"Es un diseño económico, útil y sencillo para la noche de los niños"

El ingeniero Stivens Vargas fue quien desarrolló junto a Salvador Merino, profesor de la UMA, el sistema de seguridad que este año incorporarán las carrozas para mantener a los menores alejados de ellas

Celina Clavijo

04 de enero 2014 - 01:00

La muerte de Miguel, de 6 años, arrollado por una carroza en la cabalgata de Reyes de 2013, marcó un antes y un después en la vida de Salvador Merino, profesor de Matemática Aplicada de la Universidad de Málaga. Y es que el destino quiso que presenciara a sólo unos metros de distancia el trágico accidente ocurrido aquella tarde del 5 de enero. Fue entonces cuando sintió que tenía la obligación de aportar sus conocimientos para crear un sistema que ayudara a evitar otra tragedia en las mismas circunstancias. "Propuse a un estudiante de Ingeniería que su proyecto de fin de Máster se relacionara con esta cuestión. Desarrollamos varias ideas; después hicimos un boceto y diversas pruebas mediante sistemas de cálculo para comprobar que cumplía los requisitos y que blindaba todo el perímetro de cada carroza", explicó a este periódico el docente, quien destacó que se basó en un sistema de seguridad "ya existente en otro tipo de vehículos".

Sólo cuatro meses después del atropello mortal, Salvador presentó al Ayuntamiento el proyecto con el que pretendía que ningún menor pudiera introducirse bajo los vehículos que circulan durante la cabalgata. Una propuesta que carecía de interés económico, ya que su cometido, aseguró, era tratar de impedir que se produjera un caso similar al de 2013. "Sólo espero que no vuelva a ocurrir ningún accidente; lo esperamos todos. Esa es la ilusión", manifestó el profesor, convencido de que los padres deben también "extremar las precauciones". Y es que aquella fatídica jornada, recordó Salvador, la cabalgata "se acabó" para él y su familia: "Iba con mis dos hijos y nos retiramos inmediatamente para que no vieran nada. Nos fuimos con el cuerpo cortado. A partir de ahí, empecé a darle vueltas y nos pusimos a trabajar en la idea".

El objetivo del sistema de protección, que queda a unos 15 centímetros del suelo, se basa en mantener a los menores alejados de las carrozas, puesto que propicia que los caramelos que caen sobre el dispositivo reboten fuera de la zona de peligro. El diseño final del dispositivo ha sido, según el profesor, "obra del Ayuntamiento", que lo ha adaptado conforme a las "peculiaridades de cada carroza". Los ensayos se llevaron a cabo mediante un sistema numérico por computadora, que simulan, detalló, métodos de cálculo y figuran "esfuerzos, deformaciones y golpes".

Stivens Vargas Londoño, de 24 años, fue el estudiante junto al que el matemático dio forma al proyecto. "Pensamos en un diseño económico, flexible y fácil de aplicar. Estamos muy orgullosos de que se haya podido poner en marcha. Nos hemos ofrecido para seguir mejorando ese mismo sistema", afirmó el joven, natural de Colombia y licenciado en Ingeniería Técnica Industrial.

Ilusionado por tener la posibilidad de hacer "algo útil que sirva para solucionar un problema en una noche tan especial para los niños", reconoció que no fue fácil, puesto que su intención es que el sistema estuviera listo lo antes posible, algo que tanto a él como a su director les ha supuesto "muchas horas y esfuerzo". La idea sorprendió al resto de profesores de la Escuela Politécnica Superior, que consideran que puede resultar "muy efectiva".

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