Fiebre por el voley en la playa de La Misericordia
Hay más de 50 grupos de WhatsApp a través de los que se organizan para llevar la red, las pelotas y pasar el día
Se trata de una práctica deportiva que cada vez cuenta con más seguidores
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El sol brilla suavemente en la playa de La Misericordia. Los rayos se reflejan en las gotas de agua y de sudor que corren en los cuerpos de los jugadores tras una zambullida rápida en el mar. La arena ligeramente cálida se extiende bajo sus pies mientras se preparan para el próximo punto. A lo lejos, el sonido relajante de las olas acompaña el ritmo del juego, creando un ambiente perfecto para una competencia sana.
“Muchos nos conocemos y quedamos a través de grupos de WhatsApp”, explica Laura Argentina, quien lleva ocho años participando. Los encuentros se establecen en diferentes horarios y lugares y los participantes se apuntan según su disponibilidad. “Hay un montón de chats paralelos con nombres distintos”, agrega Laura, señalando que se dividen por niveles y edades.
La organización de los partidos es sencilla: uno de los miembros pone la red y el balón y los demás se apuntan. “El otro día propuse una quedada y han venido cinco compañeros”, comenta. La hora del encuentro la decide quien lleva la red y los miembros del grupo se apresuran para asegurar un lugar en la playa.
"La playa de la Misericordia tiene un ambiente único"
Los partidos suelen ser amistosos y rotativos, aunque ocasionalmente programan pequeños torneos. “Hay grupos que organizan competiciones esporádicamente, una vez cada tres meses o dos veces al año”, menciona. Estos torneos pueden incluir inscripciones y premios, como trofeos, medallas, o incluso cenas y spas. “Es como el mayor aliciente para todos”, concluye.
Los jugadores tienen que compartir la playa con clubes organizados que reservan áreas específicas. A pesar de ello, el entorno es generalmente positivo: “Siempre hay muy buen ambiente”, asegura Sergio Úbeda, un deportista que acude a estos encuentros desde hace seis años. “Es adictivo sentir la arena bajo los pies y disfrutar del clima”, agrega.
Sergio añade que, a pesar de no ser profesional, disfruta mucho del deporte. “Vengo desde lejos para jugar. La playa de la Misericordia tiene un ambiente único”, relata. Además, destaca que la flexibilidad de horarios y la posibilidad de entrenar tanto por la mañana como por la tarde hace que este deporte sea muy accesible para todos. “Me levanto a las 6:00 para venir”, comenta.
"El voley es una parte fundamental en mi vida"
Al otro lado de la red se encuentran Elena Boscaglia y Almudena Cuenca, en su caso ambas son jugadoras activas en la liga andaluza, entrenando entre dos y tres veces por semana durante la temporada. “Yo juego en un club y compito en la segunda andaluza”, explica Almudena, mientras que Elena resalta que el deporte les permite mantenerse en forma y disfrutar de la competencia.
Cuando la liga termina acuden a la playa para seguir practicando. Elena lo prefiere al interior. “Para mí es un desahogo mayor que la pista. Aquí descanso más”, cuenta. En contraste, Almudena aprecia la estructura que ofrece el voley en pista, donde cada jugador tiene un papel específico. “A mí me gusta que cada uno tenga su rol”, asegura. Las dos coinciden en que el voley playa se ha convertido en una parte fundamental de su rutina.
Entre los jugadores también se encuentra Cora, originaria del Puerto de Santa María, pero residente en Málaga desde hace diez años. “Comencé a jugar aquí desde que llegué. Lo que pasa es que ahora ha habido un boom a raíz de la pandemia”, comenta. Destaca que al principio, los grupos eran más pequeños, pero ahora la afluencia ha aumentado considerablemente. “Antes, teníamos redes solo dos o tres personas”, explica. Con ella concuerdan sus compañeros y piden al Ayuntamiento más espacios con la suficiente arena para que todo el que quiera pueda poner su red y jugar sin problemas.
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