Las heridas abiertas de Málaga
El historial de la banda en la provincia está plagado de atentados contra el turismo en las zonas costeras, varios intentos frustrados contra políticos y el asesinato a tiros del concejal José María Martín Carpena
La muerte a tiros el 15 de julio de 2000 del concejal del PP en Málaga José María Martín Carpena ha sido el golpe más doloroso que la banda terrorista ETA ha causado en la provincia de Málaga. Salía del portal de su casa, en la calle Carril de Gamarra, con su esposa y su hija para acudir a un acto público cuando un pistolero disparó seis veces. Cuatro balas impactaron en el cuerpo del edil, que murió en el acto. Sólo cuatro días después la organización terrorista lo volvió a intentar. En esa ocasión el objetivo fue el entonces secretario provincial del PSOE, José Asenjo. El mecanismo de la bomba lapa que había adherido a los bajos de su coche falló. El dirigente socialista, que iba acompañado de su mujer y su hija, oyó un ruido y vio salir humo del motor. Eso le salvó la vida.
Antes de estos atentados, ETA también había tratado de acabar con la vida del alcalde de Rincón de la Victoria, José María Gómez (PP), y su concejal de Urbanismo, Francisco Robles. La banda había colocado artefactos explosivos bajo el automóvil del regidor y de la furgoneta del edil, que no llegaron a explotar gracias a la alerta dada por el vecindario.
ETA hizo su aparición en la provincia en 1979. Desde entonces ha cometido o tratado de cometer más de una treintena de atentados. El turismo y la repercusión internacional de la Costa del Sol han estado en el centro de su diana.
Primero fue el 29 de junio de 1979 cuando hizo estallar en una playa de Marbella una bomba y colocó otro artefacto que no llegó a accionarse en un club del municipio. Al día siguiente, y también en Marbella, estalló otro paquete explosivo en el club La Siesta, donde hirió a dos turistas extranjeros. Comenzaban las campañas turísticas de la banda terrorista que se han reproducido periódicamente desde entonces.
Al año siguiente, también durante la temporada de veraneo, colocó otra bomba en un hotel de Estepona, aunque el año de más actividad fue 1986, cuando colocó paquetes bomba en hoteles de Torremolinos, Fuengirola, Málaga, Estepona, Marbella. En total se localizaron nueve atentados, unos consumados y otros frustrados.
El siguiente golpe de efecto tuvo lugar en 1991. Un coche alquilado poco antes en un rent a car y cargado con 40 kilos de amonal explosionó junto a la cárcel de Málaga. Doce personas sufrieron heridas, la mayoría leves, y la onda expansiva ocasionó desperfectos importantes en las viviendas del entorno. Sólo dos meses después, el 15 de abril de 1991 estalló un coche bomba con 35 kilos de explosivos aparcado junto al cuartel de la Guardia Civil de Torremolinos. Otras cuatro personas sufrieron lesiones leves.
En 1996 se produjo otra ola de atentados que buscaban sobre todo llamar la atención y proyectar sombras sobre la Costa como destino turístico. En julio de ese año explosionaron varios artefactos de escasa consideración, uno de ellos en el recinto musical Eduardo Ocón y otro en La Malagueta.
En el verano de 1997 ETA trató por primera vez de acabar con la vida de cargos públicos en Málaga. En septiembre de ese año se produjeron los atentados frustrados contra el alcalde y el concejal de Rincón de la Victoria y tres años después asesinó a José María Martín Carpena, la acción terrorista que ha causado más conmoción en la provincia, seguida del ataque frustrado a José Asenjo.
En julio de 2001 el objetivo fue el aeropuerto. Los artificieros retiraron un vehículo cargado con cerca de 50 kilos de explosivos que no llegó a detonar a la hora prevista por la banda. La Costa volvió a ser objetivo terrorista el verano siguiente con bombas en el mes de junio en hoteles de Mijas, Marbella y Fuengirola, donde resultó herido de gravedad un turista británico.
El 7 de diciembre de 2004, las fuerzas de seguridad del Estado desalojaron el Parque de Málaga tras el aviso de la colocación de un paquete explosivo de escasa importancia que había sido enterrado junto a un árbol.
Cuatro años después, ETA volvió a hacer su aparición en Málaga, en esta ocasión con una bomba que estalló de madrugada en la playa de La Carihuela, en Torremolinos. Pocos días después fue hallada una mochila con explosivos en una cantera de la zona. El 17 de agosto de ese mes la banda reapareció con la explosión de dos bombas en la playa de Guadalmar y Benalmádena que no causaron heridos, mientras que un tercer artefacto colocado bajo un puente de la A-7 pudo ser desactivado.
Dos malagueños más han perdido la vida en acciones terroristas. El último fue el guardia civil Juan Manuel Piñuel, un vecino de El Palo, que tras reincorporarse tras las vacaciones en Legutiano (Álava) murió en un atentado con coche bomba contra el cuartel.
En 1978 murió el guardia civil Juan Jiménez, natural de Benaoján, en un atentado en Pasajes de San Juan (Guipúzcoa), donde era jefe de la Policía Municipal.
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