"He gastado 1.000 euros en Airbnb hasta que he encontrado un piso en Málaga"

Alquilar un piso de 80 metros cuadrados en la capital malagueña ya vale más de la mitad del sueldo bruto

Miles de personas en la manifestación por la vivienda en Málaga: "Es un derecho, no es un negocio"

Málaga clama por una ciudad donde poder vivir y no sobrevivir / CARLOS GUERRERO

Bajo el lema 'Málaga para vivir, no para sobrevivir', miles de malagueños salieron a la calle el pasado sábado 29J para alzar la voz contra el "abuso" de los precios de la vivienda, el alquiler y la turistificación; en definitiva, para expresar la dificultad de encontrar piso de alquiler en la ciudad. "Hoy en día es imposible independizarse con un solo sueldo", lamentaba Miguel, un profesor jubilado que encabezaba la marcha. Coincidiendo con esta manifestación, Málaga Hoy reunió diez testimonios de personas que, a pesar de contar con un trabajo, tienen o han tenido serios problemas para encontrar un alojamiento. Y es que en Málaga, alquilar un piso de 80 metros cuadrados ya vale más de la mitad del salario bruto de sus vecinos, según un informe de Fotocasa e Infojobs.

"Me tuve que ir de Airbnbs"

Las cuentas difícilmente le salen a Sergio Serra, un almeriense al que le salió un trabajo de protésico dental en Málaga "con muy buenas condiciones" para empezar a mitad de mayo. Una oportunidad laboral difícil de rechazar, pero el mercado habitacional malagueño se lo puso cuesta arriba. "No encontraba nada, me tuve que venir a Airbnbs entre semana", afirma, mientras que los fines de semana se volvía a Almería "para ahorrar". Hasta que encontró una habitación en la que quedarse temporalmente, había gastado 1.000 euros en estos alojamientos.

Mientras, Sergio estuvo buscando un piso donde quedarse más o menos definitivamente: "Anuncios hay, pero el 50% directamente son inaccesibles, el otro 20% si podías entrar en junio te hacían una entrevista y te decían que hasta unos días antes estarían buscando enseñándolo, haciendo más entrevistas y luego decidirían, ¿cómo iba a estar hasta el 1 de julio sin ninguna certeza?", se pregunta.

Esa duda se disipó, al menos temporalmente, cuando encontró una habitación en un piso compartido en Cruz de Humilladero. Paga 450 euros al mes, pero sólo puede quedarse hasta septiembre, "los caseros ya no buscan alguien para larga estancia, en verano puedes encontrar de los pisos que dejan los estudiantes para verano, pero a larga estancia tienen miedo de que se queden sin pagar".

"Era imposible vivir solo con un sueldo de 1.500 euros"

Juan Cardador. / M. G.

Otra historia es la de Juan Cardador, que tras más de una década viviendo Eugenio Gross, a sus 45 años ha tenido que abandonar su piso y marcharse a vivir a Campanillas. Llevaba en el mismo piso más de diez años, pero en la última renovación le dijeron que el alquiler le iba a subir 200 euros mensuales. Es decir, de pagar 500 euros iba a pasar a 700 euros. "Intenté llegar a un acuerdo, pero no pude", comenta. Así que Juan hizo tuvo que hacer las maletas, a pesar de tener un trabajo y un sueldo: "Era imposible vivir solo con un sueldo de 1.500 euros". Y es que, asegura, que al alquiler "le sumas otros gastos y al final acabas viviendo para pagar".

Según cuenta, era una vivienda con lo básico, "un piso de una habitación, un baño y una cocina". Ahora vive en un estudio en Campanillas gracias a una conocida, y lamenta que haber llegado a esta situación: "Estoy volviendo a cuando empecé a trabajar y cobraba menos, esto explotará de alguna manera tarde o temprano". La mitad del sueldo lo destinaba solo al alquiler, "mucho dinero para una porquería de pisos".

También se planteó buscar en otros pueblos de Málaga e incluso dejar el trabajo y volver a su pueblo después de 20 años en la ciudad. "El alcalde de Málagano sabe la realidad y sólo le interesa el tema de turismo y cruceros, está consiguiendo que los barrios se vacíen de gente de Málaga para fomentar el alquiler turístico", indica.

Una maestra, de vuelta a Granada por los problemas de la vivienda en Málaga

Cristina Zúñiga, en Granada. / M. G.

Cristina Zúñiga está de mudanza. Esta maestra granadina, con el curso escolar, como todos los años los últimos cinco, tiene que volver a Granada a casa de sus padres: su casera no le hace contrato durante el verano, solo de septiembre a junio. Pero este año, si todo va según los planes, no vuelve a Málaga tras las vacaciones, ha pedido el traslado. A sus 33 años entiende que es hora de vivir sola, pero en la ciudad "es imposible".

Llegó a la capital de la Costa del Sol en 2019, cuando obtuvo su primera plaza en un colegio público. Tanto le gustaba su piso compartido en calle Pacífico que no había pensado en irse, hasta que, claro, siente que va siendo hora de dar pasos adelante y buscar piso de manera independiente. En Málaga no se puede, ni en compra ni en alquiler, "soy funcionaria, debería tener un sueldo digno, pero estoy soltera y no me puedo dejar la mitad del salario en la vivienda", resopla. En definitiva, Cristina deberá dejar Málaga y volver a su Granada natal, no por una elección plenamente libre, sino por la necesidad de independizarse y la imposibilidad de hacerlo aquí.

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