El futuro turístico a corto y medio plazo de la Costa del Sol pende de un hilo
Turismo
Tras un pésimo verano, este otoño cerrarán la mayoría de hoteles o agencias de viaje
Los expertos ven clave aguantar como sea: ayudas, beneficios fiscales, Ertes...
Málaga/La Costa del Sol ha tenido el peor verano de su historia. La ocupación de los hoteles apenas ha alcanzado el 40% en julio y agosto y las pérdidas son cuantiosas. La pregunta es clara. Si en el momento más importante del año el sector ha estado prácticamente k.o por el coronavirus, ¿qué pasará en otoño e invierno, en plena temporada baja? Empresarios, políticos, representantes sindicales y expertos han querido responder la pregunta formulada por este diario y la conclusión no es nada halagüeña: el futuro de la Costa del Sol, del que dependen 114.000 empleos y factura 14.400 millones de euros, pende de un hilo.
Luis Callejón es el presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) y una de sus virtudes es que siempre habla muy claro, demasiado para algunos. Cuando mira al futuro a corto, medio e incluso largo plazo lo ve bastante negro. “Hasta que no nos carguemos al virus no va a haber turistas y para eso queda un año como mínimo. No creo que haya Semana Santa, Feria y si me apuras ni luces de Navidad en 2021. En estos momentos, firmaría tener una ocupación hotelera en verano cinco puntos superior a la de este verano, que ha sido de pena”, señala. A corto plazo, Callejón afirma que se mantendrán abiertos el 60% de los hoteles hasta finales de septiembre para intentar rascar algún ingreso, sobre todo los fines de semana, “y el cierre masivo se producirá en octubre, donde esperamos que solo se queden un 20% de los hoteles abiertos porque si no hay peces en el mar no tiene sentido que saquemos el barco a pescar”.
Uno de los establecimientos que seguirá abierto en otoño es el Málaga Palacio. Su director, Jorge González, destaca que en el sector “hay una sensación de última hora, es decir, que todo depende de cómo se desarrolle la pandemia, del número de rebrotes, de los colegios... En función de eso la gente tendrá más o menos confianza para viajar”. La pandemia está en continua evolución y nadie es capaz de prever nada a unas semanas vista porque el margen de error puede ser grande. González afirma que, en estos momentos, “las empresas están volviendo poco a poco a su actividad y esperemos que repunte algo el turismo de reuniones desde mediados de septiembre”. La llegada del turismo extranjero, el más importante para la Costa del Sol, dependerá de las restricciones de sus países y de que vean o no a España como un destino seguro.
Que España pueda ser considerada segura es una de las principales preocupaciones de Sergio García, presidente de Agencias de Viaje Asociadas de Andalucía (Aedav). Ahora, desde luego, no lo ve nada claro. Este verano las agencias no han traído grupos a Málaga y no pinta bien. “Teníamos algunos para otoño pero se están cancelando y las cosas que había previstas se están trasladando a 2021”, detalla. Con un verano horrible y un invierno en barbecho, el presidente de esta patronal cree que “el 50% de las agencias de viaje van a cerrar definitivamente sus puertas”. La esperanza está en que se sabe que es una crisis coyuntural, que cuando el virus deje de ser considerado un riesgo para la salud -por la existencia de vacunas o tratamientos muy eficaces- podría haber un efecto rebote. Pero nadie sabe cuántos meses serán necesarios para llegar a ese momento y si quedará algo de dinero en los bolsillos tanto de los empresarios como de los clientes. “El tema es saber o poder aguantar. Tras la crisis hubo algunos años buenos y algunos tienen músculo, otros cerrarán a la espera de que las condiciones sean más favorables porque hay muchos gastos”, dice García.
No obstante, la recuperación no será rápida. Cuando haya vacuna se empleará un tiempo en administrarla a toda la población mundial. Quebrarán empresas, crecerá el paro, las arcas públicas estarán exhaustas y hacer turismo, al final, es ocio.
“El turismo mundial está hoy congelado y muchos estudios anuncian un fuerte retroceso en los próximos meses y, posiblemente, años entre otras razones porque no sabemos hasta qué punto la sociedad y, consecuentemente los turistas, van a modificar los hábitos de comportamiento, las formas de consumo y nuestra manera de relacionarnos”, afirma Antonio Guevara, decano de la facultad de Turismo de la Universidad de Málaga, quien adelanta que esta crisis obliga a replantearse todo el funcionamiento del sector turístico. “Es posible que estemos viviendo un periodo de transición donde la tecnología adquiera más peso y donde se podría apostar por un cambio en el modelo productivo con fuertes derivadas sociales y ambientales”, añade. En este sentido, Guevara ve clave “apostar por el conocimiento y la investigación” ligada a las universidades.
Javier Ortiz, fundador de la consultora turística SextaPlanta, cree que “ahora es un momento crítico en el que el sector debe demostrar unión y mirar al corto plazo para salvar el mayor número de empresas ya que el destino que alcance la recta final de la crisis con menores daños será el más reforzado”. Ortiz indica que destinos competidores como Turquía o Egipto están mostrando “una resistencia a la crisis muy notable” y no hay que olvidar que son países con buenas infraestructuras turísticas -sobre todo en el caso de Turquía- a precios muy inferiores a los de España. Si eran competidores duros sin coronavirus, ahora con el Covid-19 pueden serlo más.
El sector tiene más dudas que certezas. No sabe qué va a ocurrir con los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, si habrá un plan de rescate como, por ejemplo, el que se le dio a la banca, si habrá beneficios fiscales... Javier González de Lara, presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía y de Málaga, pide abiertamente “un plan de rescate” así como “una fiscalidad más favorable y la ampliación de los Ertes para salvar al turismo”.
Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga y de Turismo Costa del Sol, defiende que el turismo sea considerado un sector estratégico en España y que sea el que más ayudas públicas reciba por parte de la Unión Europea. “Nos esperan un otoño y un invierno muy duros y el sector necesita ayudas y un apoyo contundente”, asegura. Fernando Muñoz, secretario general del sindicato CCOO en Málaga, pide a los políticos que “refuercen el sistema sanitario de atención primaria, aumentar la capacidad de los laboratorios o reforzar el personal de rastreo de los contagios” para frenar la propagación del virus y, así, indirectamente mejorará la situación turística y económica de la provincia.
La economía malagueña está supeditada, en buena parte, a que se consiga matar a un virus. Tan simple y tan triste como eso, máxime en un país en el que nunca se ha querido invertir de forma seria en investigación. Todo apunta a que nos salvarán los científicos de otros países y serán también los turistas de otros países los que impulsen las cuentas locales. Pero hay que esperar.
Reformas en chiringuitos y hoteles
Se esperan pocos clientes en otoño o invierno y sectores como el de los chiringuitos utilizarán el parón para hacer las reformas que consideren necesarias en sus establecimientos. “El 31 de agosto el turismo ha pegado una caída abismal y a partir del 15 de septiembre, según la previsión de los hoteles, se piensa que no va a venir casi nadie por lo que estamos recomendando a nuestros asociados que aprovechen este momento para cerrar y hacer obras”, explica Manuel Villafaina, presidente de la Asociación de Empresarios de Playa de Málaga, quien señala que “los empresarios sabemos que estamos para las buenas y para las malas”. Juan Marín, consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, apunta que “hay que adaptar la planta hotelera a las nuevas exigencias de los mercados porque se busca un hospedaje con unos servicios muy determinados y hay que apostar por esa calidad”, de forma que considera fundamental “modernizar” los hoteles en estos momentos de vacas flacas. Ya lo están haciendo algunos en la costa, que ni siquiera han abierto sus puertas este verano con vistas a que, cuando pase la crisis, ya tengan todos los deberes hechos y unas instalaciones lo más actualizadas posibles. Pero para eso hay que tener dinero y financiación. Los fondos de inversión ya planean sobre la costa para comprar hoteles.
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