El hotel "torre del puerto" de Málaga: un debate contradictorio

Tribuna de opinión

Resulta pretencioso definir la tipología arquitectónica del hotel como “rascacielos”, cuando se trata de un edificio de 27 plantas que estaría muy por debajo de dicha tipología

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Infografía del hotel rascacielos en el dique de levante del puerto de Málaga.
Infografía del hotel rascacielos en el dique de levante del puerto de Málaga.
José Seguí, Arquitecto

25 de enero 2024 - 15:18

Algunas Asociaciones de carácter civil o Académicas de nuestra ciudad de Malaga no han dejado de plantear su oposición durante el largo proceso administrativo del Plan Especial del Puerto recientemente aprobado, y que incluye también las condiciones urbanísticas del Hotel, basándose más en ciertas consideraciones un tanto contradictorias y excesivamente teóricas del desarrollo de la ciudad que en el dinamismo que la ha caracterizado históricamente, como podríamos destacar en la Malaga Industrial de final del XIX con las grandes transformaciones urbanas en sus diversos planes urbanísticos de ensanches con sus ejemplares actuaciones que modificaron sustancialmente su imagen y paisaje urbano, destacando la excepcional calle Larios abriendo su Casco Histórico que con sus criterios quizás jamás se podría haber realizado. Y también las importantes transformaciones de la ordenación del Litoral de Poniente como muestra del innovador Plan General del 83 actualmente desdibujado con sus sucesivas revisiones, o la actual remodelación de los espacios portuarios colindantes con la Ciudad que la podríamos considerar como la más importante actuación desde aquella apertura de la calle Larios en el siglo XIX, incluso con la posterior y acertada ubicación de la Torre de la Equitativa en su cabecera. Estas diversas transformaciones urbanas son el reflejo de los diversos desarrollos históricos y la vida de sus ciudadanos, que han tratado de encontrar con estas intervenciones se futuro al que se destinan.

La nueva caracterización de usos y actividades consolidadas actualmente en la remodelación de los espacios del Puerto colindantes con la Ciudad debido a su ampliación mar adentro, es desde donde mejor se podría entender la escala de la Torre del Puerto en la plataforma del Dique de Levante conformando también su cabecera, al igual que hubiera ocurrido con cualquier otro proyecto para poder articularse visualmente con el conjunto de las referencias urbanas colindantes y las portuarias de su entorno. La estratégica ubicación junto a la Estación Marítima de Cruceros con sus más de 300 atraques y 500.000 turistas anuales que entran a la ciudad por este lugar, un tanto obsoleto sin vistas al mar por sus altos muros de protección, y los 12 millones de visitantes que generan las actividades de los Muelles 1 y 2 en su directa conexión con el

Centro Histórico, posibilitan su continuidad urbana para abrir la Ciudad al Mar descubriendo ese excepcional paisaje marítimo, como en su día lo fue la Calle Larios respecto a la apertura urbana de su Centro Histórico para cualificar su permeabilidad y uso urbano.

No podemos tampoco obviar ese tiempo histórico en que Málaga creció dando la espalda al mar y a su propio Puerto, aislándose incluso físicamente con una valla de delimitación portuaria que se convertía en una “trasera” del propio Parque, o seguir relatando un pasado idílico que en modo alguno corresponde a su actual realidad reflejo del importante desarrollo económico y turístico que ha aumentado su estacionalidad no solo debido a sus importantes ofertas y nuevas instalaciones hoteleras, sino también de las múltiples iniciativas empresariales y tecnológicos que se están ubicando en todo su ámbito urbano y territorial. Condicionar la autenticidad del paisaje patrimonial de este espacio portuario a un uso ya inexistente, resultaría altamente contradictorio porque los estudios paleogeográficos del litoral de Málaga nos mostraría el nulo parecido de las historias que permanecen en el tiempo y no en los lugares que se transforman para hacerlas posible, como ha ocurrido entre el puerto actual y “los diferentes puertos” de Málaga a lo largo de su historia (fenicia, romana, musulmana, decimonónica y actual), que nos han mostrado diferenciados paisajes urbanos y cuyas transformaciones no se hubieran realizado desde la visión endogámica que hoy se pretende plantear con la herencia recibida. Percibimos con nuestras miradas diversas perspectivas que varían según sus tiempos y distancias visuales, miradas que son dinámicas sobre una realidad construida desde el conocimiento y la creatividad para responder en el tiempo a los requerimientos del lugar. Uno se queda atrás cuando tiene que recurrir más a los recuerdos del pasado que a la imaginación que requiere en el tiempo para construir el futuro.

Tampoco se ha tenido en consideración que el Casco Histórico de Malaga no está incluido ni en trámite de una declaración de Patrimonio de la Humanidad. La Farola del Puerto fue declarado BIC a instancias de la propia Autoridad Portuaria con unas específicas condiciones de protección que permitiera el desarrollo del propio Puerto en el conjunto de sus nuevas infraestructuras en donde se incluye el Dique de Levante, cuya construcción obligará a realizar en su extremo una nueva señalización luminosa sustituyendo la función de la antigua Farola colindante con el Barrio de la Malagueta que con sus 33 Torres Residenciales no solo ha perjudicado ya sus condiciones de señalización portuaria sino también su percepción referenciada al más distorsionado perfil urbano de todo su litoral. La ubicación del Hotel en el Dique de Levante se distancia a 800m. de la Farola y más de 1.500m. del Centro Histórico, y si bien es cierto que cualquier intervención genera impactos visuales sobre la realidad actual en donde se ubica sería también necesario mirarlas y entenderlas en el tiempo a la que se destinan en donde van a adquirir su auténtico valor como respuesta a los nuevos retos. Percibimos la Ciudad no solo a través de sus diversos paisajes que se transforman permanentemente, sino también de la manera en que la población se relaciona y usa colectivamente los nuevos espacios y las actividades que generan.

Respecto a los aspectos de impactos medioambientales se utilizan datos intencionadamente trasgiversados para generar una confusión basada en trucar hábilmente una realidad que imposibilita su discusión por sus irreales contenidos que impide cualquier debate objetivo. Todo ello genera una cierta confrontación al no diferenciar el análisis medioambiental sobre espacios naturales que son objetivables por determinados parámetros científicos, de los del paisaje urbano como percepción visual es dinámica en su relación con el entorno construido de la ciudad que serán siempre mutantes a lo largo de su tiempo e historia. Esta constante transformación requiere también su necesaria "caracterización" ante las diversas miradas de numerosos colectivos ciudadanos que la perciben y usan de otra manera ante sus nuevas ofertas. Se trata de aspectos subjetivos y culturales que es necesario delimitar para entender también las otras múltiples interpretaciones colectivas de la ciudad que es necesario tener en consideración para concretar precisamente sus objetividades tal como nos indica la 'Convención Europea del Paisaje' (Florencia, 20 Octubre de 2.000), en donde la consideración del "paisaje" la entiende desde el conjunto de todas las miradas de quienes la perciben dentro de las diversas caracterizaciones que se producen entre ellas para diferenciar entre lo meramente subjetivo o particular a lo objetivable colectivamente.

Finalmente, resulta pretencioso definir la tipología arquitectónica del Hotel como “rascacielos”, cuando se trata de un edificio de 27 plantas que estaría muy por debajo de dicha tipología y cuya definición arquitectónica está pendiente aún de definirse con más detalle en su definitiva formalización, intentando de esta manera exagerar su descripción para confundir con una referencia tipológica que no le corresponde. Sin embargo, resulta también un tanto contradictorio que otras actuaciones en diversas ciudades españolas como por ejemplo las recientes Torre Asbag, la Torre la Vela, o las dos Torres del Puerto Deportivo en Barcelona, o las cuatro Torres Bussines en Madrid, la Torre Iberdrola en Bilbao, la Torre Eólica en el Puerto de Valencia …,y también en la relación puerto-ciudad en Europa con los puertos de Hamburgo, Rotterdam, Glasgow, Trieste, Amberes…, o en Paris donde precisamente tiene la sede la Unesco muy cerca de la Torre Montparnasse con 231 metros de altura y las diversas Torres en su eje del Arco de la Defensa…, no acudan con los mismos razonamientos que lo han estado haciendo en el caso de Malaga intentado imponer un relato localista con el “casticismo” intelectual de cierto postureo demagógico y victimista sin el suficiente conocimiento que le podrían haber aportado la actual realidad de nuestra ciudad o el largo proceso administrativo de más de siete años ante las cuatro administraciones del Estado ( municipal, portuaria, autonómica y estatal), sobre un suelo portuario que además nunca perderá su condición de propiedad pública evitando así cualquier acto especulativo de carácter privado.

Es siempre más fácil destruir desde relatos hábilmente trucados de la realidad intentando hacer más creíble la mentira que la verdad, que construir desde el rigor y creatividad que requiere el futuro que se busca. Así ocurrió también con el túnel de la Alcazaba cuya actuación ha permitido incorporar los yacimientos arqueológicos a calle Alcazabilla convertida en un atractivo paseo peatonal, o por los que en otros tiempos defendieron la protección al derribo del Silo del Muelle 2 para poder realizar el actual Palmeral, y como también antaño ocurrió con el derribo de la Casa de la Cultura que hizo posible la puesta en valor del Teatro Romano …,o los que recientemente se opusieron al Hotel de Moneo que ha mejorado y dignificado el espacio intersticial del Hoyo de Esparteros convirtiéndolo en un excelente espacio público. Y capítulo aparte merece las recientes y controvertidas propuestas de las quince torres de Muelle Heredia colindantes con el Casco Histórico, sin que hayan provocado esa oposición de ninguno de sus actores o asociaciones academicistas que emiten sus juicios particulares teniéndose que parapetar cómodamente detrás de ellas para respaldar sus criterios y aprovechar el valor mediático del proyecto para hacerse oír y protagonizar este contradictorio debate.

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