El hambre, otra cara del coronavirus en Málaga
Las personas que llaman a la puerta de las organizaciones humanitarias se multiplican para pedir lotes de alimentos o comida preparada
En distritos como Cruz de Humilladero, OSAH atiende a 3.600 familias vulnerables
“Se han empobrecido barriadas enteras, hoy en Málaga hay hambre”
Málaga/Están en la calle desde el primer día de encierro, bien cerca de las necesidades de los demás. Por eso se consideran el “termómetro” de la situación actual entre los más vulnerables y afirman, sin temor a resultar exagerados, que “hoy en Málaga hay hambre”.
Todas las organizaciones humanitarias han tenido que multiplicar sus atenciones durante estos dos meses porque han recibido peticiones de comida y productos de higiene desde la mañana a la noche. Es otra de las múltiples caras del coronavirus y del parón económico, una consecuencia que tardará en desaparecer quizás más que la propia enfermedad.
OSAH Málaga tiene su “cuartel general” en Carranque y trabaja en coordinación con todo el tejido social del distrito Cruz de Humilladero, uno de los más golpeados por esta crisis. “Estamos atendiendo las necesidades básicas de las 3.600 familias vulnerables del distrito, nuestros usuarios se han multiplicado por cinco en estos dos meses”, explica Antonio Paneque, presidente de la entidad. Y subraya que ha sido el distrito donde más ha aumentado la necesidad de las familias.
“Se han empobrecido barriadas completas, Santa Julia, Santa Marta y zonas de Portada Alta, los tres barrios junto con la ya clásica zona de intervención de García Grana, son focos de necesidad primaria, básica”, agrega Paneque. “Hay mucha clase trabajadora que depende del turismo, de la hostelería y que en estos momentos a consecuencia del paro laboral se encuentran en casos de extrema pobreza, no han cobrado los ERTES y se ha producido reagrupaciones familiares con sus mayores”, comenta el presidente de OSAH.
No han podido pagar el alquiler ni la comida, se les han acabado los pocos ahorros que tenían y su situación ya se ha vuelto de una precariedad que asusta. “Están viniendo a pedir ayuda familias estructuradas en un criterio económico medio que nunca habían pasado por esto, que no saben si quiera lo que son unos servicios sociales, ni la renta básica, ni el subsidio y ahora están perdidos”, apunta Paneque.
Los datos hablan por sí mimos. “Llevamos entregados 316.000 kilos de alimentos, material de higiene personal y limpieza”, detalla el presidente de OASH. De ellos, 86.000 kilos han sido donados por el Ayuntamiento, 90.000 kilos proceden del Gobierno central y el resto “es gracias a la solidaridad de vecinos, colectivos sociales y cofradías”.
“Tenemos que coordinarnos, abrir nuestras puertas para optimizar los recursos, ser eficaces y llegar donde hay que llegar, todas las familias que nos llegan son supervisadas por los trabajadores sociales municipales y los técnicos que tenemos dentro de la organización”, indica Paneque.
También subraya que su organización “se ha convertido en estos momentos en la alacena de cada una de las casas vulnerables del distrito”. Han entregado 4.460 lotes de alimentos a domicilio gracias a un equipo de 75 voluntarios que ofrecen su tiempo, su coche y su gasolina.
“No queríamos colas en la calle, además de ayuda hay que dar dignidad a las personas, y les da muchísima vergüenza porque nunca han estado acostumbradas a pasar por esto”, señala y destaca que el registro de nuevos casos es incesante. “El ritmo es frenético, ayer tuvimos 43, al principio llegaron hasta 230 personas en un día”.
Nada es imposible, de 630 a 1.070 familias atendidas
Gema Rodríguez encabeza la ONG Nada es imposible, que atiende, en su mayoría, a usuarios magrebíes. “Hace dos meses teníamos 630 familias y ahora atendemos a 1.070”, explica. La chatarra, la venta ambulante, la economía sumergida, han sido sepultadas por el confinamiento. También profesionales del escenario, gentes del teatro, cantantes que se han quedado sin bolos y sin dinero con el que comprar comida.
“Desde el primer minuto estamos llevando alimentos a domicilio y seguimos, tenemos dos furgonetas y hacemos reparto, empezamos a las 8:00 y hay días que terminamos a las seis de la tarde”, comenta Rodríguez. Esto lo hacen gracias a un equipo de unas 15 personas que se van turnando para recoger y entregar.
Van a Mercamálaga y se hacen con la fruta y la verdura que no se ha vendido en el día. “Cogemos la que no sirve, de diez cajas que tiran nosotros sacamos cinco buenas, también nos dan en almacenes y naves que ya nos conocen de ser tan pesadas”, agrega la presidenta de la entidad.
“Tenemos llamadas desde las ocho de la mañana de gente pidiendo ayuda, al principio ni me lo creía, no era normal tanto volumen, pero esto va a peor aunque no lo queramos reconocer, ahora es cuando empieza la crisis”, indica Rodríguez, que ha hecho llamamientos solidarios en las redes sociales y a través de su agenda de colaboradores.
“Hemos dados unos 60.000 kilos en estos dos meses”, agrega. Y si un día han conseguido entregar pescado, limones, patatas y cebolla, al otro reparten cajas de leche, aceite, macarrones y colacao. Tienen también un benefactor que les dona miles de hamburguesas de ternera.
Una situación "muy grave" en los barrios más pobres
Jesús Rodríguez Chule apunta que “los barrios más pobres son los que padecen más, si antes había mercadillo o rastrillo, ya no lo hay, no se pueden buscar la vida, el índice de pobreza ha subido mucho más, la situación está muy seria, muy grave”. Destaca que ha subido mucho las peticiones de comida y demanda más ayuda del Banco de Alimentos y de Cruz Roja.
“No tienen ni para su comida básica, la carne no la ven casi nunca y lo que tenemos se acaba muy rápido porque hay una demanda muy grande”, apunta Chule. “Er Banco Güeno se ha convertido en un salvador, en el salvador de La Palmilla, durante el confinamiento hemos dado unos 200 menús diarios”, destaca.
Para este activista, se tendrían que potenciar mucho más las asociaciones que han estado “dando el callo, ayudando a las familias en cada zona, en cada barrio y tendrían que darnos esos alimentos porque estamos viendo que hay mucha hambre, situaciones muy malas, gente que ha tenido un nivel medio y que ahora está pasándolo mal”, dice Chule. Cree, además, que la situación no va a tener una fácil resolución.
“Los barrios más olvidados tenían ya un índice alto de paro y ha aumentado en todas las zonas”, apunta y destaca que la entrega de alimentos que hizo Cruz Roja se acabó en diez días. “Se han duplicado los usuarios, teníamos unas 800 familias antes de marzo y ahora tenemos a unas 1.600 familias”, resalta el fundador de Er Banco Güeno y La Casa de la Buena Vida.
Cada nuevo usuario, un fracaso del sistema
La Asociación Animación Malacitana comenzó a movilizarse a principios de marzo, cuando vio que la situación se podía poner muy complicada. Crearon grupos de voluntarios en Campanillas y Palma-Palmilla, sus principales zonas de acción y durante las primeras semanas del estado de alarma ayudaron con la tramitación de los ERTE y la solicitud de ayudas.
“A la tercera semana empezamos a colaborar con el bar El tunante, en Nueva Málaga y hemos repartido unos 15.000 bocadillos en todos los distritos, más 95 tarjetas monedero de Carrefour con 50 euros para alimentos”, explica Daniel Fernández, responsable de proyectos y voluntariado en la entidad. Con ellos han participado la Fundación de la Universidad de Málaga (Fguma), la Fundación del Málaga CF con la camiseta solidaria, profesores del colegio Manuel Altolaguirre, concejales a título particular y vecinos.
“La gente nos está pidiendo comida, proteínas, sobre todo”, comenta Daniel y apunta que este viernes y sábado han tenido una recogida solidaria de alimentos en Carrefour Rosaleda. “Hay usuarios que cobraban 1.300 ó 1.400 euros mensuales para sostener a toda la familia y una vez que le quitas esos ingresos no tienen nada, limpiadoras que han perdido su trabajo, gente diagnosticada de Covid que se ha quedado sin nada”, destaca el responsable de proyectos de Animación Malacitana.
“En una sociedad como la española donde la producción de alimentos y productos básicos es tan potente, si tenemos estas condiciones es porque algo falla”, considera Daniel. “Cada usuario que llega nuevo a un banco de alimentos es un fracaso del sistema”, agrega y considera que “si bien nadie tiene la culpa todos somos responsables”. Entre tarjetas, reparto de alimentos, bocadillos y mascarillas, han atendido a una unas 1.000 personas.
Las atenciones en la Costa del Sol se multiplican
En el caso de Marbella, Cruz Roja atiende en la actualidad a unas 500 familias frente al centenar al que prestaba asistencia antes de la pandemia, a lo que hay que sumar otro medio millar de núcleos familiares que están a la espera, según declara Úrsula Cruz, trabajadora social de la asamblea local. “El panorama pinta bastante desolador porque al no venir ese turismo y la mayoría de las personas de este municipio viven de él, la situación es bastante complicada y negativa corto plazo”, valora.
El comedor social Emaús de Torremolinos ha experimentado un incremento de la demanda de alimentos de unas cien personas desde que se decretó el estado de alarma, y de las 150 que atendía a diario con anterioridad ahora hay unas 260, según indica la secretaria general, Charo Abril, quien piensa que “las derivaciones de los Servicios Sociales no paran de venir” y “va a seguir creciendo la demanda”.
Mientras, el comedor social Emaús de Estepona ha pasado de las 100 personas atendidas a 220 con la crisis del Covid-19.
Más de 74.000 kilos de comida repartidos en Vélez
En Rincón de la Victoria se han duplicado el reparto de lotes de comida que distribuye el Economato Social en el que colabora el Ayuntamiento con 180.000 euros anuales. La Asociación Benéfico Social Rincón del Moral, responsable de su gestión atiende a una media de 75 familias por semana y dispone actualmente de un registro de más de 400 familias beneficiarias.
“Desde que se decretó el estado de alarma hemos pasado de repartir 25 lotes diarios a 50. Se ha duplicado la demanda que estamos recibiendo por parte de personas en situación de emergencia del municipio por la crisis sanitaria”, explica la concejal de Bienestar Social, Elena Aguilar quien señala que como consecuencia de ese aumento han tenido que ampliar el horario de servicio.
Desde que se inició el estado de alarma, el Ayuntamiento de Vélez–Málaga ha repartido 74.000 kilos de alimentos para casi 1.800 familias y ha distribuido hasta el momento 8.400 euros en bonos para la adquisición de productos de primera necesidad; entre otras ayudas. Ha abierto expedientes para ayudar a 560 nuevas familias con necesidades especiales, aparte de los usuarios habituales de los Servicios Sociales Comunitarios.
En total los Servicios Sociales Comunitarios de la capital axárquica han gestionado, desde marzo, más de 4.100 casos individualizados y 42.500 euros en ayudas económicas, destinadas a las familias más vulnerables.
En Nerja, la semana pasada tramitaron alrededor de 300 solicitudes de ayudas por importe de unos 134.000 euros. También se han repartido unos 1.200 lotes de alimentos. El concejal de Servicios Sociales, Daniel Rivas estima que en un 60 % el incremento de familias atendidas. A las personas sin techo se les atiende en el pabellón cubierto.
Ayudas también en el interior de la provincia
Los últimos repartos de alimentos realizados por parte de Cruz Roja y el Ayuntamiento de Ronda han llegado a un total de 420 familias, una cifra que se aumentó de forma considerable desde el inicio de la crisis sanitaria hasta el punto de casi duplicar a la cifra anterior.
En Antequera, se están atendiendo a unas 724 familias, lo que supone un total de 2.500 personas. La actuación principal consiste en garantizar los recursos básicos de alimentación y el pago de suministros. La plataforma Antequera Solidaria ha puesto en marcha un comedor social y tiene alojadas a 16 personas sin hogar.
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