La foto imposible de la Alhambra

La mujer de Obama puso fin con una ruta guiada por el monumento nazarí a su "inolvidable" ruta granadina

Elena Llompart / Granada

06 de agosto 2010 - 01:00

Con los cinco sentidos y mentalidad abierta. Así disfrutó Michelle Obama su visita guiada por la Alhambra, una ruta que calificó de "inolvidable" y que realizó en compañía de un grupo de amigos y familiares para poner el punto final a su visita turística a la capital de Granada. Su hija menor, Sasha, realizó otra ruta paralela más perceptiva a cargo de un monitor de los servicios educativos del Patronato de la Alhambra y el Generalife, quien les explicó cómo fue la vida en los palacios y a qué se dedicaba cada espacio.

Aunque la primera dama de los Estados Unidos no destacó ningún detalle arquitectónico por encima del resto, preguntó continuamente a lo largo de todo el recorrido y se interesó por las labores de restauración de los doce leones que dan nombre al famoso patio del recinto nazarí y que ahora se exponen en la Cripta de Carlos V, según señaló el guía que la acompañó.

Sin embargo, la llegada del séquito al recinto monumental no estuvo exenta de polémica. "Hemos luchado hasta el último momento y nos hubiera gustado que realizárais vuestro trabajo del modo deseable pero finalmente no ha sido posible. Lo siento mucho". Con estas palabras, la directora del Patronato, María del Mar Villafranca, expresaba su pesar a los medios de comunicación que desde hacía horas esperaban a Michelle a las puertas del Carlos V para tomar una imagen suya entrando en el momento.

Antes, la estadounidense, su hija y los acompañantes cenaron en el Parador de San Francisco, en cuyo Comedor Romántico, un espacio con vistas al Albaicín que dedica su nombre a los viajeros románticos, degustaron productos típicos granadinos en un descanso que se inició a las 17: 40 . Entre los manjares más suculentos preparados por el parador figuraban un surtido de sopas frías que incluía gazpacho, ajo blanco y sopa fría de melón con hierbabuena del jardín; la bregua, una pasta de aire morisco rellena de carne y verdura con especias; el rape mozárabe con salsa de pasas y piñones y el cabrito de Güéjar Sierra con ajo y pimientos secos.

Tras la degustación, la visita a la Alhambra esperaba a la comitiva. Todo estaba más que organizado -no hubo ningún contratiempo de última hora- y, sin embargo, la espera fue en balde. Porque el timo ideado por los agentes de seguridad que Mrs. Obama trajo a Granada consistía en dejar a los periodistas aguardando detrás de las catenarias habilitadas cuando, en realidad, Michelle ya estaba en el interior del recinto.

Los motivos del desplante a la prensa se debían, por un lado, a que la visita era privada y, por otro, a que los agentes que acompañaban a la primera dama "son muy celosos con la seguridad", según valoró Villafranca.

Ni siquiera Villafranca o el consejero de Cultura, Paulino Plata, pudieron acompañarla durante su ruta por el monumento debido a razones de seguridad, a pesar de que así había sido previsto. Mrs Obama y su séquito entraron por el zaguán del Carlos V para evitar la presencia de los medios y, una vez dentro, realizó la visita. Tras firmar en el libro de honor del monumento, la ruta se centró en el Mexuar, el Patio del Cuarto Dorado, el Patio de los Arrayanes, el Salón de Embajadores, el Peinador de la Reina, las habitaciones de Washington Irving, el Patio de los Leones y la Puerta del Príncipe.

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