El director de la Aemet en Málaga: "Estas lluvias no son comparables a las inundaciones del 89, pero se dan cada pocos años"
Jesús Riesco recuerda que, pese a la crudeza de la tormenta, con viviendas anegadas y vehículos arrastrados, el episodio de aquel 14 de noviembre "fue mucho más grave"
Esta vez, "no ha habido torrencialidad, ni granizo grande"
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Las copiosas lluvias registradas desde la pasada noche en la provincia de Málaga no son comparables a las inundaciones de 1989, cuando perecieron seis personas y más de 2.000 tuvieron que ser evacuadas de los polígonos industriales de la ciudad. Así lo interpreta el director del Centro Meteorológico de Málaga, Jesús Riesco, que recuerda que la tormenta de entonces golpeó "de forma muy superior". "No se puede comparar con aquella, que fue mucho más grave", apostilla. Al tiempo, sostiene que esta vez "no ha habido torrencialidad, ni tampoco granizo grande".
Pero Meteorología, no obstante, mantiene hasta las 15:00 en alerta roja la provincia, con 110 litros por metro cuadrado de agua acumulada en las últimas 24 horas. Esta vez, la Dana ha provocado inundaciones y múltiples incidencias que han convertido la circulación en un caos. Álora y Pizarra viven la situación más difícil, con viviendas anegadas y vehículos arrastrados por el río. Una situación que se da "cada pocos años", sobre todo en la zona del Valle del Gualdalhorce. "Allí no es tan raro", precisa el portavoz de la Aemet.
Aquel 14 de noviembre, la tromba de agua que sorprendió a la ciudad dejó un panorama desolador y unas vivencias que siguen presentes en el recuerdo colectivo. El cielo de color caldera se ennegreció aún más y a mediodía se tuvo que encender el alumbrado público. La tromba de agua que descargó casi 150 litros por metro cuadrado en una hora y media. Pero no paró ahí. Siguieron las intensas lluvias el día 15 y el 17, luego el 26 y 27 del mismo mes y el 8 de diciembre.
En una ciudad asentada sobre un suelo bastante impermeable, con un saneamiento insuficiente y arroyos colapsados se dieron las condiciones para que esta “tormenta perfecta” arrasara literalmente con todo. Ocho personas fallecieron y los daños materiales fueron tremendos. Todavía en el recuerdo colectivo permanecen las viviendas de aquellos días, 30 años después.
Hubo atrapados, entre ellos Sergio Cuberos, presidente de la Asociación de Polígonos y dueño de Maskom. "Estábamos en nuestra nave, de unos 7.000 metros cuando el agua fue entrando por los inodoros, por la calle Torre del Mar y la calle Malta, por delante y por detrás de la nave”, explicaba al recordar hace unos años aquel trágico episodio.
Unas treinta personas estaban trabajando cuando el nivel del agua comenzó a subir y alcanzó el medio metro. “La gente se subió a la oficina, que estaba en alto, otros se encaramaron a las máquinas, papeles, mercancías, maquinaria, todo se mojó, fue un desastre”, recordaba el empresario.
“No pudimos salir de allí hasta que no nos rescataron esa tarde, hasta que no llegaron con un camión de bomberos y una zodiac”, relataba Cuberos, que también destacaba que hasta la media noche no se pudo evacuar totalmente la nave. “Afortunadamente no sufrimos daños personales pero se pasa mucho miedo, te sientes impotente, no sabes cómo actuar ante algo tan desconocido, nos quedamos sin teléfono porque el cable se cayó, no podíamos comunicarnos con la familia”, sostenía. Al menos, un generador les dio luz hasta última hora y aguantaron como pudieron.
A su alrededor el panorama era dantesco. Todas las calles del Polígono Guadalhorce y Santa Teresa estaban inundadas, el acceso era imposible. “Fue una vivencia de las que no deseo a nadie”, apuntaba el empresario, que tardó un mes en recuperar la normalidad. “Para que los mayoristas no se quedaran sin nuestro servicio nos tuvimos que abastecer de otros proveedores”, indicaba.
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