810 euros, el sueldo de un cura malagueño
Es uno de los salarios más bajos que paga la Iglesia española· La Seguridad Social no cubre la baja por enfermedad del sacerdote, aunque la diócesis sufraga los gastos del alojamiento
Los sacerdotes malagueños no llegan a mileuristas. Un párroco que ejerza su ministerio en la Diócesis de Málaga cobra al mes 810 euros, con dos pagas extraordinarias anuales. Con este salario cubren la necesidades básicas de alimentación y ropa, ya que el hospedaje y los gastos del hogar corren a cuenta del obispado, propietario o arrendatario del inmueble donde el presbítero se aloja. Cada diócesis establece sus tasas salariales y en el caso de Málaga, además de ser de las más ajustadas y sin posibilidad de ingresos añadidos periódicos, la realidad del territorio y el limitado número de sacerdotes que hay en nómina hacen que sus funcionas se multipliquen, aunque no aumente el sueldo.
Con este contexto, y dejando al margen el carácter espiritual de su trabajo, podría decirse que la profesión de sacerdote en Málaga es una de las peores pagadas de España. Su sueldo base puede aumentar en función de donaciones puntuales por oficiar cultos de hermandades u otras corporaciones, pero en ningún caso el salario se eleva por encima de los 1.000 euros, cantidad que sólo la supera el obispo Jesús Catalá, que recibe un honorario mensual de 1.200 euros. Esta cantidad la determina la Conferencia Episcopal y está equiparada para todos los obispos del territorio nacional.
Aquellos curas que además ejerzan alguna labor profesional en otra institución, como profesor o enfermero, no perciben ningún remuneración económica por su labor pastoral y se mantendrán sólo con el sueldo establecido por la empresa pública o privada en la que trabaje. Para ello tendrán que comunicar con antelación al prelado malagueño el tipo de labor a desempeñar para recibir el permiso correspondiente y asignarle un ministerio acorde con los horarios de dicha profesión.
La partida presupuestaria que cada año destina la diócesis para el “mantenimiento” del clero procede del fondo diocesano, constituido por las aportaciones voluntarias de los contribuyentes en la declaración de la renta, la gestión de los bienes eclesiales y los donativos de los feligreses en sus parroquias. Dicho presupuesto varía cada ejercicio dependiendo del SMI establecido por el Estado y el número de sacerdotes. En 2009 la retribución del clero en la diócesis malagueñas alcanzó los 2,1 millones de euros. Otros 1,7 millones fueron a parar directamente al bolsillo del personal seglar. En líneas generales, el mantenimiento del clero apenas supone el 14% del gasto total de la Iglesia de Málaga, que destina el 75% de sus ingresos a la acción caritativa y asistencial.
Luis López de Sebastián, ecónomo de la Diócesis, detalla que cuando un sacerdote tiene competencias en varias localidades, algo muy común según asegura, o debe mantener a algún familiar, se prestan ayudas especiales. Pero todos los casos se estudian de forma independiente, en la Diócesis de Málaga no existen tasas económicas por servicios complementarios como ocurre en otros territorios.
La realidad de la diócesis malagueña es “compleja” pues se suman varios factores que dificultan la labor pastoral: un clero reducido, una alta edad media de los sacerdotes y una población censada superior al millón y medio de habitantes, pero con una población flotante mucho mayor especialmente en los meses estivales. En Málaga existen sólo 339 sacerdotes, de los cuales 236 son curas diocesanos, otros 37 son sacerdotes pertenecientes a otras diócesis aunque afincados en Málaga y por tanto dependientes de la de aquí; y 66 son religiosos de distintas comunidades.
Más allá del número de sacerdotes que trabajan en Málaga, “muy ajustado”, según López de Sebastián, el problema radica en su edad media, que asciende a los 65,1 años. Además, el 30% de ellos supera ya los 75 años de edad, por lo que muchos de ellos no pueden ejercer.
Pese a renunciar a un holgado sueldo, uno de los beneficios de los que goza el sacerdote es el de no cargar con la cruz de una hipoteca. La Iglesia se encarga de garantizarle un hogar, ya sea propio o en alquiler, cuyo mantenimiento –gastos de luz y agua– también corren a cargo del obispado. Por contra, la diócesis, en base a un acuerdo firmado entre la Conferencia Episcopal Española y la Seguridad Social, no cubre ciertas contingencias, como cargas familiares y bajas por enfermedad.
Si se compara con el resto de España, el resultado es muy significativo. En otras diócesis, de importancia similar a la malagueña, el salario del clero roza los 1.000 euros. Ocurre en la Archidiócesis de Barcelona, en la que el sueldo base alcanza los 923 euros mensuales. También en Bilbao, donde un cura recibe 14 pagas, doce de 906,71 euros y dos extras de 934. Algo más reducido es el honorario de un sacerdote en Madrid, establecido en 844 euros, a los que se suman los trienios por antigüedad a partir del cuarto año de ministerio, que suponen un suplemento de 15 euros por cada uno. En Sevilla sólo percibe 633 euros de base pero existen numerosos complementos que prácticamente se equipara al de Málaga.
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