Las gaviotas ‘raras’ que visitan Málaga
Muy alejadas de sus rutas migratorias, una decena de especies no habituales realizan esporádicas llegadas en las que el puerto se convierte en un punto de escala fijo
Así son estas gaviotas: longevas, ‘duras’ y tras la pista de lugares seguros
Málaga/El invierno es la época ideal para ver especies de gaviotas poco comunes en Málaga. La proximidad a las aguas atlánticas favorece la confluencia invernal de ejemplares considerados, en esta zona geográfica, como ocasionales o raros. Hasta una decena de especies de este tipo de aves han podido ser avistadas en las dos últimas décadas; un significativo hecho, el uso por parte de estas del atractivo litoral malagueño en algún período del año, que se mantiene de forma permanente en la agenda de las investigaciones científicas de los especialistas en estas aves.
Teniendo en cuenta que en la provincia malacitana coexisten estacionalmente hasta cinco especies comunes: gaviotas patiamarilla, sombría, cabecinegra, reidora y de Audouin, las que nos visitan de forma esporádica (podrían ser individuos erráticos o bien con un patrón de presencia muy escasa pero regular), se habrán alejado centenares o miles de kilómetros de sus habituales rutas de migración y de sus tradicionales áreas de invernada, una circunstancia que convierte a estos individuos en toda una rareza digna de ser observada.
Y si bien las especies raras que han visitado la provincia de Málaga en alguna ocasión son muchas; se podrían reseñar entre ellas al gavión hiperbóreo o a la gaviota polar, asociadas a inviernos muy fríos y que proceden de zonas próximas al Círculo Polar Ártico y Groenlandia o la gaviota cana que, procedente del norte de Europa, encuentra en nuestras latitudes su límite meridional de distribución, tres son las que suscitan un interés especial y que con mayor regularidad sobrevuelan nuestra provincia teniendo al puerto malagueño como lugar de parada habitual durante su estancia.
La gaviota del Caspio
La primera de estas especies es la gaviota del Caspio (Larus cachinnans), de la cual se conocen una decena de observaciones en la última década. Originaria de áreas próximas al mar Caspio, hace años que se encuentra en expansión por Europa noroccidental, ampliando poco a poco tanto sus áreas de nidificación como de dispersión. En España dejó de ser rareza hace unos años debido al aumento progresivo (aunque escaso aún) de observaciones invernales, pero continúa siendo una singularidad en Málaga. Se trata de una especie muy parecida a la gaviota patiamarilla, sin embargo, los orígenes de ambas son muy distintos. Estudios recientes determinaron que el linaje de la patiamarilla procede de un grupo de especies que habitaba en el Atlántico Norte hace unos 300.000 años, mientras que el linaje de la gaviota del Caspio se originó en la región del mar que lleva su nombre.
Los ancestros de la gaviota del Caspio se vieron afectados por las antiguas glaciaciones de hace docenas de miles de años. Debido a ellas, sus poblaciones más norteñas llegaron a aislarse, hasta que las del norte acabaron por ser especies diferentes. Así llegó al mundo la gaviota sombría hace unos 50.000 años, originaria de la región escandinava y que dio origen a su vez a dos subespecies que se extendieron posteriormente por casi toda la costa atlántica europea. Un poco antes, hace unos 65.000 años, otro grupo de especies del norte ya había empezado a expandirse hacia el este de Siberia, hasta llegar a Norteamérica, donde nuevos procesos de diferenciación resultaron en nuevas especies, como la gaviota argéntea americana.
Las gaviotas del Caspio que se han observado en Málaga y en otras áreas de la Península Ibérica lo han sido casi todas en su primer año de vida. Esta particularidad es propia de muchas aves, que tienen una forma de vida divagante o dispersiva durante su etapa juvenil y que llegan a alcanzar puntualmente territorios bastante alejados de su área normal de distribución. Dos rasgos que pueden ayudar a diferenciar a esta especie de la gaviota patiamarilla en invierno, cuando son jóvenes, son el color blanco casi níveo de la cabeza y un pico más bien fino y alargado.
Gaviota sombría del Báltico
La segunda rareza que visita el invierno malacitano es la gaviota sombría del Báltico (L. fuscus fuscus), una de las descendientes norteñas de la gaviota del Caspio ancestral que culminó el proceso de especiación hace unos 50.000 años. En realidad, se trata de la subespecie nominal de lo que se conoce en taxonomía como especie politípica, es decir, una especie que tiene varias formas de expresión, las cuales no difieren entre sí tanto como para ser consideradas especies por separado, sino subespecies. La gaviota del Báltico se reproduce principalmente en Finlandia y tras el verano nórdico migra hacia el África Central para pasar allí el invierno, usando las costas del Mediterráneo Oriental y del Mar Rojo como vías principales de migración. Sin embargo, algunos ejemplares, muy pocos, pasan el invierno en la Península Ibérica.
Su identificación es realmente compleja y difícil en el contexto mediterráneo, ya que es muy parecida a las dos subespecies de gaviota sombría que habitan en las costas occidentales europeas desde Francia hasta Islandia y Noruega, y de las cuales un gran porcentaje de sus poblaciones (decenas de miles de individuos), pasa los inviernos en Málaga y el Golfo de Cádiz. Su notable longitud alar y la tonalidad tan oscura de su dorso (una adaptación para protegerse de los rayos ultravioletas en África Central), le dan un aspecto muy elegante que las diferencia de las otras subespecies. Málaga, convertida en la provincia de España con mayor número de observaciones de esta rareza, contabiliza uno o dos avistamientos de gaviotas del Báltico cada invierno, una especie catalogada como vulnerable con menos de 19.000 parejas reproductoras que se encuentra en declive desde hace años.
La gaviota argéntea
Completando este terceto de gaviotas raras que pueden verse en los cielos malagueños se encontraría la argéntea (L. argentatus). Esta especie, que se distribuye por todos los países de la fachada noratlántica europea, también es politípica y mayoritariamente sedentaria. No realiza grandes desplazamientos como las especies migradoras, y las colonias más cercanas se pueden encontrar en el litoral atlántico francés, de ahí que sea bastante raro visualizarla en Málaga.
Habitualmente son individuos en su primer año de vida que pueden pasar bastante desapercibidos entre grandes bandadas de gaviotas sombrías y patiamarillas. Destacando mucho su tonalidad blanquecina y el diseño del plumaje de las alas parecido al de un tablero de ajedrez, las argénteas jóvenes, de las cuales se observan uno o dos ejemplares en la temporada invernal, llegan a Málaga muy favorecidas con la entrada de fuertes temporales del norte y del oeste.
Atendiendo al seguimiento de las poblaciones de gaviotas que desde hace años realiza en la provincia malagueña Salvador García Barcelona, un reconocido especialista en la materia, la presencia de estos ejemplares raros es debida a comportamientos dispersivos o erráticos de muchos individuos, que les lleva a desviarse muchos kilómetros de sus áreas o rutas naturales de distribución. Excepto en el caso de la gaviota del Báltico, cuyos registros, aunque escasos, muestran un patrón regular de presencia invernal. Y aunque los avistamientos pueden ocurrir en cualquier punto del litoral de la provincia, el puerto de Málaga es el lugar común de paso y reposo para todas ellas, convirtiéndose este en el colector o punto de reunión de las aves que se dirigen a los dormideros de la bahía. Unas gaviotas que, procedentes del norte de Europa, Norteamérica, o Groenlandia encuentran en Málaga un lugar preferente para hacer un alto en su largo camino.
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