“Ser honoris causa por la UMA es la mayor alegría de mi vida profesional”
Entrevista | Felipe Romera. Director general de Málaga TechPark
El principal impulsor y director general de Málaga TechPark será distinguido con este honor el 24 de marzo y destaca la fuerte relación que ha tenido con la universidad desde que llegó a Málaga hace 44 años
Romera afirma que "nunca ha habido tanto interés de empresas por instalarse en el parque tecnológico como ahora" y señala que el ecosistema de innovación generado en Málaga "es pequeño pero peleón"
Málaga/Cuando se piensa en innovación en Málaga una de las primeras caras que viene a la mente es indudablemente la de Felipe Romera. Es el creador del parque tecnológico, que sigue dirigiendo desde su puesta en marcha en 1992, y preside la Asociación Española de Parques Tecnológicos, entre otras funciones. Tiene buena parte de culpa de que Málaga esté de moda en el ámbito tecnológico y su currículum es muy extenso. El próximo 24 de marzo añadirá una línea más, pero será en mayúsculas porque la Universidad de Málaga le va a nombrar doctor honoris causa.
–Va a ser doctor honoris causa por la UMA. ¿Qué supone para usted este reconocimiento?
–Quizás sea la mayor alegría que he tenido nunca en mi vida profesional. Desde que llegué a Málaga en 1978 he estado muy ligado a la Universidad de Málaga, siempre he trabajado con la universidad y sigo haciéndolo. Que la propia UMA te reconozca con un título como el doctor honoris causa, que es muy reconocido en todo el mundo, es algo magnífico y espectacular. Además la idea partió de la escuela de telecos, lo aprobaron por unanimidad y me hizo sentirme en las nubes. Me siento muy feliz la verdad.
–Hace unos días la patronal tecnológica española Ametic también le dio un homenaje en Barcelona. Está en racha.
–Sí, en Ametic están todas las grandes empresas digitales de España con las que me relaciono y, aunque es verdad que soy miembro de su equipo directivo y participo en su grupo de reflexión, me han reconocido con la medalla de oro que dan todos los años. Esta es la octava que dan y es la primera vez que se la conceden a un andaluz. Ha sido extraordinario.
–Comentaba usted que siempre ha estado ligado a la UMA. ¿Empezó a fraguar la relación cuando fue directivo en Fujitsu?
–Totalmente. Unos cuantos de Fujitsu intentamos transformar la universidad en aquella época. Estábamos en Fujitsu en la ola de innovación mundial haciendo el sistema Tesis y la UMA quería hacer, dentro de la escuela universitaria politécnica, una intensificación informática. Ahí colaboramos y fue una experiencia magnífica. Luego también fui secretario del Consejo Social de la UMA.
–Pasa a crear y dirigir el PTA y sigue esa colaboración. En estos momentos está más activa que nunca con proyectos como El Rayo Verde entre otros.
–La UMA siempre ha sido un elemento colaborador con el PTA desde los orígenes. Se ha manifestado de muchas formas, desde que se llevó al parque la OTRI de la universidad hasta El Rayo Verde, que es un modelo nuevo de relación entre la universidad y las empresas. Ahora mismo también con el Instituto Ricardo Valle (IRV) de Innovación con el que pretendemos crear un centro de investigación y desarrollo de las grandes empresas del ecosistema malagueño donde la universidad tiene que estar en el centro. Es un proceso muy largo donde hemos ido poco a poco, pero con el que estamos consiguiendo algo que es único en España y es que la universidad juegue un papel muy relevante en el ecosistema de innovación malagueño. A todos nos llena de satisfacción y sobre todo a las empresas. La universidad ya es un colaborador necesario para impulsar esas empresas en muchos ámbitos.
–¿Se está adaptando más la formación universitaria a lo que piden las empresas para trabajar?
–La educación universitaria es reglada y para hacer una nueva titulación se tarda mucho tiempo, así como para adaptares. Lo que está pasando ahora en el mundo con las tecnologías digitales es otra cosa. Lo que necesitas que la gente sepa a lo mejor todavía ni se sabe. Las universidades sí tienen una capacidad directa para crear títulos propios que permiten adaptarse mucho más a las necesidades del mercado. En este sentido se hacen desde hace tiempo en la UMA un master en Big Data, formación en blockchain, en ciberseguridad... Ahora, por ejemplo, hemos creado un observatorio sobre tecnologías digitales entre la UMA y el parque, al que llamamos Digital Eye, donde se está analizando la formación en estas materias. Estamos haciendo una formación de pocos meses sobre ciberseguridad que están demandando las empresas grandes del parque. Compañías como Google o Accenture dan becas para que las personas puedan acceder a esas enseñanzas. El bien más buscado ahora es el talento.
–Se habla mucho de la falta de programadores e incluso multinacionales como Telefónica han puesto en marcha en Málaga el centro 42 para formar a personas en ese ámbito. La formación especializada está trascendiendo ya del ámbito universitario.
–El problema que hay en estos momentos en el mundo, y en Málaga más porque está creciendo mucho, es que falta gente que sepa programar. La inteligencia artificial, el Big Data, el blockchain, la ciberseguridad o el 5G tienen como herramienta básica la programación. La UMA desde hace tiempo tiene en el Rayo Verde el Samsung Tech Institute, un aula de Samsung para formar en estas tecnologías a gente que no es universitaria. Está ahora lo de 42 de Telefónica que es excelente. Hay que tener en cuenta que la formación profesional, tanto reglada como para el empleo, son elementos fundamentales. Nos estamos moviendo en todo este contexto, buscando gente. Están viniendo muchas empresas a Málaga, están creciendo las que ya estaban y todo este entramado necesita programadores. Luego se especializan en distintas ramas tecnológicas, pero la base es la programación. Creo que todavía nos queda un camino largo para que se meta esta disciplina en la enseñanza pública como algo básico. No hay.
–¿En los colegios?
–Sí. Hay que intensificar mucho más. Es terrorífico ver que las niñas no quieren participar en la programación, parece que es una cosa que no va con ellas, cuando la realidad es que es el empleo que se está generando y el que se va a generar en los próximos años porque las tecnologías digitales lo van a acaparar todo. Hay que saber programar. El sector público debería coger esto con más ganas porque nos la estamos jugando, es el futuro de nuestros hijos.
–Málaga lleva atrayendo empresas tecnológicas fuertes desde hace años pero ahora está de nuevo de moda en este sector. ¿Acabará siendo de verdad el Silicon Valley europeo?
–La palabra Silicon Valley me da mucho respeto porque lo conozco muy bien. Lo que nosotros somos en estos momentos es un ecosistema de innovación compuesto por empresas innovadoras y por todo lo que tiene alrededor como la UMA. Hemos conseguido vertebrar todo eso. Muchas de estas empresas llevan 20 años en el PTA pero no se hablaban unas con otras. La pandemia nos ha hecho que, a través de la creación del club de empresarios del parque, en la que también hay empresas innovadoras que no están en el parque, se haya gestado su unión para hacer proyectos en común y eso es el Instituto Ricardo Valle. Eso no lo tiene nadie porque somos un ecosistema lo suficientemente pequeño para que se pueda coordinar. Esto, por ejemplo, no ocurre en Barcelona o en Madrid. Somos un sistema de innovación vertebrado y peleón en el sentido de que tenemos una ambición muy grande. Los ecosistemas de Madrid o Barcelona son mucho más grandes que nosotros, pero a nosotros nos diferencia esa vertebración. Eso hace que seamos un elemento de referencia y de oportunidad. Estamos creando, no un Silicon Valley, pero sí uno de los ecosistemas de innovación más interesantes que se están desarrollando en Europa. Somos pequeñitos pero interesantes. El futuro de Málaga está muy ligado a la innovación. Solo ahora, el 20% del PIB y el empleo de Málaga se produce en el parque tecnológico.
–¿Qué perspectivas tiene para Málaga TechPark a medio plazo?
–Son muy buenas. Nos están llegando muchas empresas. Nunca ha habido tanto interés por instalarse en el parque como ahora. Esto va a crecer mucho y estamos trabajando en dos líneas. Por una parte en la potenciación del Instituto Ricardo Valle de Innovación como elemento de atracción de más empresas ya que es verdad que Málaga está de moda en el sector tecnológico y, por otro lado, en tener infraestructuras que permitan que la gente pueda venir.
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