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La subida del precio de la vivienda en Málaga está lejos de relajarse. Así lo entienden desde el Colegio de Economistas de Málaga, que ha presentado este miércoles su Barómetro Económico de la provincia correspondiente al segundo trimestre del año. "Ni siquiera vemos visos de estabilización", ha sentenciado Javier Font, director de Servicios de Estudio de esta institución. "No hay suficiente oferta para la gran demanda que hay", ha argumentado Manuel Méndez, decano del Colegio.
El desembolso para adquirir una vivienda en la provincia ha alcanzado su máximo histórico y en algunas zonas roza los 4.000 euros por metro cuadrado, lo que se traduce en una inversión que supera los 300.000 euros para un piso estándar de unos 80 metros cuadrados. Un escenario que no aspira a cambiar su decorado en, al menos, unos "dos o tres años". "Tiene difícil solución a corto plazo por el poco suelo disponible y porque la oferta tarda en mostrar su producto acabado", ha explicado Antonio Pedraza, vicedecano del Colegio de Economistas de Málaga.
Una situación que desde la institución observan que "va a condicionar el crecimiento de las empresas y, por ende, el crecimiento económico" de Málaga. Sobre todo por el alojamiento de la mano de obra de las empresas de la capital y provincia. En cualquier caso, las previsiones del Colegio es que la provincia termine el año con un incremento de su economía del 2,8%, un punto porcentual más que la estimación para la región andaluza al completo y una décima inferior a los cálculos a nivel nacional.
Fruto de ese encarecimiento del precio de la vivienda, la población se está desplazando a zonas más asequibles del área metropolitana de la capital. En este sentido, a la falta de soluciones habitacionales en la provincia se le une la problemática de la movilidad. "Hay muchas intenciones, pero todavía nada sólido", ha lamentado Pedraza en relación a la "necesaria" mejora o impulso de infraestructuras en la provincia, entre las que se encuentra el deseado tren litoral.
"Si la población va a vivir en zonas periféricas, necesitamos infraestructuras que favorezcan el desplazamiento diario de trabajadores", ha puntualizado Font. Además, desde el Colegio de Economistas de Málaga suman un tercer reto que condiciona la economía malagueña: la sequía –los pantanos de Málaga encaran el peor inicio de otoño desde 2008–. "No podemos estar siempre mirando al cielo", ha alertado Font. "Se está trabajando en el tratamiento de agua, pero estamos lejos de los proyectos de la desaladora, la de la Axarquía se espera para 2027 ó 2028".
Por ello, los tres representantes del Colegio de Economistas de Málaga que han presentado el barómetro del segundo trimestre coinciden: "Vamos muy tarde". De momento, el impulso del turismo –en torno al 75% de la economía malagueña depende de esta actividad– está apuntalando el dinamismo malagueño, aunque desde la institución también han puesto el acento en ese "desequilibrio": "Nuestro crecimiento puede ser efímero porque nos estamos basando en el sector servicios".
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