Un hombre se disloca un hombro tras caerse por una arqueta rota y no señalizada en Málaga: "Era una trampa"

Francisco Palomas iba tranquilamente caminando la semana pasada por la calle Cuarteles, en Málaga capital. De pronto pisó una arqueta y minutos más tarde bramaba de dolor.

Al pisar la arqueta, ésta cedió, perdió el equilibrio, acabó en el suelo y, al golpearse, se dislocó el hombro. “Se me salió de su sitio”, explica mientras espera su cita con el traumatólogo para una revisión en el Centro de Especialidades José Estrada (CARE), de Muelle de Heredia.

Deja bien claro que no estaba indicado que estuviera en mal estado. “Aparentemente, la arqueta estaba bien. Pero no era así. De modo que al pisar, como tenía un lateral roto, se hundió y me caí”, relata mientras no aparta la mirada del panel donde se va llamando a los pacientes por su número. “Parecía una arqueta, pero en realidad resultó ser una trampa”, ironiza. 

Todo ocurrió el pasado jueves 12, sobre las siete de la tarde. Cuenta que le ayudaron a levantarse porque no podía incorporarse por sí mismo del impacto y el dolor de la caída.

Minutos después acudió una ambulancia y también llegaron al lugar policías locales. Mientras a él se lo llevaban al Hospital Regional, los agentes procedían a precintar la arqueta para advertir del peligro a otros peatones. “Pero yo he pasado hace unos días por allí y sigue sin estar arreglada; otras personas pueden tener el mismo accidente que yo”, reflexiona. 

En Urgencias del Hospital Regional le colocaron el hombro en su sitio. Dice que desde entonces está tomando calmantes para el dolor cada cuatro horas. 

La sala de recepción de Traumatología del CARE está llena de pacientes. Muchos se quejan de las listas de espera para llegar al especialista. Pero Francisco no tiene objeciones sobre la asistencia. Su crítica es hacia los responsables del mantenimiento de la arqueta. 

“Me han dicho que puedo poner una denuncia. No sé lo que haré, todavía lo estoy pensando”, afirma. A continuación insiste en que no es que él pisara una arqueta que tuviera alguna indicación de que estaba rota. “Es que no tenía señalización ninguna”, recalca. De hecho, su accidente fue el detonante de que la precintaran. Pero advierte que, por lo menos hasta hace unos días, seguía sin repararse.