Expertos piden un urbanismo en Málaga que ayude a contener la “epidemia” de obesidad
Reclaman ciudades con más espacios para hacer actividad física porque contribuirían a reducir los altos índices actuales
El 40% de los niños y el 60% de los adultos tienen sobrepeso
Málaga/Hace unas dos décadas que los expertos vienen advirtiendo del incremento de la obesidad. En la actualidad, en torno al 40% de los niños de 6 a 9 años están excedidos de peso y lo mismo ocurre con el 60% de los adultos. Es una “pandemia”, un “tsunami”, según la descripción de los especialistas.
Por eso desde la Sociedad Española de Obesidad (Seedo) se reclama un urbanismo que ayude a contener su avance. En resumen, pide municipios con más espacios para realizar actividad física a fin de poner freno a un problema que consideran de salud pública. “La facilidad de las ciudades para hacer actividad física influye en la incidencia de obesidad de su población”, señala el presidente de la Seedo y jefe de Endocrinología del Hospital Clínico, Francisco Tinahones.
Más espacios verdes, más carriles bici o la apertura de los colegios por la tarde para que los vecinos realicen ejercicio son elementos que ayudan a contener la obesidad. Y además, a concienciar de la importancia de no caer en el sedentarismo.
Tinahones apunta que “las ciudades que apuestan por favorecer la actividad física han tenido una respuesta positiva en la incidencia de obesidad”. Como ejemplos pone Nueva York, Oklahoma o la localidad gallega de Nalon.
El presidente de la Seedo apunta que en Málaga, “la movilidad en bicicleta no tiene niveles óptimos” porque el trazado no es el ideal como opción de transporte. Pero insiste en que si en países nórdicos con un clima menos favorable que el malagueño, la bicicleta es el medio de locomoción “mayoritario” para los desplazamientos urbanos, en esta provincia queda mucho margen para impulsarla de cara a que la población haga más ejercicio.
La Sociedad de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ya hizo un acuerdo con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para impulsar ciudades saludables. Pero Tinahones admite que al final quedó en “agua de borrajas” y en “una declaración de intenciones”. Por eso, tanto desde la Seedo como desde la SEEN –aunque se valoran las iniciativas parciales– se demanda un plan nacional contra la obesidad. “Un plan que incluya desde la prevención al tratamiento”, añade. Y exhorta:“Hay que tomarse en serio la obesidad”.
Tinahones advierte que se tiende a “culpabilizar” a las personas gordas. “No hay una percepción de que es una enfermedad y la mayoría de las enfermedades están influidas por el estilo de vida”, comenta. Como ejemplo pone el hábito de tomar el sol con el cáncer de piel o el de fumar con el de pulmón.
Sin embargo, enfatiza en que en estas dos patologías no se culpa al enfermo, algo que sí suele ocurrir con las personas pasadas de peso. “En la obesidad hay una culpabilización del paciente pese a que estamos en una sociedad que predispone a eso”, agrega. Lo que él llama “ambiente obesogénico”; es decir, propicio a la obesidad.
El plan que reclaman la Seedo y la SEEN incluye un abanico muy amplio de medidas. Desde el urbanismo, hasta la educación, la política impositiva e incluso la financiación de los fármacos contra la obesidad.
Y este último apartado también cae en esa “culpabilización” de la que habla Tinahones. Porque los fármacos para combatir la obesidad no están financiados por la sanidad pública. Desde la Seedo se reivindica que se incluyan dentro de la financiación, como el resto de los medicamentos.
Los especialistas expresan su preocupación porque el problema de la obesidad no es sólo de los adultos, sino ya también de los niños. “Hace 40 años, todos los críos eran delgados. El gordito era la excepción. Ahora, están excedidos en kilos [incluyendo sobrepeso y obesidad] casi la mitad de los niños”, alerta el presidente de la Seedo. Alude a estudios que cifran en el 40% de los menores de 6 a 9 años los que tienen más peso del que deberían. Tinahones apunta que en los últimos años, la obesidad infantil está estabilizada, pero matiza que “partíamos de datos espeluznantes”.
El problema, explica, es que la biología humana está preparada para los periodos de hambruna, no para el exceso de calorías. Sin embargo, en la actualida, en las sociedades desarrolladas, la ingesta no sólo es abundante, sino que además la dieta cada vez incluye alimentos poco saludables e hipercalóricos. Y, para colmo, estos son más baratos. Por eso Tinahones reflexiona:“Es más caro un kilo de tomates, que comprarse una caña en una gasolinera, que cuesta un euro, pero supone la mitad de las calorías que se necesitan para todo el día”.
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