En el interior del autobús calcinado en Málaga: "Pensábamos que se le había calado hasta que vimos humo dentro"

Cuando a media tarde se montaron en el autobús que les iba a llevar desde Córdoba a una boda. Pintaban felices cuando subieron al autobús para disfrutar del enlace de uno de sus familiares, cuenta Héctor Sequera, que se subió en La Rambla, en el corazón de la campiña, dispuesto a disfrutar del matrimonio de su primo en Málaga. Nadie podía esperar que antes de llegar el vehículo comenzase a arder en medio de la carretera a la altura de Ciudad Jardín hasta quedar calcinado y en el esqueleto.

"Al incorporarse a la autovía ya notamos que el autobús era viejo y le costaba meter las marchas, no era capaz de tirar con fuerza", asegura Héctor en conversación con este periódico, una vez todos los pasajeros del mismo están sanos y salvos, más allá del susto en el cuerpo que les quedó a más de uno "y no les permitió disfrutar de la celebración".

Hasta cuatro veces se paró el autobús, cuenta, en un la provincia de Málaga, pero antes percibieron las posibles deficiencias del motor al no conseguir el autobús alcanzar velocidades normales para ir en autovía.

La primera de esas paradas fue no definitoria para que la intranquilidad se metiese en el cuerpo de los pasajeros, "se paró y el conductor intentó arrancarlo pisando el acelerador y a nosotros nos recordó a si se le cala el coche a alguien. La segunda pudimos observar por la ventana que salía un poco de humo, pero bromeamos con el tubo de escape, la tercera lo dejamos pasar. Pero a la cuarta, empezó a salir un humo más denso y constante que venía de la parte trasera", asegura Héctor, que dice que justo estaba en los asientos de detrás, "empezó a ha cer más calor hasta que vimos cómo entraba el humo en el autobús saliendo de entre los sillones".

Fue en ese momento, con el conductor fuera del vehículo, cuando el propio Sequera dio la voz de alarma: "El conductor decía que no pasaba nada, pero di un grito pidiéndo que salieran del bus, que había fuego". No tardaron en desalojar el vehículo y quedarse en medio de la carretera tratando de alejarse lo máximo posible del autobús, "pero los coches seguían pasando y no nos dejaron cruzar al arcén", mientras tanto, el autobús seguía consumiéndose preso de las llamas.

En ese momento, narra Sequera, dos personas pararon su coche junto a los pasajeros del autobús, "se pusieron los chalecos, cortaron el tráfico y nos ayudaron a quitarnos del peligro de los coche, que pasaban pitándonos encima", se queja Héctor, a la vez que agradece a los que sí pararon a ayudar, "muy poca humanidad por parte de los otros conductores", lamenta.

Muy poco tardaron en llegar los servicios de emergencia ante la llamada de los pasajeros, que cortaron el tráfico, al menos la MA-20 y la A-7 hasta que se pudo despejar, y los pasajeros consiguieron llegar a la boda. Algunos la disfrutaron más que otros. Por suerte, para todos se quedará en una anécdota más que contar.