Investigadores de Málaga crean un modelo para predecir el ingreso en la UCI de niños con complejidad médica

Este se basa en un estudio matemático que recopila información sobre sus hospitalizaciones, tratamientos y dispositivos sanitarios

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Un pediatra atiende a un bebé.
Un pediatra atiende a un bebé. / M. H.

Málaga/Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) han desarrollado un modelo predictivo para anticipar el ingreso en cuidados intensivos pediátricos en niños con complejidad médica. Hasta ahora, la predicción de estos se basaba principalmente en la experiencia clínica, sin herramientas que permitieran una estimación objetiva y basada en datos.

El riesgo de ingreso en cuidados intensivos en estos niños, que presentan condiciones crónicas severas, es particularmente elevado debido a la fragilidad de su estado de salud y a la necesidad de intervenciones urgentes ante cualquier descompensación.

El estudio ha desarrollado y validado un modelo matemático que, a partir de variables clínicas y antecedentes médicos, permite estimar la probabilidad de que un niño con complejidad médica necesite ingreso en cuidados intensivos.

Para ello, los investigadores analizaron datos de pacientes atendidos en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y recopilaron información sobre sus hospitalizaciones previas, tratamientos, dispositivos médicos utilizados y otros factores relevantes.

Mediante el uso de técnicas estadísticas avanzadas, el equipo identificó los principales predictores de ingreso en cuidados intensivo como el número de hospitalizaciones en el año anterior, la dependencia de dispositivos médicos como ventilación mecánica o nutrición enteral, y un factor protector como es el nivel educativo de las madres.

Según el doctor Álvaro León-Campos, la implementación de este modelo en la práctica clínica podría transformar la gestión de los niños con complejidad médica en diferentes niveles asistenciales.

Por su parte, la doctora Bibiana Pérez-Ardanaz, ha indicado que el modelo permite diseñar "planes de seguimiento más efectivos" para aquellos niños con mayor probabilidad de complicaciones graves, "evitando ingresos innecesarios y mejorando su calidad de vida".

Además, el modelo facilita la optimización de los recursos sanitarios, al permitir a los hospitales prever la demanda de camas en cuidados intensivos y asignar de manera más eficiente el personal y el equipamiento necesario.

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