Iñaki Hormaza (La Mayora): "La financiación en ciencia es insuficiente, para medios y para fijar talento"
Entrevista
El jefe del Departamento de Fruticultura Subtropical y Mediterránea del IHSM trabaja en el IHSM se dedica, desde su incorporación en 2001, al estudio de los tropicales fundamentalmente aguacate, mango y chirimoyo
Algarrobo/El Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea "La Mayora" fue creado para unir los esfuerzos de los grupos de la preexistente Estación Experimental “La Mayora” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (EELM-CSIC) ubicado en Algarrobo y grupos de varios departamentos de la Universidad de Málaga (UMA) para potenciar y coordinar más eficientemente la investigación científica en horticultura intensiva y fruticultura subtropical que venía desarrollándose en las dos entidades.
Cinco de sus investigadores han sido valorados por la Universidad de Stanford, como los mejores de su campo de estudio a nivel mundial por toda su trayectoria. Iñaki Hormaza, jefe del Departamento de Fruticultura Subtropical y Mediterránea del IHSM, lo ha sido en la categoría de Horticultura.
–Ha sido reconocido por su trayectoria profesional como por sus éxitos en 2019, ¿cuáles han sido?
–Este reconocimiento se basa en el impacto científico de las publicaciones realizadas en los últimos años. Entre esos éxitos destacaría la determinación del origen del chirimoyo en América Central, su propagación en tiempos precolombinos a América del Sur por vía marítima, la determinación de los limitantes a nivel de flores que limitan la productividad del aguacate, la localización de un gen responsable de la producción de chirimoyas sin semillas o los estudios de diversidad genética de distintos frutales subtropicales.
–También han reconocido a otros cuatro compañeros, ¿qué supone para el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ CSIC-UMA?
–Es un estímulo para seguir trabajando y consolidar este Instituto como un referente internacional en Fruticultura Subtropical y Horticultura Intensiva. En mi caso, es un reconocimiento a la labor de un grupo de investigación, la ciencia no suele ser un trabajo individual sino que hay muchas personas implicadas en todo el proceso de producción científica, y a la importancia de la Estación Experimental de la Mayora en Algarrobo. El impacto que hemos tenido ha sido gracias a la infraestructura única de esta finca experimental y, además, demuestra que se puede hacer ciencia de alta calidad desde el corazón de la Axarquía malagueña, lo que puede ser un estímulo para los jóvenes de la comarca.
–¿Tiene la impresión de que, de forma general, no se aprecia el trabajo que lleváis a cabo?
–A veces sí, pero creo que generalmente es por desconocimiento. La investigación científica requiere muchísimo esfuerzo de trabajo en equipo y, a veces, solamente se aprecian los resultados más finalistas. Se olvida que los resultados aplicados solamente llegan después de muchos años de trabajo de desarrollo de nuevo conocimiento.
–Probablemente, tampoco se valore lo suficiente el trabajo de los investigadores, ¿no le parece?
–Yo creo que esto va cambiando. Una de las pocas cosas buenas que nos va a dejar la crisis de la covid-19 va a ser un cambio en la percepción de la ciencia y los investigadores por parte de la sociedad. La ciencia ha sido capaz de desarrollar en menos de un año varias vacunas que van a salvar miles de vidas y no debemos olvidar que eso ha sido posible gracias al conocimiento anterior desarrollado por distintos científicos durante muchos años de trabajo en muchos casos poco valorado porque no se veía la utilidad práctica.
–Tampoco por las administraciones
–Muchas veces se ve la ciencia como un gasto y, en realidad, es una inversión de futuro. Las administraciones deben ser conscientes de esto y de que el desarrollo de un país depende de su inversión en ciencia. Los presupuestos dedicados a ciencia en este país son claramente insuficientes y deberían aumentar significativamente para alcanzar los niveles de los países de nuestro entorno.
–¿Qué echa en falta?
–La financiación es claramente insuficiente pero no solamente para medios materiales sino, especialmente, para fijar talento y que las nuevas generaciones de científicos no tengan que investigar en el extranjero por no disponer de medios. Igualmente, el exceso de burocracia hace que dediquemos un tiempo claramente excesivo a justificaciones económicas de los gastos en proyectos de investigación que muchas veces rozan el esperpento. Por otra parte, un punto claramente débil de nuestro país es la generalmente baja inversión en investigación por parte del sector privado que es, en última instancia, quien se va a beneficiar en gran parte de la investigación realizada con fondos públicos.
–Su campo dentro de la Biología de las Plantas y Botánica, es el de la Horticultura ¿qué aplicación tiene en la práctica?
–El campo de investigación de la Horticultura es muy amplio y engloba todas las tareas de optimización del cultivo de plantas de interés agronómico. La aplicación práctica es indudable puesto que la producción de semillas y frutas es la base de la alimentación de la humanidad.
–¿Cuál ha sido su aportación al campo andaluz?
–Más que una aportación personal, me gustaría destacar la aportación del grupo de Fruticultura Subtropical del IHSM la Mayora, del que formo parte. El trabajo de este grupo desde hace ya muchos años ha permitido el desarrollo de la fruticultura subtropical en Málaga y otras provincias de Andalucía y otras comunidades autónomas. La actual importancia de la fruticultura subtropical en la península ibérica ha ido de la mano de las investigaciones realizadas en el IHSM la Mayora desde los años 1970.
–¿Cómo pueden aprovechar las empresas agrícolas ese conocimiento?
–Ya lo están aprovechando puesto que los resultados que obtenemos son de utilización pública y los transmitimos mediante publicaciones, jornadas o cursos. Sin embargo, muchas veces no podemos hacer más de lo que hacemos por falta de personal y presupuesto. Las empresas agrícolas generalmente sólo financian fases muy finalistas de innovación del desarrollo de conocimiento generado. Sería deseable una implicación de las empresas agrícolas en financiar investigación a largo plazo, como ocurre en otros países.
–¿Qué supone para una comarca como la Axarquía la expansión del aguacate?
–El aguacate es una fuente de riqueza para la Axarquía, tanto en términos de empleo y fijación de población rural, como en términos paisajísticos y de sostenibilidad ambiental. La Axarquía es la principal región productora de aguacate de Europa.
– El mango también ofrece muchas posibilidades, ¿no
–Somos los únicos productores de mango en Europa, en la costa mediterránea andaluza, fundamentalmente en la Axarquía malagueña. Actualmente habrá unas 5.000 hectáreas de cultivo, es un cultivo relativamente nuevo, puesto que comercialmente lleva unos 20 años y lo que ocurre es que hay una producción mayoritaria de una variedad que se llama Osteen y por tanto hay una concentración en la oferta de mango en esta variedad y por tanto hay una producción temporal entre la segunda quincena de septiembre y el mes de octubre. Nosotros tenemos la única colección de mango en Europa continental con más de 80 variedades y portainjertos y nuestro objetivo con esta colección es diversificar la producción de mango con otras variedades para extender el periodo de recolección y para que el consumidor tenga acceso a la riqueza de las variedades de mango ya que todas son distintas y con diferentes características. Con un buen manejo de variedades se puede producir mango en el exterior, al aire libre, desde agosto hasta diciembre y si manejamos en invernadero pues podemos producir mango incluso en el mes de julio.
–¿Qué nuevos cultivos se pueden producir en la zona?
–La producción de cultivos tropicales en Málaga está fundamentalmente centrada en aguacate y mango pero creemos que hay hueco para diversificar y no apostar solamente por dos cultivos y dentro de ellos por una variedad fundamental en cada cultivo. Por tanto tenemos colecciones de variedades de diferentes especies, con las que ya hemos trabajado durante varios años y, por tanto, el conocimiento ya está disponible para los agricultores que quieran animarse en diversificar, que cada día son más. De hecho recientemente se está animando mucha gente a plantar pitaya pero hay muchos cultivos más como el lichi, el longan, la carambola, la guayaba, maracuyá, etc en cultivos al aire libre.
- ¿Y en invernadero?
–En invernadero trabajamos con otros frutales con requerimientos de climas más tropicales que no se cultivan al aire libre porque hace demasiado frío en invierno. Ahí ya hay cultivos interesantes como la papaya, en la que estamos trabajando en el desarrollo de variedades mejor adaptadas a las bajas temperaturas del invierno para tener una papaya de mejor calidad durante más meses al año y luego ya hay otros cultivos eminentemente ya tropicales como pueden ser la guanábana. El caso de la guanábana es un pariente de la chirimoya que tiene una vida poscosecha muy corta y únicamente se puede consumir en Europa si se transporta en avión o bien si se produce localmente como estamos intentando hacer aquí con los invernaderos en La Mayora.
- ¿Cuáles son las nuevas líneas de investigación?
–Desde luego seguimos trabajando con todos los temas de adaptación de estos cultivos a nuestras condiciones climáticas pero a nivel de investigación más básica estamos haciendo muchos esfuerzos en estudios de genómica, hemos secuenciado el genoma del aguacate, del chirimoyo y seguimos trabajando con la idea de poder encontrar los genes responsables de caracteres adecuados para mejorar estos cultivos y de esta forma acelerar la selección de nuevas variedades en el futuro.
- ¿Cómo afecta el cambio climático a los cultivos?
–Tenemos que ser conscientes de que el cambio climático es una realidad que en los próximos años puede afectar seriamente a cualquier cultivo, eso incluye a los subtropicales. Estamos viendo un cambio en la época de floración, que se está adelantando y esto está creando problemas de cuajado y de producción. Por otro lado, las previsiones de cambio climático en la cuenca mediterránea apuntan a un mayor número de fenómenos climáticos extremos y también hacia una reducción a la disponibilidad de agua dulce. Hay que reducir la huella hídrica mediante un aumento de la productividad por hectárea, un desarrollo de portainjertos más tolerantes a sequía y, al mismo tiempo, buscar fuentes de agua adicionales. Entre esas fuentes se encuentra el agua depurada, siempre que se haga una depuración muy estricta que evite la presencia de contaminantes ocultos, y la desalación de agua de mar idealmente asociada al uso de energías renovables. Hay que trabajar de cara al futuro, siempre teniendo en cuenta las previsiones de cambio climático que van a afectar a los cultivos.
- ¿Trabajáis en proyectos de investigación con otros países productores?
–Nosotros trabajamos principalmente en cultivos subtropicales y también tenemos colaboraciones con grupos de investigación en España y fuera del país en otros frutales de zona templada pues gran parte de los mecanismos fisiológicos de las plantas están conservados. Una parte fundamental de nuestro trabajo es que al ser cultivos subtropicales que se cultivan en países en vías de desarrollo tenemos muchas colaboraciones con países de Asia, África y América Latina, en gran parte enfocados a mejorar la productividad de los pequeños productores, campesinos, por ejemplo en la región Andina.
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