El ganado que tiende a la desaparición
Varias especies autóctonas que han dejado de ser rentables están abocadas a la extinción al ser sustituidas por otras foráneas
Durante siglos han sido un aliado imprescindible para que los agricultores pudieran arar en el campo. En la actualidad, la vaca pajuna, también conocida como vaca castellana, ha quedado reducida a no más de 400 ejemplares en la provincia-la gran mayoría se concentra en el núcleo de la Axarquía-. Pero han dejado de ser rentables económicamente, su labor en la tierra ha sido sustituida por tractores y sistemas mecanizados; y su carne, por otras especies más comerciales. Mientras un becerro charolais o limousin alcanza los 200 kilos en seis meses, esta especie de buey puede tardar más de un año en alcanzar este peso. "En algunos casos se mantiene únicamente con fines lúdicos, por tradición, para tirar de los carros de la romería", explica Carlos Carreira, veterinario de la patronal agraria Asaja, quien insiste en la necesidad de garantizar la supervivencia de ésta y otras razas que "forman parte del patrimonio histórico y cultural de la provincia" y que se encuentran al borde de la desaparición. El ganado vacuno de la raza berrenda en colorado y berrenda en negro, en cambio, es casi anecdótico. Apenas quedan una treintena en toda la provincia de los poco más de mil ejemplares existentes en Andalucía. Para Juan Terroba, miembro de Silvema, la que peor parte se lleva es la vaca cárdena andaluza, de la que asegura no hay más de una decena en toda la provincia, concentradas en la Serranía de Ronda.
En cuanto al ganado caprino, la cabra payoya ha conseguido mejorar su situación gracias a su potencial como productora de leche y al valor que, de un tiempo a esta parte, se le ha dado al queso payoyo. Pero pese a que también se le ha ido relegando a un segundo plano en el sector ganadero, Carreira asegura que está al borde de salir de la extinción, "lo que no quiere decir que no haya que seguir apoyándola". Ya son cerca de 7.000 los ejemplares que hay en la provincia, la mayoría en la Serranía de Ronda. Por el contrario, apenas quedan unos 400 de la cabra blanca serrana andaluza, especie autóctona de actitud cárnica que ya solo queda en Archidona.
La lana de la oveja merina, tradicionalmente de las más valoradas y demandadas, también ha perdido su valor. "Ahora la lana no vale nada, con lo que un animal que solo produce lana, no sirve. No es rentable porque con la venta del vellón apenas te da para cubrir los gastos del esquilón", subraya. Poco a poco, se ha ido relegando esta especie a la producción de carne y leche, pero siempre hay otras muchas más rentables. El número de ejemplares es bajo, y se encuentran principalmente en la sierra de Grazalema. En Villanueva del Trabuco y Antequera, por otro lado, pueden encontrarse ejemplares de la oveja lojeña (aproximadamente medio millar), propia de la localidad granadina de Loja, pero de gran influencia en la provincia malagueña, principalmente en la comarca del Guadalhorce.
El burro rucio andaluz con el que tradicionalmente los arrieros se desplazaban por el interior de los pueblos también ha perdido su utilidad. "Es triste que aquellas razas que han convivido con nuestros antepasados ahora las desplacemos de un plumazo", manifiesta Terroba. De hecho, en lo que se refiere al ganado porcino, apenas quedan en la provincia 150 ejemplares, principalmente en Antequera, del torbiscal, un tipo de raza de cerdo ibérico. Asimismo, en el centro Algaba de Ronda se conservan medio centenar de ejemplares del cerdo rubio, también conocido como dorado gaditano, una especie de cerdo ibérico considerada extinguida desde hace varias décadas.
"Realmente para que salgan adelante y no sigan retrocediente tiene que haber ganaderos que, por tradición, sigan criando y disfrutando de estas razas, porque económicamente no son rentables para trabjar", expresa Carreira. Asimismo, añade que "las ayudas son insuficientes, y muchas veces llegan tan tarde que los ganaderos se aburren de esperar". Pero teniendo en cuenta que el apego familiar es cada vez menor y que el nivel de paricidad de estos animales es bajo, "como no haya un apoyo económico fuerte y se empiece a trabajar con ellas", advierte, terminarán por desaparecer.
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