El exquisito temple de Juan Ortega emociona en la tarde Picassiana
El diestro ha sido el triunfador de la tarde tras cortar dos orejas a un buen toro de Álvaro Núñez
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El diestro Juan Ortega fue el triunfador de la tarde tras cortar dos orejas a un buen toro de Álvaro Núñez lidiado en quinto lugar; mientras que sus compañeros Cayetano y Pablo Aguado cortaron cada uno una oreja. Todo ello enmarcado en el festejo de la corrida Picassiana que conmemoraba el 50º aniversario de la muerte del pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso.
La emoción llegó en el quinto toro de la tarde, un buen animal de Álvaro Núñez, al que el diestro Juan Ortega le cortó las dos orejas después de una faena excelsa, llena de belleza, de gusto y temple. Toreó sobre ambas manos con un temple maravilloso, al ralentí, a cámara lenta, despacito, llevando al animal atrás de la cadera y volviendo loco al público que casi llenaba el coso de La Malagueta. Una faena llena de sabor que guardarán en la retina todos los presentes. Con el capote arrancó alguna verónica de mano baja y temple.
En el primer toro de su lote también consiguió pases de muchísimo gusto y exquisitez, pero toda la faena tenía que ser de uno en uno, el animal no tragaba una tanda ligada, tenía pocas fuerzas y se vino muy a menos al final de la faena de muleta.
Cayetano lidió en primer lugar un toro que salió como la tónica general de la corrida, muy suelto, sin querer hacer caso a los capotes que se le mostraban y con querencia a los terrenos de chiqueros. No pudo obtener lucimiento con el capote Cayetano. En el paso por el caballo el animal recibió un puyazo muy fuerte que le produjo una fuerte herida en el lomo de la que sangró profusamente. A pesar de ello, el animal tenía mucha clase, cualidad que supo ver Juan Ortega para realizarle un bello quite de tres chicuelinas y una media de gran sabor.
Brindó al público Cayetano y su labor no terminó de calar entre los asistentes, que casi llenaban los tendidos de La Malagueta. El animal tuvo muy buen fondo y humillaba tras la muleta, pero no hubo la sintonía necesaria entre toro, torero y público para que aquello terminase de cuajar.
Al cuarto toro de la tarde lo recibió con rodilla en tierra, pero el animal no quiso saber nada del capote ni del diestro, salía suelto por el ruedo. Aún con esta condición el madrileño se dirigió al artista Domingo Zapata para brindarle el toro, después de que haya sido éste el diseñador de vestido de torear.
La faena fue de más a menos, comenzó directamente sobre la mano izquierda y el de Núñez se iba tras la muleta con humillación, pero se veía que su embestida no terminaba de ser franca y que se iba a acabar pronto. Cogió la diestra, pero el toro era aún más incierto, por lo que volvió a la izquierda para arrancar las palmas del respetable mientras la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga comenzaba a tocar. Ya a final de faena, con el toro venido muy a menos volvió sobre la diestra, jugándosela en cada pase.
El primer toro de Pablo Aguado, tercero de la tarde, no quería saber nada de los capotes, se emplazó en el centro del ruedo hasta que Aguado fue a recogerlo para torearlo por verónicas en el tercio, consiguiendo alguna de exquisita belleza. Con la muleta la faena fue de menos a más, el de Núñez nunca se entregó e iba siempre con la cara por arriba, mirando antes de arrancarse en cada pase al sevillano. Al final de faena y sobre la mano derecha llegaron los mejores pasajes, exigiéndole mucho y exponiendo también. El público supo reconocerlo y tras una estocada le premió con una oreja.
El sexto fue el toro más deslucido del encierro, y con el que Aguado puso todo su afán por sacarle faena tanto con el capote como con la muleta pero no era animal para monerías y tuvo que desistir de su intento más pronto que tarde, además que ya el público empezaba a abandonar en parte sus localidades.
La corrida Picassiana se enmarcaba en el 50º aniversario de la muerte del pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso, medio siglo después se conmemoraba este hecho con un acontecimiento histórico e irrepetible en el que el ruedo estuvo decorado con reproducciones de obras relacionadas con la tauromaquia de artistas plásticos de Málaga como Paco Hernández, Eugenio Chicano, Celia Berrocal, Loren Pallatier, Humberto Parra, etc.
La parte musical del festejo corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga y el Coro de la Academia Lírica de 16 voces que dirige Luís María Pacetti. El repertorio que ofrecieron fue desde los clásicos pasodobles a conocidas piezas musicales nacionales.
El torero Cayetano lució un original vestido de torear diseñado por el pintor Domingo Zapata en el que se encuadran una amalgama de diferentes colores, obteniendo un resultado muy llamativo e impactante.
Ficha
Ganadería: Seis toros de Álvaro Núñez, desiguales de presentación y juego, con clase, pero saliéndose muy sueltos en general, con gran fondo el primero y el quinto.
Toreros
- Cayetano, de varios colores y oro, silencio y oreja
- Juan Ortega, de burdeos y oro, ovación tras leve petición y dos orejas
- Pablo Aguado, de azabache y plata, oreja y silencio
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