La ex pareja de Lucía Garrido niega haberla maltratado y su participación en el crimen: "Quería hacerse la mártir"
El presunto autor material del asesinato, también acusado, ha defendido que nunca estuvo en la finca donde residía la víctima y que, por tanto, es "imposible" que aparezca su ADN en una llave encontrada en el lugar
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Málaga/Ya separada del que había sido su pareja, Lucía Garrido contó en varias ocasiones que la maltratada psíquicamente. Denunció que el padre de su hija -ahora juzgado por su crimen en 2008- la había amenazado de con un hacha, cortado la electricidad y el suministro de agua, así como rajado las ruedas de su coche. El motivo, para el Ministerio Público y las acusaciones particulares, es que el hombre quería quedarse con la casa familiar para continuar llevando a cabo en el lugar un supuesto tráfico ilícito de animales exóticos y almacenaje de droga, a pesar de que el juez le había atribuido a la mujer el uso de la vivienda. M. A. H. J, que se enfrenta a una petición fiscal de 25 años de prisión, ha negado este martes cualquier tipo de conminación o presión. "Ningún testigo puede decir que lo haya visto". También ha defendido que no participó en el asesinato.
El acusado de idear y facilitar el plan para acabar con la vida de Lucía Garrido, que fue hallada flotando en la piscina de su recinto con golpes y un corte en la yugular, después que se convirtiera en "una auténtica amenaza" para los supuestos negocios ilícitos que desarrollaba en Los Naranjos -siempre según el relato fiscal- ha respondido durante la segunda jornada del juicio a más de una veintena de preguntas formuladas por las partes. Aunque ha reconocido que le ofreció una casa en el pueblo para que se trasladara allí, ha asegurado que no tenía ningún interés desmedido en instalarse en la parcela donde tenía su negocio y que la propuesta "era una forma de arreglar las cosas".
M. A. H. ha expuesto ante el jurado popular -que será el encargado de dictar un veredicto de culpabilidad o absolución- que Lucía y su hija en común no pasaron por una situación "de necesidad" económica tras su separación, a pesar del deterioro que la víctima mortal venía sufriendo meses antes de su muerte, tal y como el Ministerio Público ha afirmado."Ella quería hacerse la mártir", ha añadido el acusado.
El día del asesinato de Lucía Garrido, hace 15 años y medio, su expareja no estaba en Alhaurín de la Torre. Se desplazó a Castellar de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Sotogrande y Ronda. Repostó combustible dos veces y guardó todos los tickets de los pagos que hizo ese día en una bolsa en el coche. El motivo del viaje, según M. A. H., visitar parques de animales, ya que se dedicaba a su cría -así como a la custodia de aquellos salvajes o exóticos-. La recopilación de los comprobantes, también conforme a su versión, fue motivada con un empresario con el que planeaba un negocio también relacionado con los animales. Para los investigadores, en cambio, se trataría de una coartada "falsa" e "inverosímil".
Unos dos después de la muerte de Lucía, M. A. H. habría entrado a vivir en la casa de Los Naranjos junto a su nueva pareja sentimental. Aconsejado por guardias civiles, ha explicado que rompió la puerta y entró. Allí, en el interior de una caja situada en el altillo de un armario, ha garantizado que encontró joyas y dinero valorados en unos 70.000 euros, a pesar de que el responsable del Grupo de Homicidios -en aquel entonces- de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga ha recordado que se realizó una inspección exhaustiva en el inmueble. "No somos infalibles, pero veo difícil que se nos pasara".
Ya residiendo en Los Naranjos, un año más tarde de la muerte de Lucía, dos colombianos entraron en la finca, cubiertos con pasamontañas y portando armas de fuego. M. A. H. salió entonces de la vivienda con una escopeta y disparó a ambos, causándoles la muerte. El Ministerio Público consideró que concurría la eximente completa de legítima defensa, por lo que no procedió pedir pena de prisión, a pesar de que el fiscal siempre mantuvo que el asalto se produjo para sustraer una importante cantidad de droga que ellos creían que guardaba en su interior. Cuestionado por estos hechos, el acusado ha defendido que "estaba descubriendo el caso de Lucía" y "posiblemente había gente que pudiera temer ". De hecho, ha aludido a una supuesta colaboración con agentes de Asuntos Internos para esclarecer la muerte, asegurando que cuando detuvieron en 2016 a ciertas personas los agentes se presentaron en su casa para celebrar.
El segundo procesado por su presunta autoría material en el asesinato de Lucía, para el que la Fiscalía solicita 25 años de cárcel, también ha negado su relación con el crimen. Cabe recordar en este punto que el Ministerio Público cree que A. V. G. pertenecía a un grupo de delincuentes conocidos como Niños de Fuengirola y, tras una reunión en Torremolinos entre personas con delitos a sus espaldas en las provincias de Málaga y Madrid, le habrían hecho una oferta económica para llevar a cabo el crimen. El fiscal sostiene que aceptó.
Para defenderse de esta acusación, ha explicado que el día que Lucía fue asesinada, él estuvo toda la mañana en la capital malagueña examinándose del carné práctico de conducir. Al terminar, cuenta que se desplazó con premura hasta Fuengirola para celebrar junto a su familia el cumpleaños de su madre. Llegó sobre las 15:30, apunta. Allí, con el teléfono que entonces poseía, ha detallado que hizo fotos. Si bien, ha denunciado que le devolvieron todos los dispositivos electrónicos que los agentes habían incautado en su domicilio para analizarlos, excepto ese móvil. "Asuntos Internos lo ha perdido", ha denunciado.
Asimismo, ha exclamado que nunca conoció a Lucía, tampoco visitó Los Naranjos y, por ello, es "imposible" que su ADN aparezca en una llave -que constituye la prueba principal para su acusación- encontrada detrás de una tinaja durante la inspección ocular de la Guardia Civil el día del crimen. "No hay ninguna posibilidad", ha remarcado.
El juicio popular continúa este miércoles con la declaración de varios agentes de Asuntos Internos de la Guardia Civil, entre ellos los instructores de la causa, y varios familiares de Lucía Garrido, como su hija y hermanos.
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