El inicio de las vacaciones de agosto y el buen tiempo abarrotan las playas de Málaga
Los municipios costeros apenas sobrepasaron los 30 grados, aunque la humedad sí marcó niveles altos
Málaga echa a nadar con la Travesía del puerto
Con un lleno hasta la bandera. De esta forma ha transcurrido el primer domingo de agosto en las playas de Málaga, una fecha marcada en rojo en el calendario para no pocos trabajadores, puesto que a menudo se traduce en uno de los primeros días de ocio de las vacaciones. Solos o en familia, de todo había, el litoral se ha llenado de bañistas prestos a divertirse o directamente descansar. Al desembarco de trabajadores ociosos (sólo por un mes, o incluso menos) se ha unido el fenómeno turista, más que habitual en la costa en plena temporada alta.
También ha contribuido a ambientar las playas la meteorología. Finalizado el terral, con el que la estancia se hacía mucho menos agradable, las condiciones eran propicias para lanzarse al agua, ya con una temperatura mucho más contenida. Además de un mar en calma, una leve brisa de componente sureste y unas temperaturas que no menoscabaron el disfrute. Aunque los niveles de humedad se han mantenido muy altos, haciendo a todos sudar más de lo deseado.
Así, el calor, suficiente para provocar las ganas de baño sin irritar demasiado, ha abarrotado las playas de la Costa del Sol. Es más, en la mayoría de los sitios se ha pasado de los 30 grados pero con escaso margen. En la capital, la estación del puerto ni siquiera lo hizo, apenas registró 29,4 grados de máxima, algo inimaginable el jueves, cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) puso a toda la provincia en alerta por altas temperaturas. Tanto fue así que este mismo punto llegó a registrar 38º grados. En el extremo oeste de la provincia, en Manilva, se llegó a los 39,1º, mientras que en Benahavís a 38,1º. E idéntica fue la situación en el otro extremo de la costa con 36,4º en Vélez-Málaga o 35,2º en Rincón de la Victoria.
Durante este domingo, pues, hubo momentos en que resultó difícil encontrar un hueco para pinchar la sombrilla o poner la toalla. Un fenómeno que ha sido visible en la capital y, en concreto, en La Malagueta, una de las playas más valoradas por propios y visitantes tanto por su ubicación como por las bondades que oferta. Lo mismo le ocurrió a los paseos marítimos, que albergaron paseantes durante toda la jornada entre los que iban camino a los arenales, los que volvían de ellos y los que marchaban a cualquier otro sitio como pueden ser los chiringuitos.
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