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Perpetró dos asaltos en apenas unos minutos y trató de huir. Mientras lo hacía, se deshizo de la caja registradora que había conseguido, pero su plan -si lo hubiere- fracasó y acabó siendo detenido por la Policía. Ocurrió la pasada noche del miércoles al jueves en Marbella.
Poco antes de la 1 de la madrugada saltaron las alarmas. Un aviso alertaba de que el cristal de la entrada de un comercio había sido fracturado. En el interior, los agentes que acudieron encontraron el adoquín que, supuestamente, utilizaron para el golpe. El humo antirrobo que desprendía el local como sistema de seguridad pudo ahuyentar al caco, quien poco después tenía un nuevo objetivo.
Al percatarse de la presencia policial, el sospechoso, vestido de oscuro, se quitó la camiseta que llevaba y arrojó una caja registradora. Sabía que la Policía le pisaba los talones, y para evitar ser interceptado, saltó un muro de una zona residencial en su intento de huida, pero no pudo llegar lejos. Allí, una patrulla le colocó los grilletes. Tras leerle sus derechos, lo detuvieron como presunto autor de un delito de robo con fuerza.
Los policías constataron que otro local, un restaurante, también había sido violentado. El cristal de la entrada, como en el caso anterior, había sido fracturado, al parecer con el pie de un parasol. Las indagaciones permitieron relacionar ambos robos. La caja con la recaudación que faltaba era la misma que el ladrón, en su fuga, había tirado para evitar que se le relacionara con ella.
El modus operandi recuerda al empleado por otro ladrón que también fue detenido en Málaga capital el mes pasado. Hacía uso de arquetas de la calle que arrancaba para estrellarlas contra los escaparates. La Policía lo detuvo como presunto responsable de hasta 11 asaltos perpetrados entre noviembre y diciembre.
Un negocio de fotografía, que asaltó en hasta tres ocasiones, una autoescuela, dos veces, una clínica veterinaria, una inmobiliaria, una estética o un bar son algunos de los establecimientos en los que actuó el investigado entre los meses de noviembre y diciembre, en la zona de La Virreina.
Fruto de las diligencias practicadas de investigación, la Policía identificó al presunto responsable de los hechos, un joven español de 29 años.
Para perpetrar los asaltos, el sospechoso arrancaba, presuntamente, las arquetas de saneamiento público de la calle y, a continuación, fracturaba los escaparates de los comercios. Una vez en el interior, tomaba los objetos de valor que encontraba a su paso, teniendo predilección por el dinero en efectivo, equipos informáticos y telefonía.
Según las averiguaciones, el ladrón actuaba siempre en horario nocturno. En uno de los once robos esclarecidos habría contado con la colaboración de un sobrino, el cual ingresó en prisión semanas atrás por otro robo en la Virreina
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