La inteligencia que nace del juego

Que los padres participen en el entretenimiento de sus hijos, sobre todo en los tres primeros años, es clave para su desarrollo · Los niños que gatean tienen un mejor rendimiento escolar, según los estudios

Montserrat Reyes durante una de las charlas organizadas por Imaginarium.
Montserrat Reyes durante una de las charlas organizadas por Imaginarium.
Esperanza Ruiz / Málaga

13 de marzo 2011 - 01:00

¿Qué importancia tiene el juego entre padres e hijos para el desarrollo de los bebés? Jugar con los hijos en los tres primeros años de vida es clave para activar su desarrollo intelectual, según explica la especialista en el Método Pedagógico a través del Movimiento Corporal y los Sentidos, Montserrat Reyes Revuelta. Unos simples botes de conserva o una caja con pinzas de la ropa pueden ayudar a los bebés a desarrollar sus sentidos y su cerebro.

Los niños no deben jugar solos. La compañía de sus padres les permite agudizar sus sentidos -el tacto, la vista y el oído son básicos para ellos-, y sus movimientos y su capacidad mental. Es fundamental elegir juguetes adecuados para despertar el interés de los niños por aprender, aunque éstos se pueden encontrar en cualquier rincón del hogar. Pero cómo se sabe cuál es el juego adecuado para la edad. Reyes asegura que simplemente con observar a los niños se puede conocer el juego. "Más o menos al año, lo niños comienzan a meter y sacar cosas de los recipientes. Esto es lo que denominamos juegos de continente contenido", explica la también enfermera especializada en pediatría.

Pero la educación y el aprendizaje comienzan desde la cuna. Los móviles de luces y sonidos que se les coloca los niños en la cuna sirven para comenzar a agudizar el oído y la vista. Pero esta finalidad también se consigue si la madre o el padre le hablan constantemente y se visten con colores contratados, como negro y blanco, tonalidades que permite a los niños diferenciar las formas.

El jugar con los padres transmite a los bebés "seguridad". "Hasta los dos años los niños no se perciben sin la madres. El vínculo entre ellos es increíble", indica Reyes. Si padres e hijos comparte el juego, los bebés comienzan a imitar conductas, gestos y movimiento, a la vez que aprenden más rápido, debido a la ayuda y explicaciones de los progenitores. "Es muy importante motivar a los bebés a través de las emociones, incidiendo en los factores externos que influyen en el aprendizaje y desarrollo de actitudes inteligentes. Todo esto se puede hacer a través del juego", señala la enfermera, que participa en charlas educativas para padres en colaboración con la tienda Imaginarium en Málaga

Pasado el año, los niños comienzan a apilar. Los bebés comienzan a hacer torres con todo lo que cogen por la casa. Con este tipo de juegos los niños aprenden "reglas físicas", ya que intento tras intento descubren en qué posición deben ponerse las piezas para conseguir una torre que no se caiga. El papel de los padres aquí no debe ser el de enseñarles a hacerlo, sino el de festejar con alegría los logros que va consiguiendo el hijo poco a poco.

Además de los juegos, el gateo es básico para el desarrollo intelectual del bebé. Gatear ayuda a que los menores calculen distancia, desarrollen los dos hemisferios cerebrales, fortalecen la espalda y el cuello y estimulan la vista, además de facilita el aprendizaje de la escritura. "Que un niño gatee es vital. La recomendación a los padres es que desde los cinco meses echen al niño al suelo y que tengan paciencia hasta que el bebé comience. Se les puede ayudar a darse la vuelta, algo necesario para el gateo", explica la especialista. Además insiste en que hay que evitar andadores como el tacatá, ya que impide que los pequeños fortalezcan ciertas zonas del cuerpo que luego son necesarias para cuando comiencen a andar. Reyes recalca que según diversos estudios los niños que gatean tienen un mayor rendimiento escolar.

¿Por qué tienen los bebés a meterse todo en la boca? No se justifica simplemente con el dolor de la encía a la hora de nacerles los dientes. Es algo mucho más básico. "El gusto es uno de los sentidos más desarrollados de los bebés. Si no se meten los objetos en la boca no saben como son. En esa parte de la infancia, la boca son como los ojos de los niños", explica la especialista en Pediatría.

Evitar los celos entre hermanos puede ser también una cuestión de juego. Por ello, los padres deben hacer partícipes al hermano mayor en las tareas de cuidado del hermano menor y deben dedicar un tiempo por separado al mayor. "Todo debe ser como un juego, sobre todo si son muy pequeños. Hay que hacerles entender que son mayores y que deben ayudar a sus hermanitos, porque por ellos solo no pueden", puntualizó Reyes.

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