Cada día un joven con ideas suicidas pide ayuda al Chat de la Esperanza de Málaga

Desde su puesta en marcha en marzo de 2022, 355 menores de 26 años contactaron por ese motivo

Suicidios familiares, abusos o bullying, los detonantes

El Teléfono de la Esperanza atiende 924 llamadas de temática suicida durante 2022, el triple que en 2020

'El Chat de la Esperanza' atiende 5.484 peticiones de ayuda de jóvenes que sufren ideas suicidas

Un voluntario atiende a una persona que ha llamado al Chat de la Esperanza.
Un voluntario atiende a una persona que ha llamado al Chat de la Esperanza. / Javier Albiñana

Málaga/Conscientes de que los jóvenes también tienen sus angustias, pero viendo que apenas llamaban al Teléfono de la Esperanza, los técnicos de este servicio decidieron crear un chat para que se animaran a contactar a través de este canal. Así nació en marzo de 2022 el Chat de la Esperanza. Los datos indican que la idea fue acertada de cara a ayudar a que este sector de la población pida ayuda cuando lo necesite: desde su creación ha hecho 355 atenciones de menores de 26 años con ideas suicidas. Casi a razón de una diaria.

Aurelia González, la impulsora y directora del Chat, se apresura a insistir en que, ante la maquinación suicida, hay salida. “Siempre hay otras opciones, pero tienen una visión de túnel y lo que hay al lado del túnel no son capaces de verlo. Por eso hay que inculcarles que hay soluciones. Contactan hasta menores de 14 años con ideas suicidas. Es un drama que personas tan jóvenes tengan tanto sufrimiento, porque detrás de las ideas suicidas hay mucho sufrimiento”, explica la psicóloga clínica, cuyo trabajo es completamente altruista.

Según el balance hasta finales de junio, el Chat de la Esperanza recibió 7.179 conexiones, la amplísima mayoría, de jóvenes y adolescentes. De esta cifra, con ideación suicida, contactaron 175 menores de 18 años, 180 de entre 19 y 25 y 167 de 26 a 35. En total, 522. De estos, 355 no tenían más de 25 años... Por crisis suicida –es decir, cuando ya ven como única salida quitarse la vida y hasta tienen planeado cómo hacerlo– contactaron 118. Treinta y siete eran menores de 18, 40 jóvenes tenían entre 19 y 25 y 41 entre 26 y 35 años. Respecto a los que se pusieron en contacto con el chat con el suicidio en curso, fueron 10, ocho y nueve, respectivamente.

Los factores desencadenantes suelen ser los suicidios o intentos de suicidio en la familia, los abusos sexuales, los malos tratos, el bullying o la mofa en las redes sociales.

La directora del Chat explica que en los tiempos que corren, el acoso puede ser presencial o digital. “Ahora es más difícil afrontarlo porque graban vídeos, los publican en las redes y se entera todo el mundo. Además, ahí queda para siempre”, comenta.

Aclara también que la ideación suicida es “multifactorial”. Influyen factores externos –como los intentos suicidas de un familiar o el bullying–, pero también internos –como la falta de resistencia a la frustración o pocas herramientas emocionales–. “Porque no todas las personas que sufren maltrato tienen ideas suicidas”, explica. Afirma también que “ahora hay más ideación suicida entre los jóvenes que hace 50 años”.

Imagen del Chat.
Imagen del Chat. / Javier Albiñana

Influye en esta realidad la forma de vida actual, la falta de redes extensas y la mayor incertidumbre. “Desde la incertidumbre laboral hasta por el futuro ecológico. Porque es como que todo está en el aire”, comenta.

Este proyecto ya convertido en programa de ayuda también confirma otra realidad: la de jóvenes que se autolesionan haciéndose cortes o quemaduras, generalmente en los muslos y en zonas del cuerpo que puedan cubrirse para que no se vean. Son daños que se autoinflingen no con ideas suicidas, ya que no ponen en peligro su vida, sino como la forma que encuentran para mitigar una angustia.

“Hay un aumento importante de las autolesiones. Es como sustituir el dolor emocional por un dolor físico. Y el dolor físico es menos doloroso que el emocional...”, advierte la psicóloga.

Un voluntario del Chat de la Esperanza.
Un voluntario del Chat de la Esperanza. / Javier Albiñana

El presidente del Teléfono de la Esperanza, Juan Sánchez, apunta que precisamente el Chat se pensó para acercarse a los jóvenes con ideas suicidas o que se autolesionaban. “Y la valoración desde su puesta en marcha es muy positiva porque hemos encontrado el medio de comunicarnos con la gente joven y a través del que transmite sus emociones y crisis”, sostiene.

De un lado del Chat hay un joven que busca ayuda. La mayoría son de Málaga, que es donde surgió la iniciativa y donde está más difundida. Pero también contactan desde el resto de España, Europa y América Latina.

Del otro lado, siempre hay un voluntario. La mayoría de las veces, otro joven. Porque, según explica González, intentan que sean también jóvenes los que los atiendan para que manejen los mismos códigos, un lenguaje similar y “estén también en su onda”.

Para acceder al Chat hay que descargarse la APP Conéctate.social que está disponible en Google Play y Apple Store. También se puede entrar por la página del Teléfono de la Esperanza. El proyecto está financiado por las fundaciones El Pimpi, Lágrimas y Favores y la Obra Social La Caixa.

Un proyecto de ampliación y 25 voluntarios

Un total de 25 voluntarios atienden de lunes a viernes, de 18:00 a 00:00, en Málaga, el Chat de la Esperanza. Rotan en turnos de tres horas. Pero la idea es ampliar esta atención tanto en horario como en geografía. La iniciativa nació en esta ciudad como proyecto piloto y ya se ha exportado a Madrid. La intención del Teléfono de la Esperanza es que vaya extendiendo a otras sedes.

También que se pueda ampliar el horario de atención a las 24 horas, los 365 días del año, como ya funciona el servicio telefónico. Para ello, esta asociación –cuya sede esta en el barrio de La Victoria– necesita más voluntarios.

La propia organización los forma para que sepan actuar ante una persona que pide ayuda. En los últimos meses, el Teléfono de la Esperanza ha ofrecido varias charlas en centros educativos para dar a conocer el Chat. El objetivo es tanto captar voluntarios, como jóvenes que puedan atravesar un mal momento y necesiten ser escuchados.

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