Incendio en Sierra Bermeja: Desesperación entre los desalojados en Forest Hills
Los vecinos mostraron su malestar por no poder acceder a las viviendas a atender a sus animales
Otros intentaron recuperar ropa, documentación o medicinas sin obtener permiso
Desesperación, nervios y mucha tensión se vivieron este viernes entre los vecinos de las urbanizaciones Forest Hills y Abejeras que están desalojadas desde el pasado jueves. Ese día, las llamas del incendio que afecta a Sierra Bermeja se aproximaron de forma peligrosa a sus viviendas en mitad de la madrugada.
La Policía desalojó la zona casa por casa y los vecinos salieron con lo poco que pudieron recoger, dejando algunos de ellos a sus mascotas en las viviendas, ropa, medicinas y documentación. Ayer trataban por todos los medios de conseguir autorización para poder acceder a las viviendas para comprobar si estaban bien, llevarles comida o recogerlos, aunque no lo consiguieron, a pesar de las numerosas llamadas realizadas en las que incluso se llegaron a alegar los derechos de estos animales sin éxito ninguno. De hecho, algunos vecinos que prefirieron permanecer en el anonimato estaban barajando la posibilidad de denunciar lo ocurrido.
Hasta tal punto llegó la desesperación de algunos de ellos que intentaron saltarse el control de acceso creando momentos de mucha tensión. La Policía Local requirió refuerzos y fue necesaria también la presencia de dotaciones de la Policía Nacional. Momentos en los que también se vivieron enfrentamientos entre los propios vecinos, ya que un grupo defendió al solitario agente que en ese momento trataba de evitar que pasasen al interior de la zona restringida. “Pero no ves que lo hacen por vuestro bien”, decía uno de los vecinos que respaldaba la actuación del policía ante los vecinos.
Tras la tensión llegó la calma y los vecinos reclamaron insistentemente la organización de algún tipo de caravana o forma de poder acceder al interior de la urbanización para recoger documentación, dinero o comprobar el estado de sus animales. “¿De verdad que no es posible organizarlo?”, se lamentaba uno de los vecinos mientras mostraba su indignación por la forma en la que estaban gestionando la autoridades la situación.
El ambiente estuvo muy caldeado durante toda la jornada. “La gente está muy nerviosa”, afirmó Vanessa, una joven que regenta una pequeña tienda en la zona baja de la urbanización hasta la que se estaba permitiendo llegar pero no entrar a las viviendas. Ella es también una de las desalojadas y asegura que la situación fue muy grave. “Pensé que me quedaba sin casa y sin tienda”. Recuerda que la ceniza incluso se acumuló en su bañera.
A pocos metros de la tienda, en una zona de sombra espera en el coche Yéssica González junto a sus dos gatos en el coche. Ella decidió quedarse lo más cerca posible de su vivienda a la espera de poder acceder a la misma.
Tampoco se mostró muy contenta con la forma en la que se está gestionando la situación que les tocó vivir, asegurando que “no todo el mundo está lúcido cuando te desalojan a las tres de la madrugada para llevarse la medicación, las mascotas o la documentación, y no están dejando entrar a recogerlo”. “No sabemos muy bien a qué estamos esperando, no entiendo que en mi urbanización Forest Hill que está a 600 metros no puedo estar y aquí sí”, señaló.
Yéssica decidió irse a dormir a la playa tras comprobar las condiciones en las que se encontraba el pabellón municipal. “Seguro que la delegada del Gobierno en esa colchoneta no va a dormir”, dijo.
Por su parte, otro de los vecinos, Jesús Flores, recuerda lo vivido como una experiencia “aterradora”. “Parecía estar controlado el tema y nos confiamos, pero a las tres y media o cuatro de la tarde teníamos el fuego aquí y llegó la Policía desalojando”, explicó. En su caso su familia se marchó para buscar refugio, aunque él decidió quedarse junto a sus perros ante una situación tan delicada, aunque en la zona baja de la urbanización el fuego no llegó ya cerca de las viviendas.
“La verdad es que ha sido un infierno, fue por la noche cuando empezamos a ver el humo y a partir de las doce comenzamos a ver el fuego cada vez más cerca y sobre las cuatro de la madrugada teníamos ya el fuego encima”, explicó Vanessa Barrera. En aquellos momentos de tensión y nervios solo pudo coger algunos de sus animales y otros se quedaron en la casa, por lo que ayer trataba de acceder a su vivienda. “Mi preocupación ahora es saber cómo están mis animales, es infierno para las personas que vivimos aquí”, afirmó.
Una tónica que se repetía cada poco tiempo, y es que todos los vecinos que trataron de entrar encontraron una negativa como respuesta al mantenerse la prohibición de acceso por parte de los responsables del dispositivo.
Los agentes escucharon una larga lista de motivos para tratar de acceder a sus viviendas, entre los que, además de los señalados, se encontraban otros como recoger la ropa de trabajo, tarjetas de crédito y hasta unas entradas para ver un concierto para el que ya tenían reservado el vuelo. Unas justificaciones que en ningún caso fueron suficientes para permitir el acceso, tras lo que los vecinos se marchaban, aunque unos con mejor humor que otros.
Una situación que también creo preocupación por saber cómo encontrarían su vivienda al regresar e, incluso, los había preocupados porque pudiese aprovecharse la situación para realizar robos o hasta la ocupación de las viviendas el encontrarse totalmente solas. “Ya me saltó la alarma varias veces”, aseguraba una de las vecinas que se mostraba preocupada.
De momento los vecinos desconocían cuándo podrán volver a sus casas, aunque muchos tenían la esperanza de que pudiesen hacerlo en la jornada de hoy .
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