir en términos deportivos la opinión que muchos malagueños expresan sobre el funcionamiento de la sanidad pública, el resumen sería que las quejas ganan por goleada a los halagos. Los usuarios reconocen las bondades de un servicio universal y gratuito y destacan especialmente su capacidad resolutiva en procesos graves. Sin embargo, critican las excesivas esperas, las citas de revisiones que nunca llegan, las pruebas que no se comunican al especialista y las demoras "de hasta 15 días" para el médico de cabecera.

Este reportaje no es una encuesta científica, pero reúne opiniones recogidas entre las urgencias y las consultas del Hospital Regional. "La sanidad pública ha empeorado respecto a años atrás", cree Ana Gálvez. Acude al centro sanitario para acompañar a su nieta, Beatriz Ortega, que tiene un control periódico de su patología crónica. "No estamos como antes", añade en alusión a la época previa a la pandemia. No obstante, la nieta deja claro que "la atención es buena". Ana tiene tensión y colesterol. "Los achaques de la edad", acota. Así que usa con frecuencia su centro de salud. "Ahora a veces son dos semanas de espera para ver al médico de cabecera. Antes no era así", argumenta. Por eso, estima que "hacen falta más presupuestos, más médicos y más dinero para investigación".

Alicia va con prisas. Ha estado toda la noche cuidando de su hermano que ha sido intervenido. "Con 43 años, ha estado un año y medio esperando una operación para un aneurisma en la cabeza", afirma. Tras mostrar su satisfacción con la actuación de los profesionales, añade: "Que se dejen de sanidad privada e inviertan más en la pública, que falta personal". Luego apunta que las instalaciones "necesitan una renovación como el comer". De hecho, cuenta que en la cuarta planta del pabellón nuevo esa mañana se ha roto una tubería. Justamente, estos pabellones deben ser sustituidos por el nuevo Hospital Regional, anunciado hace casi tres años por la Junta, cuyo proyecto está en marcha, pero del que aún no se ha puesto ningún ladrillo.

Cristóbal Camacho, este jueves, tras salir de Urgencias del Regional.
Cristóbal Camacho, este jueves, tras salir de Urgencias del Regional. / L. G.

A Cristóbal Camacho lo acaban de ver en las Urgencias. A sus 75 años, tiene un marcapasos, glaucoma y está operado de cataratas. "Menos dinero, tengo de todo" bromea. Luego se pone serio: "He venido porque llevo varios días con el mismo mareo que cuando me tuvieron que poner el marcapasos". Explica que lo ha visto un médico, le ha hecho un electrocardiograma y le ha puesto una medicación. Ni siquiera intentó ir a su médico de cabecera. "¿Para qué voy a ir al centro de salud? Tengo que esperar casi 15 días y no me hacen ninguna prueba. La Atención Primaria es un desastre", concluye. Cuenta que por su glaucoma tiene dos revisiones anuales. "Pero siempre tengo que ir a reclamar la cita porque nunca me llaman. Yo soy pensionista. Con una pensión tenemos que vivir los dos. No puedo costearme sanidad privada. Además, he cotizado toda la vida para tener sanidad pública", argumenta.

Hace algo más de cuatro años, a Manuel le trasplantaron en el Regional médula ósea de su hijo. Este jueves le tocaba revisión. "Yo no tengo ninguna queja. Todo fue muy rápido, mi doctora 10 y la atención fenomenal", comentaba. Mientras él relata su experiencia, la esposa casi rompe a llorar de la emoción de saberlo vivo y sano. Cuenta que su enfermedad hematológica saltó porque fue a hacerse una analítica de rutina al centro de salud. Eso fue sobre las 8:30. A última hora de la mañana lo llamaron para que se fuera al hospital corriendo. En torno a las 18:00 estaba ingresado en Hematología del Regional. "Cuando la cosa es seria, la sanidad funciona de puta madre". Lo dice con rotundidad y con esas palabras. Sin embargo, su mujer acota que hay otras patologías menos vitales en las que "no van tan rápido".

Miguel sufrió un ictus hace tiempo. Tenían que citarlo para revisiones con el cardiólogo y "el neurovascular". Pero sostiene: "Habían pasado 18 meses y a mí no me llamaba nadie. Así que tuve que venir y reclamar". Le dieron la cita con "el neurovascular" para este jueves. De hecho, salía de esa consulta con su mujer. "Ahora tengo que pedir la del cardiólogo, que tampoco me llega", añadía.

Otro paciente que prefería guardar el anonimato salía de una sesión de radioterapia. Contaba que estaba operado de cáncer de próstata, que le hicieron una primera revisión a los tres meses y que en otros tres tenía la siguiente. "Pero no me llamaban, así que tuve que reclamar. Al final, la revisión tardó casi cinco meses", explicaba. Tras un PET, los facultativos concluyeron que había que tratarlo con radioterapia. Opinaba que la sanidad pública es "mejorable". Explicaba que también tiene una hernia inguinal, que el médico de cabecera lo derivó "hace tres o cuatro meses" y que -pese a que el tope de espera es de 60 días- sigue aguardando. "La sanidad está mal. Hay mucha lista de espera. Además, te hacen pruebas, pero luego el especialista tarda muchísimo", sostenía. Su mujer añadía: "Hasta para el médico de cabecera cuesta la cita".

Manoli tampoco quería dar su apellido. Ella no veía "tan mal" la sanidad pública. "Por lo menos, esa es la experiencia que he tenido con mi madre y mi padre", aclaraba. Este jueves esperaba que su padre fuera operado de una angioplastia (bypass) en una pierna. Se lo tenían que hacer el miércoles, pero coincidió con la huelga y se aplazó un día.

Antonio, trabajador de una contrata del hospital, opinaba que "Juanma está destruyendo la sanidad" y que "hacen falta más camas y más personal". Una ex empleada del Regional, que aguardaba a un familiar que era atendido en Urgencias, en cambio repartía culpas. Tras definir la sanidad pública "de aquí" como la "mejor del mundo" y admitir fallos en el sistema, consideraba que el personal se queja demasiado y que los usuarios acuden por todo. Además, afirmaba que debido al "deficiente" funcionamiento de Primaria, las urgencias de los hospitales se han convertido en centros de salud.

Francisco Sánchez esperaba que su mujer, con cáncer y Crohn, terminara en Urgencias. "Cuando es una urgencia real, suelen responder bien. El problema es la demora de Primaria al especialista y lo que tarda el diagnóstico", opinaba. Después de reclamar "más recursos y más organización", sostenía que no faltan médicos, sino que sobra precariedad. De hecho, contaba que su hijo es radiólogo y que lleva ocho años trabajando en Suecia. Agregaba que un compañero de él, oncólogo, llegó a encadenar 100 contratos en poco más de un año. Y concluía: "Ahora trabaja en Suiza donde a los tres meses lo hicieron fijo..."

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