Los investigadores en biomedicina se cuadruplican en una década y ya son más de 1.100 en Málaga

Los fondos captados en ensayos clínicos, proyectos y donaciones se triplican desde 2012 y suman 30 millones

Hay 73 grupos de investigación, 1.083 ensayos clínicos y 242 proyectos activos

Captar más proyectos internacionales y más donaciones son algunos de los retos

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Profesionales de un grupo de investigación, trabajando en el edificio de Ibima-Plataforma Bionand, del PTA. / Javier Albiñana

Málaga/Solo investigando se mejora la asistencia. Y a ello se dedican en la actualidad más de 1.100 profesionales en la provincia. Hay, entre otros, médicos, enfermeros, biólogos, químicos, ingenieros, informáticos... Todos sumando esfuerzos para encontrar soluciones a problemas cotidianos; sea para mejorar un tratamiento, hallar un fármaco, diseñar un dispositivo o entender el origen de una patología.

El Instituto Biomédico de Málaga (IBIMA) Plataforma BIONAND es la institución que da soporte a todos ellos. Unos trabajan a tiempo completo y otros son profesionales de los centros sanitarios públicos de la provincia y de la Universidad de Málaga que forman grupos que desarrollan su actividad bajo su cobertura.

Una sanitaria concentrada en su trabajo. / Javier Albiñana

Ibima cumple 12 años. En ese tiempo, no sólo ha logrado hacer despegar la investigación biomédica malagueña, sino también consolidarla. Frente a los 243 investigadores que había en 2012, en la actualidad ascienden a 1.104; es decir que se han cuadruplicado. Del total, el 56% son mujeres. Por su parte, la captación de fondos provenientes de proyectos, ensayos clínicos y donaciones se ha triplicado pasando de algo más de 10 millones en el inicio del Ibima a 30 millones el año pasado.

Otro indicador para medir la fuerza de la investigación biomédica en Málaga es el factor de impacto de la producción científica. En ese periodo ha pasado de 1.224 entonces a 5.546 en 2023. Y hay más números:73 grupos de investigación, 1.083 ensayos clínicos, 242 proyectos activos, 52 patentes y 878 publicaciones científicas. De 73 grupos de investigación, 18 corresponden a Bionand.

“Hemos pegado un salto de gigantes, pero todavía hay oportunidades de mejora”, apunta el director científico del IBIMA, Francisco Tihanones. Añade que respecto a doce años atrás, “no hay color; han ganado los investigadores y han ganado los pacientes”.

Hasta la creación de esta estructura, los investigadores eran casi quijotes que hacían asistencia, investigaban en sus ratos libres, tenían que lidiar con el papeleo para conseguir fondos para sus proyectos y hasta procesar infinidad de datos estadísticos para sacar conclusiones.

El director científico de Ibima, Francisco Tinahones. / Javier Albiñana

IBIMA Plataforma BIONAND es un soporte que incluye, entre otras, un área de gestión de proyectos para su solicitud a fin de conseguir ayudas, otra internacional para captar fondos fuera de España y hasta una de estadísticas para procesar miles de datos. Esta cobertura le permite a los investigadores centrarse en sus proyectos. “Antes se hacía a base de voluntarismo. Ahora hay una cierta profesionalización”, explica Tinahones.

Esa cierta profesionalización es posible porque el tándem IBIMA Plataforma BIONAND ofrece el respaldo de administrativos y de otros investigadores que en equipo hacen realidad los proyectos. Por ejemplo, los ingenieros ayudan con el procesamiento de datos y también en la construcción de prototipos. Ese fue el caso de los respiradores fabricados durante la pandemia.

Esta estructura da cobertura a los grupos de investigación. Antes, cada investigador tenía que hacerlo todo por su cuenta. Esa ha sido la clave del despegue, primero, y de la consolidación, después, de la investigación biomédica en Málaga. Sus pilares son la UMA, los hospitales públicos, IBIMA Plataforma BIONAND y el PTA.

A mediados de marzo, Ibima ha cumplido 12 años. Uno de sus hitos en este tiempo ha sido la internacionalización de la ciencia que produce. Las publicaciones tienen muchísimas citas en otras investigaciones. “Tienen un alto impacto. Lo que se produce aquí es valorado por otros investigadores en todo el mundo”, resume Tinahones.

Además, hay investigadores de Ibima que son líderes europeos en determinadas áreas como Alergología, Oncología, Endrocrinología o Cardiología, entre otras. Precisamente, un equipo de investigación sobre este último ámbito médico ha conseguido una ayuda (ERC) de 1,5 millón para un proyecto que se lleva a cabo en Málaga.

Tinahones destaca que en poco más de una década, Ibima se ha consolidado como uno de los institutos más importantes del país. “Ya se habla de Ibima a nivel nacional y la gente sabe que es un centro de investigación de excelencia”, sostiene. Como prueba recuerda los 2,5 millones de euros del programa Fortalece que le ha concedido el Instituto de Salud Carlos III. Un logro que no ha sido fácil porque el centro malagueño ha tenido que competir con otros muy consolidados de Cataluña, Madrid y del resto de España.

En el inventario de estos 12 años se incluyen las 52 patentes vigentes. “Eso supone mucha innovación y que lo que se descubre puede tener aplicabilidad”, resalta el director científico de IBIMA. Pueden ser para un nuevo tratamiento, un desarrollo industrial o un test diagnóstico. Y para el Instituto pueden suponer un ingreso económico. Aunque de momento, la proporción de lo que representan en la totalidad de los fondos es aún muy baja.

Precisamente ese es uno de los retos de cara al futuro: aumentar la rentabilidad de las patentes. Otro desafío es incrementar las donaciones. Los investigadores coinciden en apuntar que el mecenazgo no está muy desarrollado en España, en comparación con otros países de la Unión Europea y sobre todo con Estados Unidos, donde su proporción en la totalidad de los ingresos para sustentar la investigación es muchísimo mayor. “Y otro reto es captar más proyectos internacionales, sobre todo a nivel europeo”, avanza Tinahones.

El edificio de IBIMA Plataforma BIONAND está en el PTA. Allí hay equipos singulares, como un citómetro espectral para separar las células o un multifotón con el que se aprecian mejor los tejidos. Y existen muchos aparatos más. Casi todos de nombres impronunciables y función más incomprensible aún para los no sanitarios. Pero lo que sí está claro es que del tesón de sus investigadores y de sus inquietudes dependen los avances de la asistencia del futuro.

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