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Estafados con bitcoin en Málaga: un jubilado pide volver a trabajar tras perder sus ahorros en una inversión falsa
La Policía ya investiga una denuncia al día por fraudes con criptomonedas, que dejan un perjuicio promedio de 20.000 euros
Capturan en Marbella a uno de los mayores estafadores de criptomonedas de Europa
Bitcoin vuelve a apuntar al hito psicológico de los 100.000 dólares. El precio, en máximos históricos, se disparó con la elección del republicano Donald Trump, cuya victoria ya auguraba un punto de inflexión en la cotización. Los estafadores no pierden comba y se abren hueco en un negocio que tiene como telón de fondo los llamados ‘chiringuitos financieros’. La promesa: ganancias inmediatas con inversiones envenenadas a una alta rentabilidad. Una vez aceptan, tienen informadas a sus víctimas de cómo sus acciones suben (de manera ficticia) su valor para así hacerles creer que los beneficios son reales. El engaño a los afortunados elegidos ya deja en Málaga una denuncia diaria ante la Policía Nacional, con un perjuicio económico medio de 20.000 euros. Un fraude que tiene, por lo general, a personas mayores que buscan “incrementar su patrimonio más allá de los recursos financieros tradicionales”. “Hay que alertar de este problema; no son casos aislados”, advierte en una entrevista con este periódico Isidro Almendros, inspector jefe del Grupo II de Delitos Informáticos de la Comisaría de Málaga.
El proceso de captación comenzaba con una primera toma de contacto. A través de ingeniería informática, los delincuentes hacen creer a los afectados que su dinero crece de forma exponencial. Lo hacen, en algunos casos, instalando programas en sus ordenadores que muestran un falso aumento de las divisas. En el Twitter de Elon Musk, ahora X, las estafas con monedas virtuales han encontrado el caldo de cultivo perfecto para proliferar. Pero también en otras plataformas como Facebook, Telegram o Instagram los ciberdelincuentes anuncian oportunidades de negocio a las que pocos podrían resistirse. El cebo es una modesta inversión inicial en criptomonedas de 250 euros. Una oferta disponible solo por tiempo limitado. “Captan a las víctimas con una pequeña cantidad y, después, les dicen que han obtenido un beneficio económico de 1.000 euros. Luego, acaban haciéndose con el control del dispositivo de la víctima”, asegura el responsable policial, que lanza un mensaje claro: el dinero perdido, en la mayoría de los casos, es irrecuperable.
Han barrido sus ahorros, pero la pesadilla aún no ha terminado. Cuando los damnificados descubren la artimaña, un despacho de abogados contacta con ellos para, supuestamente, ayudarlos en el desaguisado. Es la última fase del engaño. “Sabemos que ha sido víctima de una estafa de 50.000 euros. No se preocupe, que por 25.000 recuperamos todo su dinero”, apostillan los ciberdelincuentes. Es una nueva trampa, conocida como Recovery Room (sala de recuperación). “Saben que los han exprimido al máximo y vuelven a contactar con ellos para hacer que caigan de nuevo”, remacha el inspector Almendros, impresionado, reconoce, por la “falta de ética” de estos timadores, que actúan a sabiendas de que “pueden dejar a una persona en una situación económica muy precaria”. Y “no tienen límites”.
Los afectados acaban sucumbiendo a pedir préstamos personales, dejando así “su dinero y el control de su economía en manos de personas a las que no conocen de nada”. “Es como si diéramos la llave de entrada en mi casa. Con algunos casi se nos saltan las lágrimas”, añade Juan Luis, uno de los efectivos del grupo de Delitos Económicos, que también se ocupa de investigar el galimatías de webs, dominios, plataformas y nombres detrás de las estafas a miles de personas con ofertas de inversiones en mercados de divisas, criptomonedas, materias primas y otros productos financieros.
En este caso, los hackers, para lograr sus objetivos, emplean técnicas “muy agresivas” de manipulación psicológica. Es uno de los timos que más preocupa porque las cantidades defraudadas son elevadas. “Los más cautelosos desembolsan no más de 2.000 euros, según su economía, pero hemos visto pérdidas de hasta 230.000, todos los ahorros de una vida”, resalta el policía.
Detrás del engaño se esconden ciberdelincuentes cada vez más preparados que buscan en redes sociales a víctimas potenciales con solvencia financiera y cierto nivel cultural, aunque con escaso dominio de las nuevas tecnologías y, menos aún, del negocio de las criptomonedas. De los ejemplos más llamativos la Policía resalta el de un jubilado que, arruinado, tuvo que pedir su reincorporación al Ministerio de Educación porque había invertido “todos sus ahorros, toda su pensión” en inversiones ficticias. “Solicitó con urgencia volver a su puesto de trabajo y se lo han permitido. Ahora tiene de nuevo su nómina”, precisa Juan Luis.
El engaño se consuma en poco tiempo para evitar que la víctima “no se haga preguntas” sobre el destino de su capital. “Es un proceso que ocurre en cuestión de días, pero depende de hasta dónde cada persona quiera llegar; algunas han durado meses”, detalla el investigador. Los policías, al respecto, piden sentido común y nunca olvidar que “nadie da duro a cuatro pesetas”: “Si nos ofrecen una rentabilidad mensual del 10% que duplica o triplica la inversión inicial algo no va bien”. Son estafadores, alerta la Policía, “sin sangre en las venas”, capaces de aprovecharse de las debilidades. Otro de los perjudicados fue un enfermo que necesitaba una medicación costosa. “Necesitaba una gran cantidad de dinero para la enfermedad (rara) que tenía. Se lo había contado a los brókers”, recuerda el policía. Ese exceso de confianza le supuso no solo quedarse en banca rota, sino que además le ocasionó daños colaterales. “Tuvo problemas en su entorno familiar. Los afectados se sienten engañados, avergonzados”, manifiesta. Y de ahí que no todos quieran denunciar. No lo hacen “por por vergüenza”. Hay quien pide a la Policía que su familia no sepa nada. El perjuicio es doble, “patrimonial y emocional”.
Hay bastantes argumentos de peso para creer que el dinero virtual será el protagonista del futuro. Los hay, de hecho, que han amasado fortunas gracias a inversiones en Bitcoin; mientras que otros han perdido grandes capitales. En 2017, el precio de esta moneda digital llegó a multiplicarse por 20 entre principios de año y mediados de diciembre, desde los 1.000 a los 20.000 dólares. Aquella pizzería que en 2010 ingresó 10.000 bitcoins por la venta de dos productos, en lo que fue la primera transacción de la historia de la moneda, habría llegado a tener 200 millones.
Tras su auge, las organizaciones han extendido sus tentáculos, con ‘call centers’ por Europa. Pero, ¿desde dónde operan estas redes criminales? “Ellos conocen el sistema y los mecanismos de ocultación para que no podamos identificarlos, pero los hemos detectado en países como Ucrania. En un mundo globalizado, el delito se puede cometer desde cualquier sitio”, afirma el inspector Almendros. Una plataforma genera una interfaz que simula un bróker. “La simulación es perfecta”, dice el jefe policial. Los inversores acaban siendo convencidos de que han obtenido un “rendimiento muy alto” de su dinero, que una vez pasa a criptomoneda “se fragmenta y se envía a distintas billeteras y se vuelve a fragmentar”. “Es muy difícil trazar el rastro total porque son muchas las transacciones. Tenemos herramientas muy potentes y conseguimos dar con ellos –los autores–, pero es bastante complicado”, describe el inspector.
Así cayó Niek, el 'gurú' digital de las criptomonedas en Marbella
Con tan solo 24 años, Niek K. se había convertido en uno de los mejores estafadores digitales de Europa. Contaba con el apoyo de sus padres y de las redes sociales, que empleaba como escaparate para captar a sus víctimas, en su mayoría, mafiosos que no dudarían en apretar el gatillo si lo tuvieran enfrente. Por eso, posiblemente, decidió esconderse en lujosas villas de la ciudad marbellí; también para blanquear dinero sin levantar demasiadas sospechas.
Es la historia de un gurú digital de origen neerlandés que nació y creció en la ciudad de Nimega. A pesar de su juventud, dominaba a la perfección la tecnología blockchain, utilizaba “monederos fríos” y protegía la palabra “semilla”. Su especialidad era el Over The Counter (OTC): compra-venta directa de grandes cantidades de criptomonedas por dólares o euros al margen de los intercambios tradicionales.
Sus clientes accedían a realizar, primero, una transferencia con una cantidad baja de monedas virtuales. El sospechoso, respondía de acuerdo con el trato. En las siguientes, aumentaban la cuantía. Pero, el investigado ya no efectuaba ningún envío de moneda corriente. El patrimonio que llegó a adquirir en criptomonedas ascendía a los 13 millones de dólares cuando fue capturado por la Policía; hoy, equivalen a 20 millones, aseguran desde la Sección de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Policía Nacional de Málaga, liderada por el inspector jefe Andrés Román.
Aunque se movía solo, extremaba las precauciones para no ser descubierto, principalmente, por los narcotraficantes a los que robaba. Es por ello que se mudaba de chalé cada quince días; todos ellos alquilados. A su propiedad, tan solo tenía un modesto piso en Mijas. Los investigadores desconocen el momento en el que decidió mudarse a Marbella, concretamente a la zona de Nueva Andalucía, donde pasaba desapercibido entre la comunidad internacional asentada en la zona y su elevado tren de vida no levantaba sospechas. “Al final y al cabo los delincuentes también son personas y quieren disfrutar tanto del dinero como de una buena vida, y qué mejor que en una ciudad en la que nunca es invierno”, apuntaba el inspector jefe en una entrevista. El día de su detención, el pasado 12 de diciembre, Niek K. se encontraba en una de estas villas de alto standing: unos 300 metros cuadrados, varias plantas, piscinas interior y exterior, gimnasio y hasta habitación del pánico. Fue sorprendido con una joven de compañía y resultó detenido por su presunta responsabilidad en delitos contra el patrimonio.
Las autoridades holandesas le seguían la pista desde hacía tiempo e informaron hace poco más de seis meses a agentes de la Policía Nacional de que se ocultaba en España con el objetivo de blanquear el dinero que obtenía de manera fraudulenta. Las primeras pesquisas se centraron en localizar a sus progenitores, quienes colaboraron en el encubrimiento de los beneficios.
Los investigadores llevaron a cabo un registro en Países Bajos, en el que localizaron más de medio millón de euros y gran cantidad de efectos de lujo. Posteriormente, en una vivienda, los agentes descubrieron una caja fuerte con 238.000 euros en efectivo y relojes por valor de más de 600.000 euros además de numerosa documentación y teléfonos móviles.
El decálogo de la Policía para detectar a un falso ‘broker’
La Policía Nacional lanza una serie de recomendaciones para evitar caer en este tipo de fraudes. La primera de ellas, “no confiar nunca en desconocidos” y desconfiar de facilidades sospechosas que pueden convertirse en un anzuelo. Si se decide seguir adelante, es clave acudir a canales oficiales como la Comisión Nacional del Mercado de Valores para verificar si la empresa con la que se va a trabajar está autorizada a prestar servicios de inversión. Además, se debe desconfiar de las ofertas de alta rentabilidad a corto plazo.
Para evitar engaños, los investigadores también aconsejan familiarizarse con los conceptos básicos de la blockchain, como wallets y claves públicas/privadas. Otra de las claves es evitar proporcionar datos personales ni fotografías de documentos de identificación a través de aplicaciones como Whatsapp o Telegram, ni tampoco instalar aplicaciones no oficiales, como Anydesk, que permiten el control remoto del sistema operativo por parte de terceros. “Los estafadores son siempre los delincuentes más ingeniosos porque la clave es el engaño”, remacha el inspector jefe del Grupo de Delitos Económicos de la Comisaría de Málaga.