El dron malagueño que busca calor en los volcanes extinguidos de la Antártida

El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) usa aviones no tripulados de ATyges

La firma ubicada en el Parque Tecnológico cumple más de una década y ronda el millón y medio de facturación

Málaga es la cuarta ciudad de España que más emplea en innovación

Científicos junto al dron de ATyges en la Antártida / M.H.

Temperatura negativa durante todo el año y más de un centenar de volcanes. El contraste de la geografía de la Antártida, donde las aves van andando y los robots, volando. Son drones malagueños. Aparatos con la última tecnología made in Málaga encargados de rastrear los últimos focos de calor en la actividad subterránea del polo más austral del planeta. "Ese dron como tal no existía", afirma Federico Alva. Es cofundador de la firma encargada de suministrar este avión no tripulado, uno de los más complejos y encargo específico del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los aparatos diseñados y fabricados por ATyges, ubicada en Málaga TechPark, colaboran en una misión del CSIC en la que también está involucrado personal del Ejército de Tierra. "Sobre el mismo dron se integran sensores capaces de medir los gases que componen la atmósfera o recoger muestras de agua", explica Alva a Málaga Hoy. La complejidad del VTOL, nombre que recibe este tipo concreto dron, reside en que es una aparato con forma de avión, pero con la particularidad de poder aterrizar y despegar en vertical –"no hay pista en la Antártida"– y su capacidad de "volar durante mucho tiempo".

El VTOL con aterrizaje y despegue vertical en la Antártida. / M.H.

Cazo robótico para detectar amianto

La iniciativa malagueña que sobrevuela la Antártida también incluye tecnología para hacer "levantamientos técnicos de fotometría con cámaras visuales y técnicas". Esta estudia variables como la deformación del terreno, que, unida a la información de gases detectadas por los sensores, permiten estudiar la antigua actividad volcánica de la zona. "Ya no impresiona que una máquina vuele, sino que, como ingenieros, buscamos que haga cosas y que sea efectivo en el entorno en el que se maneja", reflexiona el cofundador de ATyges, que llega a comercializar aparatos por valor de 300.000 euros, "pero no por el dron en sí, sino por la tecnología que integra".

Una tecnología que viene a consolidarse. "Es un tema de sentido común: estas máquinas son capaces de hacer una serie de actividades que son tediosas, nocivas o peligrosas y que el ser humano está robotizando en la medida de lo posible", argumenta Alva, quien también enumera otros de los proyectos en los que sus drones están involucrados. "Hemos diseñado uno con un cazo robótico para detectar agentes cancerígenos como el amianto", explica Alva, quien insiste en la personalización de sus productos. "Además de un catálogo de drones comerciales, nos dedicamos principalmente al diseño ad-hoc".

Federico Alva (segundo por la izquierda) mostrando el aparato a autoridades. / M.H.

Decana de la aviación no tripulada

Nacida en 2011 y con una facturación anual en torno al millón y medio de euros, es una de las decanas de la aviación no tripulada en España y la pionera en Málaga. "Comenzamos a fabricar la tecnología porque no había drones comerciales, solo se conocían a nivel militar y poco más", expresa a este periódico. La realidad es que la motivación de su fundación hace más de una década radicó en usar esta ingeniería para realizar seguimientos en el sector de la construcción. "Pronto empezaron a consultarnos constructoras para adquirir la tecnología que usábamos". Sando y Ferrovial fueron los primeros clientes con aparato personalizado.

Desdes entonces, ATyges, aunque mantenga en su catálogo vehículos áereos no tripulados comerciales, centra parte de su actividad en el I+D+i con proyectos de ingeniería con clientes como la Armada Española. "Trabajamos con la rama civil del ejército en el reconocimiento de perfiles de costas o del fondo marino", puntualiza Federico Alva. El diseño del software de estos drones está íntegramente realizado por ATyges y numerosos componentes que se integran en su sede en Málaga para fabricar el producto final también están manufacturados por empresas del propio Parque Tecnológico de Andalucía.

Desde la tecnolópolis malagueña, han exportado drones a países como Colombia, Chile o Ecuador. "Hemos estado muy posicionados en Latinoamérica, ahora es más difícil porque estas máquinas ya se están fabricando allí", describe. En el mercado asiático, con Japón o Indica como principales destinos, se comportan con más dinamismo los programas informáticos que también provee ATyges. "Somos capaces de mejorar un dron a través de un software específico y aportar una solución a cualquier carencia que se plantee", sentencia. La solución a muchos enigmas congelados en la Antártida está más cerca con la inclusión en la ciencia de drones de alta tecnología, un mercado en erupción con sello malagueño.

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