La madre de un niño con distrofia muscular exige la adaptación del centro educativo

Encarna Jerez Estepona

11 de septiembre 2014 - 01:00

El hijo de Tamara Jiménez tiene 9 años y distrofia muscular. Se mueve gracias a una silla de ruedas y llega al colegio en transporte público adaptado a sus necesidades. Otra historia es volver a casa. Según explica Tamara, su hijo acude al comedor, por lo que sale de clase a las 15:00 pero el último autobús recoge a los niños a las 14:00.

La delicada situación familiar le hace muy complicado tener que gastar gasolina a diario para recorrer los kilómetros que separan la casa, en la urbanización Hacienda Beach de Estepona, del colegio Ramón Lagos de la barriada de Cancelada.

Precisamente la mala situación económica también se ve aliviada gracias al comedor escolar al que acuden sus hijos, por lo que asegura no puede permitirse quitar los niños de este servicio. Por el pequeño, con un 86 % de discapacidad, tiene una ayuda de 268 euros.

Al margen del traslado hasta el centro Tamara asegura que los problemas dentro de éste. Según señala se ha construido una rampa para permitirle el acceso al baño, "pero es demasiado estrecha y no puede pasar con su silla".

Del mismo modo los pupitres "son muy bajos de manera que la palanca con la que maneja la silla no cabe debajo y su silla queda muy retirada de la mesa tanto en la clase como en el comedor".

Según explica Jiménez, "la persona que se encarga de él en el colegio debe estar todo el día cogiéndolo en brazos para pasarlo a la silla del aula, al comedor, al baño… Con las consiguientes molestias ya que él lleva un corsé que al moverlo le da pellizcos en las piernas".

Desde la delegación provincial de Educación la responsable de esta área, Patricia Alba, se comprometió a estudiar el caso si bien señaló que le extrañaba que la rampa construida no cumpliera con los criterios mínimos de accesibilidad establecidos por ley.

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