El imperio mundial del aceite

economía | radiografía del funcionamiento de dcoop

Dcoop, el mayor productor de aceite de oliva del planeta, es propiedad de 75.000 cooperativistas y prevé facturar más de 1.000 millones en el año 2016 Analizamos todo el proceso de producción

1. Un momento del envasado en la planta de Mercaóleo, propiedad de Dcoop. 2. Un trabajador observa las aceitunas que acaban de traer unos agricultores a la cooperativa OleoAlgaidas. 3. Un operario en la sala de decantación de OleoAlgaidas. 4. Detalle de una uva del tipo arbequino. Tiene un rendimiento del 24%, pero al ser más pequeña se necesita un mayor número de kilos para obtener aceite. 5. El consejero-delegado de Mercaóleo, Javier Moreno. 6. Una experta hace una cata en el laboratorio de Dcoop.
Ángel Recio Málaga

22 de marzo 2015 - 01:00

"Somos el mayor productor de aceite de oliva del mundo y queremos ser en cinco años también el mayor comercializador". El objetivo que se marca la cooperativa andaluza Dcoop, con sede en Antequera, es muy ambicioso, pero teniendo en cuenta su crecimiento y su dinamismo empresarial tienen posibilidades de conseguirlo. Estuvieron muy cerca el año pasado con su oferta por Deóleo, el mayor comercializador de aceite del planeta, y, fracasado ese intento, ahora están apostando por la diversificación de líneas de negocio, la suma de más cooperativas y la adquisición de compañías. "Dcoop ha ido doblando su cifra de ventas cada tres años y nuestra ambición es seguir haciéndolo", expone a este diario Javier Moreno, consejero delegado de Mercaóleo. Prevén superar la barrera de los 1.000 millones de euros de facturación en 2016, frente a los 650 actuales. Producen, envasan y venden aceite de oliva virgen, aceitunas, vino, carne, embutidos, quesos o leche de cabra y tienen secciones de suministro, cereales o crédito.

El imperio Dcoop es fruto del trabajo diario de 75.000 cooperativistas de todas las provincias andaluzas, Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Badajoz, así como de los profesionales de la empresa. Este diario les acompañó el pasado jueves en cada parte del proceso para la elaboración del oro líquido malagueño, su producto más representativo, que se consume tanto en los supermercados Walmart de Estados Unidos como en China.

EN EL CAMPO

Visitamos una plantación de olivos entre Antequera y Villanueva de Algaidas en la que se pueden apreciar tres tipos de cultivo: el superintensivo, el intensivo y el tradicional. En el primero, que apenas representa el 5% del total, se cultiva la variedad de aceituna arbequina y su marco de plantación (separación de olivos entre calles y entre ellos mismos) es solo de 1,5 a 3 metros. Al estar tan juntos, se recolecta muy rápido con el vibro, una máquina que coge el tronco del árbol, lo agita y cae la aceituna a unos fardos previamente colocados. Entran unos 2.000 olivos por hectárea. El cultivo intensivo es el más habitual y es de la variedad hojiblanca. Están más separados -con un marco de plantación de 8x8 metros- y suele haber unos 200 olivos por hectárea. El tercer tipo, el tradicional, es el de toda la vida. Hay olivos incluso centenarios con una mayor distancia entre ellos, ralentizando la recogida, y suelen ser también de hojiblanca, según explica Álvaro Chacón, ingeniero técnico agrícola de Dcoop.

El aceite que se obtiene es distinto en función de la aceituna. La arbequina, por ejemplo, tiene un sabor más suave y se emplea más para ensaladas. La campaña suele empezar en octubre, siendo el pico entre diciembre y enero, aunque depende del tipo de aceituna. Ahora las yemas están volviendo a crecer. La vida útil del arbequino es de unos 20 años, mientras que el del olivo hojiblanco es de unos 40 años.

EN LA COOPERATIVA

Los agricultores llevan las aceitunas a las cooperativas. Acudimos a OleoAlgaidas, una de las más importantes de la comarca. Javier Vidaurreta, su director gerente, señala que los agricultores le llevan, de media, unos 150.000 kilogramos de hojiblanca, arbequina y picual. En la zona de recepción tienen ocho puntos de descarga, donde los cooperativistas sueltan las aceitunas y se separan en función de su variedad y calidad. En un proceso totalmente automatizado, se limpia la aceituna, se lava, se pesa y se toma una muestra que va directamente al laboratorio de Dcoop para determinar el rendimiento. El rendimiento es la proporción de aceite que sale por aceituna, estando la media en un 20%, es decir, que de cada 1.000 kilos de aceituna se obtienen 200 kilos de aceite. El agricultor cobra de la cooperativa en función de ese rendimiento. No hay un precio definido -varía en función de muchas variables- pero se puede pagar en torno a 55 céntimos de euro por kilo de aceite.

En la cooperativa se hace la molienda (trituración de la aceituna), obteniendo una pasta. Una parte es sólida, otra agua y otra aceite. Es necesario separarlo sin alteraciones químicas para que sea reconocido como aceite de oliva virgen. Para ello se utiliza una termobatidora y dos centrifugadores, horizontal y vertical. El sólido de la aceituna y el agua se llama orujo y se utiliza para reciclaje o la generación de energía, mientras que el aceite pasa a una sala de decantación y, tras un nuevo filtrado, se lleva a la bodega, donde OleoAlgaidas, que factura unos 25 millones de euros anuales, tiene 40 depósitos con una capacidad de 103.000 kilos de aceite cada uno. De esa bodega, a través de un tubo, se traslada a los camiones cisterna que son enviados a Mercaóleo, la planta envasadora de Dcoop.

EN EL LABORATORIO

Es un elemento clave en todo el proceso, pues la cooperativa paga al agricultor por el rendimiento y Dcoop paga a la cooperativa por la calidad del aceite y eso se analiza en el laboratorio. Su directora es Rosario Luque y comenta que el año pasado estudiaron más de 9.000 muestras. Hacen un análisis físico-químico (pureza, esteroles, ácidos...) y uno organoléptico (cata). En el laboratorio trabajan 16 químicos, farmacéuticos y biólogos y, entre otras cosas, analizan y clasifican el aceite de cada almazara y comprueban que el aceite que se trasladó en la cisterna es el mismo que había en la bodega, pues realizan la trazabilidad completa del aceite, desde el campo hasta el supermercado a través del número de lote.

EN LA PLANTA ENVASADORA

Dcoop tiene una de las plantas envasadoras más modernas del mundo. Basta con entrar para comprobarlo. Tienen unas grúas, los famosos toritos o, técnicamente, AGV, que trasladan palés de un lugar a otro sin conductor, siendo controlados mediante un ordenador y un radar. Realizan todos los transportes salvo la carga y descarga en camiones.

El aceite les llega en los camiones cisterna y va a la bodega, donde cuentan con 24 tanques con una capacidad de 125.000 kilos de aceite cada uno. En ellos se hace un nuevo filtrado y, posteriormente, se envasa. Martín Ruiz, supervisor de producción de Mercaóleo, subraya que la línea de envasado tiene capacidad para rellenar 24.000 botellas a la hora de PET (envase de plástico) o 18.000 botellas a la hora de cristal.

En el proceso hay varios detectores de calidad que comprueban que no hay ningún fallo en la botella, el taponado, el etiquetado, etcétera. De hecho, la merma (margen de error) en esta fábrica es de menos del 0,5%. Dcoop vende aceite a granel o envasado para 60 países y multitud de marcas. Exportan el 90% de la producción, siendo el año pasado la segunda empresa española agroalimentaria con mayor volumen de exportación. Trabajan para las principales cadenas de distribución (Walmart, Aldi, Lidl...) y el número sigue creciendo. Este jueves, por ejemplo, había un auditor analizando el funcionamiento de la planta porque están en conversaciones para incorporar a un nuevo cliente norteamericano.

La planta se inauguró en 2009 y, por tanto, tiene maquinaria muy novedosa. Es llamativo su almacén automático, en el que se guardan hasta 7.000 palés en una estructura de 31 metros de altura, el equivalente a 11 plantas. Una grúa automática recoge el material que allí se guarda, que va desde el aceite envasado, etiquetado y empaquetado hasta las botellas o los tapones. Mercaóleo era propiedad al 50% de la entonces Hojiblanca (ahora Dcoop) y la multinacional Cargill, aunque la cooperativa compró la parte de Cargill en octubre del año pasado, tras embolsarse unos 50 millones de euros por la venta de casi el 10% de acciones que poseía en Deóleo.

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