Cuando la fe mueve sus montañas hacia Málaga

Desde que llegaran a Málaga los antiguos fenicios, esta ha sido una tierra por la que han pasado multitud de culturas y religiones. Mucho ha llovido ya desde que los musulmanes conquistaran casi toda la península, o desde que los romanos construyeran ese teatro que ahora se puede admirar desde calle Alcazabilla. La actualidad marca otro ritmo tanto cultural como de fe, pero Málaga sigue siendo un lugar donde se encuentran multitud de religiones que son capaz de convivir en paz. Los signos del cristianismo y del Islam en la ciudad son más que evidentes, e incluso los del Judaísmo, los testigos de Jehová o los Adventistas son fácilmente visibles en la provincia, pero existen hasta 15 credos diferentes.

Los extranjeros que se trasladan a la Costa del Sol traen consigo a veces sus creencias, fundando en la provincia pequeños centros que van aumentando en número de fieles. Benalmádena cuenta con uno de los mayores monumentos de las religiones minoritarias malagueñas. La estupa que allí se erige es la más grande de Occidente, y es la única que debido a sus dimensiones, permite la oración en ella y no a su alrededor. Este centro fue un regalo del Maestro Budista de Bután, Lopon Tsechu Rinpoche, al occidente.

Margarita Lehnter-Kosowski, la presidenta de la Asociación Cultural Karma Kagyo de Benalmádena, gestiona el templo y afirma que cada martes y cada viernes "se pueden reunir hasta 50 personas para meditar, y los domingos, cuando ofrecemos charlas públicas sobre la introducción al budismo, alcanzamos los 150 asistentes". Dentro de él, se organizan incluso exposiciones. "Con ellas tratamos de acercar al público en general al budismo del Himalaya. Les queremos explicar que es una Estupa, como surge el Budismo y sus figuras más importantes" informa la presidenta.

Una rama parecida al budismo es el Hare Krishna. El cine norteamericano han puesto en el imaginario occidental la imagen de estos seguidores en los aeropuertos cantando su particular oración. El Hare Krishna es más un estilo de vida que una creencia, como bien dice Rasamirta, una de sus estudiosas. "Nosotros seguimos una cultura y una filosofía basada en nuestros libros sagrados, los vedas. El Hare Krishna es la última etapa del yoga, donde intentas comprender el alma del ser humano" afirma esta seguidora. El centro más importante de Málaga se encuentra en Churriana, y se llama Villa Varsana.

"En el recinto podemos vivir 12 personas, que nos centramos en los estudios de los vedas, los cantos de mantras y en las actividades para mantener el lugar. En la celebración más importante, que sería como la Navidad cristiana, nos podemos reunir 800 personas, y en las menos importantes, unas 100", cuantificaba Rasamirta. Entre los sacrificios que implica la filosofía Hare Krishna, está un fuerte vegetarianismo, una vida sexual estricta y la prohibición de los juegos de azar.

Una religión poco conocida y practicada en Fuengirola es la fe bahai. Ellos se consideran independientes a las religiones mayoritarias, pero las reconocen e incluso trabajan con sus libros, pese a tener sus propios textos sagrados. "Dios manda un profeta cada 600 ó 1.000 años. Estos profetas siempre aceptan la existencia de su anterior, como es el caso de Jesús con Moisés o Mahoma con Jesús, pero siempre adaptando el mensaje a los nuevos tiempos", explica Vladimir Urtecho, responsable de la oficina de información que los Bahai tienen en Marbella. "El último profeta fue Bahá'u'lláh y apareció en Irán hace 169 años, y su mensaje era el de unir a la humanidad como si fuera una sola familia", comentaba Urtecho.

La comunidad bahai se reúne en sus propias casas en la llamada Fiesta de los 19 días, la duración de un mes en su calendario. En ella, los nueve miembros de la asamblea informa a los bahais asistentes de la actividad que se ha llevado a cabo en ese periodo de tiempo. Esa asamblea es elegida democráticamente por toda la comunidad por una elección anual . La multiculturidad que se respira en Málaga no se centra sólo en dos o tres credos. El cristianismo, el Islam y el judaísmo deja sitio a otras creencias cada vez más presentes y cada vez con más pujantes, que además de enriquecer la cultura de la ciudad, funciona como estímulo turístico.