Dos electricistas de Nerja voluntarios en Valencia: "Faltan muchas manos, es una desgracia enorme"
Partieron desde la localidad axárquica para ayudar en una furgoneta cargada con 3.500 kilos de comida
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"No podíamos hacer otra cosa". Es la respuesta, cargada de no menos sinceridad que cansancio tras unos días frenéticos, que aportan al otro lado de la línea telefónica Iván Franco y José Antonio Chaparro, dos primos electricistas de Nerja que tras ver las imágenes de lo sucedido en Valencia, como tantos ciudadanos de toda España, no dudaron en montarse en su furgoneta e ir para allá. Llegaron el pasado sábado. Desde entonces, son pocas las tareas, además de para la que realmente fueron, a las que no se hayan prestado: han retirado barro, repartido paquetes de comida, realizado labores de fontanería... Porque al final, cuentan, han ido a echar un cable. Nunca mejor dicho.
"Todo está mojado. La gente no tiene electricidad, ni un enchufe. Nuestro objetivo es reenganchar las casas para que por lo menos puedan conectar lo que necesiten: un simple electrodoméstico", cosa que no es viable todo el tiempo; de ahí que realicen otras labores de apoyo. "Cuando no podemos hacerlo, ayudamos en otra cosa. Hasta la fecha lo hemos conseguido en unas 15 viviendas. Estamos así desde las seis de la mañana hasta las once de la noche. Faltan muchas manos. Esto es una desgracia enorme", lamentan.
Al enterarse de lo sucedido, recuerdan, lo primero que hicieron fue hacer un llamamiento en una emisora de radio local para tratar de llenar su furgoneta de víveres y que el viaje resultase doblemente provechoso. "Realizamos una recolecta exprés: en cuatro o cinco horas logramos 3.500 kilos de comida". No obstante, antes de partir tendrían que hacer frente a ciertas reticencias familiares, algo harto comprensible dada la situación de máximo peligro e incertidumbre. "Nos decían que estábamos locos, que a dónde íbamos, que tuviéramos muchísimo cuidado... Para nosotros era una decisión que no tenía marcha atrás", reconoce Chaparro.
¿Pero qué lleva a dos nerjeños a bajar las persianas de sus comercios y plantarse a casi 600 kilómetros de sus casas en plena catástrofe? La respuesta, una vez más, la tienen clara. "La humanidad, no ha habido otro motivo". "Cuando la gente escucha nuestro acento nos pregunta de dónde venimos. Con el simple hecho de decir que somos de Málaga muchos rompen a llorar y nos dan las gracias, incluso nos ofrecen sus casas para quedarnos a dormir. En mitad de la desgracia se ve lo maravillosa que pueden llegar a ser las personas", cuentan estos dos primos, que se pasean por las calles con sus camisetas pintadas a bolígrafo indicando que son electricistas, por si alguien los requiere. También han colocado carteles con su número de teléfono. Y colaboran, como el resto de voluntarios, con los efectivos de Policía Nacional o Cruz Roja desplegados en la zona.
Hasta la fecha han centrado sus esfuerzos tanto en Aldaya, donde acudieron en un principio y encontraron un escenario menos difícil; como en Paiporta, a la que pusieron rumbo tras enterarse de que podían ser más necesarios, puesto que la DANA desplegó aquí su poder con especial virulencia, dejando también imágenes para el recuerdo en el plano político e institucional con las visitas del Rey, el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat valenciana. "Los accesos están tan complicados que tuvimos prácticamente que colarnos tras un convoy que venía de Sevilla", comenta Franco antes de añadir que todavía queda mucho por hacer, además de daños materiales y pérdidas humanas por contabilizar. "Tiene que haber mucho más", opina.
Tras tres días agotadores, todavía no tienen del todo decidido cuando volverán a Nerja para retomar la actividad en sus empresas o tomar un merecido descanso. Lo que sí tienen claro es que los signos de agotamiento en forma de "dolor de pies", en el caso de Franco; y una especie de tendinitis en el brazo que se expande al pecho haciendo difícil respirar", en el caso de Chaparro, no les van a detener sin antes cumplir su misión. Porque, hay que recordar, han ido a echar un cable. Signifique lo que signifique la expresión.
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