El ‘efecto Pablo Ráez’ se diluye y cae la donación de médula ósea

l El programa andaluz se planteaba lograr de 4.000 a 7000 donantes y apenas se acerca a los 2.000 en lo que va de año

Instan, sobre todo a los jóvenes, a sumarse para salvar vidas

El mejor homenaje a Pablo

Personas en el Centro de Transfusión para hacerse donantes tras la muerte de Pablo Ráez, en febrero de 2017.
Personas en el Centro de Transfusión para hacerse donantes tras la muerte de Pablo Ráez, en febrero de 2017. / Javier Albiñana

Málaga/A Pablo Ráez le hicieron muchos homenajes y le dedicaron un bulevar en Marbella. Incluso logró uno de los tributos que seguramente más le satisfarían: miles de personas se hicieron donantes de médula ósea coincidiendo con la campaña que lanzó a través de las redes sociales a favor de la donación cuando una leucemia le iba arrebatando la vida. Pero ese homenaje se va perdiendo con el paso del tiempo. El llamado efecto Ráez se diluye y la donación de médula ósea cae en picado.

Frente a los 34.000 nuevos donantes que se lograron en Andalucía durante aquel boom de solidaridad movido por el joven marbellí que murió el 25 de febrero de 2017, el Programa de Donación de Médula Ósea de Andalucía se había planteado el reto de conseguir una horquilla de 4.000 a 7.000 en 2022. Sin embargo, en lo que va de año no se han alcanzado aún los 2.000 nuevos donantes.

“No es ni la mitad de lo que esperábamos. Que entonces lográramos 34.000 no fue normal... Fue una explosión a consecuencia de la campaña que Pablo hizo a través de las redes sociales. Pero ahora estamos por debajo de lo esperado”, comenta el responsable del Programa, Sergio Fernández.

El facultativo insta a mantener vivo su legado y a que la gente done. En la Red Española de Donantes de Médula Ósea (Redmo) hay medio millón de inscritos y 40 millones en la mundial. “No es una urgencia, porque se encuentran donantes compatibles; pero los donantes envejecen y enferman y no se puede vivir de rentas. Hay que renovar la red con gente joven”, sostiene.

Además de que el efecto Ráez se va diluyendo, también ha influido de forma negativa el parón que impuso la pandemia. Para colmo, antes podían donar las personas desde los 18 a los 55 años. Pero ahora el límite se fija en los 40 años porque una médula de donante joven es de mayor calidad y es más eficaz a la hora de curar. Estas células (progenitores hematopoyéticos) se utilizan en los trasplantes de médula ósea para tratar leucemias, mielomas y algunos linfomas, entre otras patologías.

Así que entre la pandemia, un criterio más restrictivo de selección de donantes y el olvido progresivo del mensaje de Pablo Ráez, a casi seis años de su muerte, “las cifras de nuevos donantes están bajo mínimos”. Pero Fernández hace un matiz muy importante: “Hace falta que sean donantes plenamente convencidos”. La razón de este llamamiento es doble. Por un lado, porque si en el último momento un donante se echa atrás, le hace perder al enfermo un tiempo precioso que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Por otro, porque cuando una persona manifiesta su intención de donar médula se hace un trabajo de laboratorio y de papeleo que sería en vano si finalmente se arrepiente.

A diferencia de un donante de sangre, que dona en ese momento; uno de médula ósea en realidad manifiesta su deseo de ser donante, pero quizás no done nunca (si ningún enfermo que lo necesite es compatible) o done 20 años después (cuando aparezca un paciente que lo requiera).

En el momento en el que una persona pone de manifiesto su decisión de donar médula ósea, bien en el Centro de Transfusión, Tejidos y Células (CTTC) o en sus unidades móviles, se le abre una ficha que –previo tipaje del donante tras una analítica de sangre– se incorpora a Redmo. Ese tipaje es el que permite conocer la compatibilidad de un donante para tratar a un enfermo.

Fernández recuerda que “los registros son nacionales, pero las búsquedas son internacionales”. Dado que los registros de cada país están interconectados, cuando un paciente de Málaga necesita un trasplante de médula ósea puede recibirla de un donante de Australia, Estados Unidos o Granada. Y, a la inversa: un donante malagueño puede acabar salvando la vida de un enfermo en las antípodas.

El Centro de Transfusión de Málaga no sólo se encarga del tipaje de los donantes de esta provincia. También realiza el de la sangre procedente de donantes de toda Andalucía, parte de Castilla-La Mancha y Asturias. Tras desgranar todos estos detalles, a modo de conclusión, Fernández insiste en el llamamiento a la donación de médula ósea porque recuerda que “a mayor número de posibles donantes, más probabilidades” tiene un paciente que lo necesite de encontrar uno compatible para salvar su vida.

Para ser donante hay que tener entre 18 y 40 años y estar sano

Para donar médula ósea hay que tener entre 18 y 40 años y estar sano. Básicamente son los mismos requisitos que para ser donante de sangre, aunque en el primer caso el límite se estipula a una edad más temprana para que la médula –cuyas células tienen que generar otra nueva para curar a un enfermo– sea de la máxima calidad posible, asegurando así más posibilidades de éxito en el tratamiento.

El perfil ideal es el de un varón joven. El responsable del Programa de Donación de Médula Ósea de Andalucía, Sergio Fernández, aclara que también son válidas las donantes. Pero ocurre que algunas mujeres, durante el embarazo desarrollan anticuerpos frente al feto que luego en un trasplante pueden causar interacciones y complicarlo. Para hacerse donante de médula ósea basta con dirigirse al Centro de Transfusión, Tejidos y Células (CTTC), ubicado en el Hospital Civil. Otra alternativa es contactar con las unidades móviles que despliega el CTTC a través de la provincia en sus campañas de donación de sangre y hemoderivados.

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