Enrique Navarro, catedrático experto en turistificación de la UMA: "En Málaga no hay turismofobia"
El profesor afirma que si se eliminasen mañana las viviendas vacacionales no se solucionaría el problema habitacional
Aboga por aumentar la "derrama social", el porcentaje de ingresos del sector que se dedican a mejorar la vida de los ciudadanos
La prensa inglesa ve turismofobia en la manifestación por la vivienda en Málaga
Enrique Navarro Jurado es catedrático y experto en los procesos de turistificación en la Universidad de Málaga y director del Instituto Andaluz de Investigación e Innovación en Turismo (Iatur). Atiende a Málaga Hoy días después de la manifestación que el fin de semana reclamaba soluciones al problema habitacional de la ciudad y lo ligaba al fenómeno turístico. Este profesor niega, por una parte, que haya turismofobia en la capital o la provincia; pero también recuerda que si mañana se prohibiese la vivienda de alquiler vacacional no se solucionaría todo lo demás. Hay más factores que presionan y aristas que estudiar.
Pregunta.Este fin de semana hubo una manifestación con en torno a 15.000 personas en torno a la vivienda y a la turistificación. Parece que algo se está moviendo.
Respuesta.Cuando la gente sale a la calle algo pasa. Y en una manifestación así lo que ha habido es un efecto llamada por la problemática que se está generando. Quizás porque la sociedad no está viendo una respuesta clara de la administración pública, de ninguna. Quizás con una respuesta el conflicto no hubiera sido para tanto. Por otro lado esa respuesta es compleja porque no depende solamente del factor turístico, sino depende de otros factores.
P.Lo cierto es que en ocho años hemos pasado de 800 viviendas turísticas a más de 12.000 en la ciudad según los registros oficiales de la Junta.
R.La presión obviamente está en ascenso de una manera exponencial. Esa es una de las problemáticas que tiene Málaga en comparación con otros lugares, la implantación ha sido muy rápida y muy importante. También el fenómeno, en parte, es imparable en el sentido de que, en el contexto de mercado, no se puede parar si no hay limitación administrativa. Y las respuestas de las administraciones están siendo un poco más lentas de lo que se podría plantear. Otros ayuntamientos y otras comunidades han intentado plantear soluciones antes de la pandemia, por ejemplo, los reglamentos que plantea San Sebastián, Bilbao o Valencia. Ellos reaccionaron en parte antes de la pandemia. Incluso hasta Sevilla ha reaccionado hace poco tiempo. El fenómeno es muy importante y es difícil atajarlo.
P.Es difícil de atajar, pero la administración puede limitar.
R.Sí, pero el efecto no es inmediato. En Nueva York se han prohibido en parte las viviendas o se ha imposibilitado las viviendas en corta temporada y eso no ha supuesto que automáticamente se arreglen todos sus problemas. Porque la vivienda es un factor, no el único y porque el efecto no es cortarlo hoy y mañana se arregla. Hay que esperar un tiempo que no sabemos si es un año, dos años, tres años o cuatro años. El problema es que no reaccionar a tiempo hace que siga creciendo la vivienda turística y que el problema sea mayor.
P.No reaccionamos a tiempo pero, ¿qué se puede hacer ahora? ¿Qué medidas plantean en otros lugares que son efectivas?
R.Nosotros siempre hablamos de medidas blandas y duras. Las blandas son de información, de sensibilización. Hemos planteado un Observatorio de Vivienda, un buzón de quejas, reacción más rápida de la policía ante los ruidos. Se puede negociar con la Asociación de Vivienda un código de buenas prácticas. No es tanto volver a mirar el fenómeno, sino tener herramientas de concertación con los vecinos, con la hostelería e intentar llegar a acuerdos. El diálogo es complicado porque las partes tienen intereses muy contrapuestos.
R.Después tendríamos medidas más duras. Medidas más restrictivas. Como zonas tensionadas donde no se pueda crecer hasta cierto punto. Lo que ha hecho, por ejemplo, Sevilla o Bilbao. En turismo y en los fenómenos sociales hay que tener en cuenta que si quiero descongestionar el centro, y lo que hago es dispersar la actividad en otros barrios, no implica que donde vaya esa descongestión no cree problemas posteriormente. Se puede generar el conflicto meses o años más tarde. Hay que estar vigilando.
R.También hay que hacer ver que se está haciendo algo, que la policía actúa, que se llegan a acuerdos. Se está instalando en el imaginario de la ciudadanía una verdad parcial, que es que las viviendas turísticas tienen toda la culpa y que si las prohibimos arreglamos el problema. Eso no es cierto. Al igual que en el imaginario la tasa turística arregla los problemas y no es así. La tasa turística es un impuesto más que se tiene que dedicar a distintas cuestiones para arreglar los conflictos. En Barcelona ha servido mucho tiempo para hacer más promoción turística, para eso no nos sirve si estamos intentando evitar un problema. Si invertimos el dinero de la tasa turística en intentar dirimir esos conflictos algo ayudará.
P.Entonces, si mañana prohibimos la toda la vivienda turística no arreglamos nada.
R.No, porque la inercia de la demanda es venir a ciertos destinos. Y el crecimiento que está teniendo en Málaga y muchos destinos es muy grande.
P.Datos del INE reflejan que siete de cada diez viviendas de La Merced son turísticas. ¿Es una zona que ya se ha perdido?
R.Son más difíciles de recuperar porque las leyes no tienen carácter retroactivo. Por eso no se soluciona el problema si prohibimos mañana la vivienda turística, de ahí que tengamos que reaccionar ahora. Sólo podemos hacer medidas blandas y esperar que, si no hay más crecimiento de viviendas turísticas, la convivencia sea mucho mejor. Y no va a solucionar el alquiler.
P.Miramos mucho al Centro, pero en los barrios también se nota la turistificación.
R.Hace poco publicamos un artículo hablando de cómo la vivienda turística se extendía como una mancha de aceite, un fenómeno se da en el centro, pero el centro irradia después posteriormente a otros barrios. Si en el Centro ya no puedo alquilar, me voy a la otra corona urbana. Primero a los barrios periféricos del centro urbano y después a otros barrios. Hay algunos barrios que pueden resistir más porque su nivel económico sea mayor y hay otros barrios que van a resistir menos. El Ayuntamiento de Málaga ha prohibido ahora las viviviendas turísticas que no tengan entrada independiente. Esto invalida los pisos en un bloque, pero deja los locales porque tienen entrada independiente. Entonces puede que en un futuro sean los locales los que vayan teniendo una mayor inflación en su precio.
P.Después de la manifestación no tardaron las reacciones políticas y parece que no hay una solución única y clara.
R.Bueno, es una pena que se encone porque al final los ciudadanos lo que quieren, lo que queremos es que se arreglen los conflictos. Penosamente, si se ancla en una polarización política no se vayan solucionando los problemas. Es importante saber que esto no es un problema sólo de la escala local, aunque en parte sí tiene herramientas para evitarlo. Es justo decir que la responsabilidad es compartida.
P.¿Hay turismofobia en la ciudad?
R.No se percibe una turismofobia en Málaga. Sí es verdad que hay algunas personas, minoritarias, que tienen ese elemento de odio al turismo. Pero, en general lo que se percibe es cómo mejorar el modelo turístico. Incluso en la manifestación del otro día hubo gente que increpaba a los turistas y otros les decían que ellos no son los culpables. Aquí vivimos del turismo y no queremos destruir el turismo, queremos que tenga una derrama económica mayor y un imaginario mejor. En ese sentido hay una cosa muy clara, unos investigadores de Alicante publicaron un artículo antes de la pandemia y tienen clarísimo que la turismofobia es una cuestión de ideología.
P.Hablando del modelo, ¿cuál es el techo, cuando todos los veranos destacamos que ha sido récord? Este fin de semana hubo un vuelo casa menos de tres minutos.
R.Hay una cuestión muy clara si queremos crear destinos sostenibles hay que limitar en el crecimiento. El crecimiento sostenible es un oxímoron. No existe, es imposible crecer indefinidamente sosteniblemente. Y para eso necesitamos límites. Y los límites a veces están en la capacidad de alojamiento hotelera, en la capacidad de alojamiento en vivienda y en la urbanización. Las soluciones tienen que ser integrales en ese sentido y deberíamos repensar la capacidad de carga que tienen los litorales, porque sin límite no hay sostenibilidad. Eso lo sabemos desde hace más de 30 años. Respecto a los datos, no es lo mismo la llegada y las pernoctaciones que el impacto económico que el gasto por turista. Hay que buscar el gasto, el impacto y la derrama económica con la idea de que la ciudadanía vea que esos números le están llegando a ellos. De nada sirve decirle que cada vez vamos mejor cuando perjiden una parte de la ciudadanía que no vamos mejor. Como dice un amigo mío de Cancún, ¿para qué queremos turismo si no es para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos?
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