El fugitivo polaco detenido en Marbella que educaba a su hija con clases 'online'
Robert Czik, uno de los tres prófugos más buscados en Polonia, defraudó 27 millones de euros en el IVA
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Málaga/Aquella mañana no pudo apurar el desayuno que solía tomar en una cafetería a escasos metros del lujoso Puerto Banús. Ni la gorra, la barba crecida ni las gafas oscuras en las que escondía su mirada impidieron a los investigadores descubrirle. “Sabíamos que era él”, apostilla el jefe de la sección de Fugitivos de la Policía Nacional de Madrid. Habían capturado, con el apoyo del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Costa del Sol, a Robert Czik –uno de los tres prófugos más buscados en Polonia por cometer delitos fiscales y penales–.Lo consiguieron tras un año de sinsabores siguiendo cada uno de sus pasos a través de “gestiones del patrimonio”. “Siempre íbamos por detrás porque cambiaba de ubicación cada pocos días”, reconoce el responsable de la unidad en declaraciones a este periódico. Su rápida movilidad por la Unión Europea dificultaba su detención. “Hay espacios de tiempo en blanco que ni siquiera detectamos”, señala el investigador. Y para garantizarse aún más el éxito de la huida, el polaco se hacía pasar por un compatriota suyo con una identidad falsa. “Llevaba un documento que manipuló insertando su foto”, detalla el policía.
“Siempre miraba a todas partes; estaba muy pendiente"
Sin propiedades a su nombre, moviéndose en vehículos de alquiler. Sin dejar pistas. El fugitivo mantenía una actitud de vigilancia extrema con la que observaba todo su entorno como medida principal de seguridad. “Siempre miraba a todas partes; estaba muy pendiente. Era muy fino”, subraya el mando policial. Durante el tiempo que estuvo prófugo de la justicia, no se le conoció pareja ni amante. Viajaba solo y convivía con una hija de unos 10 ó 12 años que recibía formación online. “No iba al colegio. Atendía online las clases”, explica el agente.
6.000 euros "para el día a día"
La mañana de su detención, la Policía lo sorprendió en una cafetería de Marbella arrebatándole el teléfono móvil en el que tenía fijada la vista. Uno de los agentes le leyó los derechos a través de un intérprete. Llevaba 6.000 euros en billetes que solía emplear en “gestiones del día a día” y una identificación falsa. Los investigadores ya habían descubierto las casas de lujo que regentaba en Marbella, donde se codeaba con las altas esferas de las zonas más opulentas. Una vida a todo tren confeccionada a medida.
Robert Czik, considerado uno de los delincuentes de cuello blanco más destacados, está acusado de organizar y dirigir un peligroso grupo delictivo en Polonia. El golpe policial a la fortuna que su organización había amasado –con unos 27 millones de euros procedentes del fraude en el IVA– da buena cuenta de las grandes sumas de dinero que manejaba. Emitió facturas por valor de 1,5 millones para engañar al fisco. Se le imputan delitos contra el orden público, falsedad documental, blanqueo de capitales, delito fiscal y pertenencia a organización criminal.
El pasado año, Polonia decidió incluir a Czik en la lista de Europe’s Most Wanted Fugitives, como uno de los tres fugitivos más buscados a nivel europeo y presunto jefe de una red criminal.
La Europol y la Red Europea de Equipos de Búsqueda Activa de Fugitivos (Enfast), habían lanzado una campaña para solicitar la colaboración de los ciudadanos del viejo continente en la captura de los 50 delincuentes más buscados. Pero el trabajo de la Oficina Europea de Policía continúa con un claro objetivo: derribar el castillo de naipes del crimen organizado.
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