La “guerrera” sana de una madre con Covid en Málaga
Daniela es la primera prematura extrema a nivel mundial de una embarazada con coronavirus
No sufre la enfermedad, va engordando y ya tiene casi siete meses
Málaga/Cristina García recuerda como en sueños que el personal de la UCI del Materno le decía mientras estaba sedada que tenía que recuperarse para conocer a su hija. Así que cuando despertó tras nueve días en coma inducido y vio el vídeo de Daniela que le hizo una enfermera de Neonatología de ese hospital donde su bebé estaba ingresada para que la conociera, se hinchó de llorar.
“Creía que me iba a morir y tuve mucho miedo por mi niña”, confiesa. La pequeña es la primera prematura extrema a nivel mundial de madre con coronavirus. Nació por cesárea el 15 de marzo en el Materno. Tenía 27 semanas y apenas 1.240 gramos. Está libre del Covid, ya pesa 5,5 kilos y está a punto de cumplir los siete meses. “Es una guerrera”, resume su madre. Cuenta que ya “duerme del tirón cuatro horas por las noches” y que todos los controles confirman su buen estado de salud.
A Cristina el Covid le golpeó duro. Le hizo temer por la vida de su primera hija y perderse el emocionante momento del parto. Además, mientras ella estaba inconsciente en la UCI, la mayoría de sus familiares pasaron la enfermedad. A su suegro incluso el virus se lo llevó por delante. Pero ahora ve a su niña sana, cogiendo peso y se le olvidan los malos ratos vividos.
Esta enfermera de 34 años del Hospital Regional llevaba un embarazo magnífico. En la semana 22, le concedieron la baja por riesgo. Llevaba un mes y medio sin trabajar cuando comenzó a estornudar. Pensó que era la maldita alergia de todos los años. Pocas horas después comenzaron los mocos. Y después, la fiebre. El viernes 6 de marzo acudió a Urgencias del Materno. “Me dolía todo el cuerpo y no se me bajaba la fiebre”.
En ese momento, el coronavirus era algo supuestamente lejano. Pero por protocolo le hicieron la prueba de la gripe A, la del Covid 19 y una ecografía. La mandaron a casa. El sábado llamó al 112 porque se encontraba peor. Le informaron que había dado negativo a la gripe y que no constaba prueba alguna sobre el coronavirus. Como se sentía mal, fue a Urgencias del centro de salud de Cruz de Humilladero. Exploración, antibióticos y otra vez a casa. Ese mismo día volvió a telefonear al 112 porque empezaba a tener dificultades para respirar. El domingo llamó por tercera vez. El lunes acudió a su centro de salud porque tenía la prueba de la glucosa y la vio su doctora. Le dijo que siguiera con los antibióticos y nuevamente la enviaron a casa.
Por la noche un epidemiólogo del Hospital Regional le comunicó que había dado positivo en la PCR. “Y yo había estado esa mañana una hora y media en el centro de salud...”, comenta. Pero le indicaron que tenía que permanecer aislada en domicilio.
Como no le bajaba la fiebre, hizo la cuarta llamada al 112 y le dijeron que no podía salir de casa. Finalmente, el martes 10 de marzo la llamó un ginecólogo del Materno que le dijo que fuera al hospital. Cuando llegó ya le faltaba el oxígeno y tenía principio de neumonía. Empezaron las taquicardias y empeoró. Así que la trasladaron a la UVI del Carlos Haya. Comenzaron a darle corticoides para acelerar la maduración de los pulmones del feto.
Cuando el jueves dijeron que pasaba a la UVI del Materno comprendió que seguramente era para hacerse la cesárea pese a que sólo estaba de seis meses. Aún recuerda cuando se vio en el quirófano, rodeada de compañeros embutidos en los EPI. “Asustarme no porque soy enfermera, pero impresiona. Yo tenía miedo por mi niña”, explica. Fue la primera cesárea que se hizo en el hospital a una embarazada con Covid; un hito en la historia del Materno. Luego vinieron los nueve días de coma inducido.
No tiene más que alabanzas para el personal de las UCI del Regional, del Materno y de Neonatología de este hospital. Pero critica la asistencia previa. Dice que si la hubieran dejado ingresada la primera vez que acudió a este hospital el 6 de marzo “nada de esto hubiese ocurrido”.
Como pasó 21 días en la cama, luego tenía que recurrir a un andador para caminar. Madre e hija estaban ingresadas. Daniela seguía en Neonatología del Materno. Aunque había transcurrido más de una semana desde su nacimiento, la madre comenzó a estimularse con un sacaleches. “Soy una cabezona. Quería que tomara mi leche para pasarle los anticuerpos”, relata. Y lo consiguió. Los cinco mililitros que lograba extraerse al principio se los llevaban a su niña.
Cuando poco a poco fue retomando el contacto con la realidad, Cristina supo que España estaba en estado de alarma, que la pandemia había entrado con fuerza en Málaga, que los parques infantiles estaban precintados, los cines cerrados y que el mundo había cambiado por culpa de ese virus del que ella se había contagiado.
Finalmente, tras su progresiva mejoría, la madre pasó a planta. Luego vinieron el encuentro entre ambas y las altas. Se le alegra la voz cuando explica que, aunque su hija tiene un peso menor porque nació tres meses antes de lo debido, va creciendo bien. Cuenta también que a ella no le han quedado secuelas y que a finales de este mes ya se reincorpora al trabajo. La vida vuelve progresivamente a la normalidad, a la nueva normalidad.
Temas relacionados
No hay comentarios