La historia detrás de las viseras del Málaga CF contra el coronavirus
Manolo García narra cómo fabrica las viseras, las empresas locales que le han ayudado y el movimiento altruista que nace con 'Coronavirus Makers'
Así se crean las viseras del Málaga CF contra el coronavirus
Estos días, el Málaga CF a través de su Fundación, ponía el foco en un malaguista, Manolo García, impulsor de una iniciativa llena de color, altruista y que tiene como objetivo abastecer de material de seguridad a muchas de las personas que día tras día combaten en mayor o menor medida al coronavirus. Son viseras blanquiazules que produce a través de su impresora 3D y customiza con lo necesario para dejarlas listas para su utilización.
Las viseras están siendo destinadas, a través de la Fundación MCF, a la Comunidad Religiosa Santa Teresa de Torremolinos, al menos su primera tanda, y posteriormente a aquellos que lo necesiten, sean centros de salud o entidades sociales. La Junta de Andalucía ya las ha validado –que no homologado–. Pero la iniciativa tiene su historia y no nace aquí, sino hace un par de semanas cuando se auspicia a través de las redes un movimiento: el Coronavirus Makers.
Manolo García deja claro que la idea original no es suya, sino de unos jóvenes que se dedican a la impresión 3D, impulsores de Coronavirus Makers. Estos arrancaron esta iniciativa hace ya casi tres semanas, el fin de semana del 21 de marzo, poco después de ser decretado el estado de alarma por parte del Gobierno. Expusieron su idea de crear de manera altruista material para los sanitarios ante la alarmante falta de éste, compartiendo de manera gratuita los planos necesarios para hacer las mencionadas viseras.
Cuenta García que en apenas "tres o cuatro días" eran más de "1.000 personas las que se habían sumado a la iniciativa a nivel nacional, gente que no se conoce de nada y que por cuenta particular quería ayudar". Manolo sería uno más de las miles de personas que hasta hoy han aportado su granito de arena por esta vía. En particular, este malagueño narra los pasos que fue dando en las últimas semanas hasta llegar a este punto.
Manolo no se dedica a nada relacionado con la impresión digital. Su interés surgió hace unos años, con el boom de la impresión 3D, completó un curso de la materia y se hizo con una impresora que hasta hace unas semanas tenía donada al IES Cartima de la Estación de Cártama para uso educativo. "Cuando surgió esto llamé al instituto y fui a recogerla ya que no le estaban dando uso en estos momentos. Me sumé a la iniciativa y comencé a fabricar esas pantallas", reconoce el malagueño, que afirma que todo fue muy rápido: "A finales de la semana pasada, los hospitales estaban ya cubiertos. Era una locura el ritmo de producción y cómo había crecido tanto".
Trabajo en equipo
En esta historia, Manolo García no es el único que ayuda. En su casa, su mujer, su hija e hijo le ayudan con la producción y a terminar de preparar las viseras. La impresión 3D es solo una parte del proceso. Tras ésta, el acabado consiste en la colocación de un "frontal de gomaeva para que sea más cómodo, un elástico en la parte trasera para que se ajuste con facilidad y por último se le coloca un PVC en horizontal con dos grapas en la parte superior para que éste no se salga".
El malacitano cuenta que la impresión de dos viseras tarda unas "cuatro horas y 20 minutos" y que el montaje posterior ronda los 10 minutos por pieza: "Hay que preparar las tiras de gomaeva, la cinta de 40-42 centímetros, al PVC hay que recortarle las esquinas, etc. Luego, entre impresión e impresión hay que recalibrar la impresora, cambiar la base...".
Según García, hasta el momento ha podido fabricar "más de 60 viseras" a un ritmo de seis diarias tras "12 horas de impresión". Sobre el precio de cada unidad, una estimación del coste de la visera al completo "ronda el euro siendo generoso", por cada una de ellas. Es una estimación ya que el malagueño indica que no todos los materiales que necesitó para la elaboración de estas corrieron de su bolsillo. Durante la compra de los útiles, y tras contar su iniciativa, las dos empresas a las que acudió le donaron lo necesario. Másquepapel, una papelería de Alhaurín de la Torre, "no me quiso cobrar los plásticos, la cola ni el pegamento para la visera", menciona Manolo que vivió lo mismo en Todo Tela, también en Alhaurín: "Cuando fui a por el elástico me regaló un rollo de 100 metros. Además, me reconocieron que también fabricaban mascarillas de tela en su tiempo libre".
Además, García también reconoce el trabajo de Gráficas Payan, una imprenta torrealhaurina que ha puesto su gráfica a disposición de Coronavirus Makers. Al parecer, ésta tiende la mano a todos aquellos particulares que están fabricando las viseras, para recogerlas y completar su montura con el plástico, la goma y demás útiles. "Sin exagerar en un día pueden llegar 2.000 unidades", reconoce Manolo.
Lazos blanquiazules
La idea de teñir de blanquiazules las viseras nace tras una conversación con el coordinador de la Fundación del Málaga, Lucas Rodríguez. Manolo le transmite su idea y la posibilidad de suministrar las viseras a algunas de las muchas asociaciones afines con el club blanquiazul.
"Sabía que ellos tendría contactos de gente que necesitaban este tipo de herramientas", afirma García, que propuso la posibilidad de darle color a las viseras, un "toque blanquiazul". Tras la publicación del vídeo por parte del club, el malagueño recibió un aluvión de felicitaciones tras la rapidez de la difusión en los medios. Son ya varias las empresas que le han tendido la mano desde entonces.
Más proyectos
Manolo García también cuenta que las viseras no son los únicos utensilios que están fabricando y promoviendo desde Coronavirus Makers. Al parecer también han facilitado las guías para fabricar unos clips que se colocan en las gorras de los cuerpos de la Policía Local y Nacional, y de la Guardia Civil para que puedan enganchar el protector de PVC sin necesidad de portar una de estas viseras.
Otra de las herramientas que están creando son salvaorejas para las mascarillas de los sanitarios. Se trata de otro utensilio creado con las impresoras 3D que ayuda a descargar la tensión que ejercen las mascarillas en las orejas. Son unas tiras de plástico a las que se engancharían las mascarillas, evitando que éstas vayan colocadas en las orejas. Además, los salvaorejas están siendo fabricados con mensajes positivos. Un golpe anímico para el portador y todo aquel que lo lea. En ellos se pueden leer frases como "heroína" o "héroe trabajando", "sois l@s mejores", "tú puedes" o "sé fuerte".
Manolo está en un grupo de Telegram, un servicio móvil similar a Whastapp, en el que se han agrupado todos los makers de la provincia. "Somos casi 900 personas en ese grupo", comenta y apunta a que "en el peor de los casos podemos producir 1.500 viseras diarias entre todos". Además, para aquellos que no posean una impresora 3D pero pese a ello quieren ayudar a la causa se están facilitando diversas vías para hacer llegar donaciones. Diversas webs como fervi3d o smartmaterials3d han habilitado compras que irán destinadas a los makers que selecciones. Desde Google se puede acceder a ellas con palabras claves como "donación", "makers" y "PLA".
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