Imbroda, la huella del pionero

20 años de 'Málaga Hoy' | In memoriam

El entrenador que llevó al baloncesto en Málaga a otra dimensión falleció en 2022 dejando un legado en el banquillo y fuera de él para las generaciones que llegaron después

En Estados Unidos hubieran hecho una película con esa historia

"Imbroda no era una persona que pasara por la vida de los demás de forma superficial"

Javier Imbroda en una imagen de archivo.
Javier Imbroda en una imagen de archivo. / M. H.

Javier Imbroda Ortiz (Melilla, 1961-Málaga, 2022) fue una de esas personas que trasciende a su trabajo por el que fue más reconocido, el de entrenador de baloncesto. Antes fue jugador y profesor y después empresario y político. Pero su gran obra y legado, su huella vital a nivel público, la dejó como el capitán de un grupo de grumetes que transportó a la canasta en Málaga a otra dimensión y desafió al poder establecido. Lo hizo primero, aún veinteañero, llevando a la ACB a un equipo de colegio, al Maristas. Un baloncesto rompedor, distinto, sin jugadores por encima de los dos metros, moderno. “Nuestro juego era más atrevido y divertido de ver y de jugar, con mucho trabajo. En Estados Unidos hubieran hecho una película con esa historia. Lideramos como una revolución. En Cataluña o Madrid iban a vernos para contemplar algo diferente. Era baloncesto atractivo, que llegaba”, rememoraba en 2018, cuando se cumplían 30 años de aquel ascenso rubricado en Sevilla, con los Smith, Ray y Smith, como icono y un grupo de chavales de mayoría malagueña con 22.5 años de edad media.

Después, con la fusión con el Caja de Ronda en 1992, fue el encargado de liderar, también de recoser heridas, hasta llegar a la final de la Liga al Unicaja en 1995, donde toda España menos la azulgrana vibró con aquel equipo que llevó hasta el quinto partido de la final al Barça, con aquel triple de Ansley que no entró y que hubiera dado el título. “Era la jugada, era el hombre, de 100 veces volvería a escogerle a él 100”, sostenía cuando se le preguntaba por ese lance. Imbroda fue pionero, pero cogió el testigo de los padres del baloncesto malagueño (Alfonso Queipo de Llano, José María Martín Urbano, Manolo Jato...), que también se marcharon en un último trienio duro para la historia de la canasta en la provincia.

Nacho Rodríguez fue uno de esos alumnos de Javier Imbroda. El primer malagueño internacional absoluto, el único que ganó una Euroliga, fue columnista en los primeros años de Málaga Hoy mientras apuraba su etapa de jugador. “Javier en los años 90 era un adelantado a su época. Con carácter, personalidad, tácticamente muy bueno, era muy cercano a los jugadores pero tremendamente exigente, entrenábamos mucho y muy duro. Esa barrera que quizá había entre entrenador y jugador él la rompió. Hablaba mucho con el jugador, llegaba a su fondo para sacar lo mejor de cada uno. Ese perfil de entrenador que hoy hay en los mejores banquillos de Europa lo era ya Javier 30 años antes”, explica el base, después también secretario general para el Deporte de la Junta de Andalucía: “En Málaga puso esa semillita de lo que fue después el Unicaja con aquel subcampeonato del 95. Era la pieza principal de aquel equipo. Había buenos jugadores, pero si no tienes un entrenador que te guíe y te lleve, no hay manera. Siempre nos decía que por qué no podíamos hacerle frente al Madrid y al Barça. Eso lo metió en nuestra cabeza y acabamos consiguiéndolo. Ese trabajo era en la pista pero también fuera de ella, haciéndote convencer de que era posible”.

En medio de su ascenso, Imbroda vivió una aventura alucinante con Lituania, recién independizada de la URSS, formando parte del cuerpo técnico de la selección que ganó el bronce en los Juegos de Barcelona’92. Tuvo relación con técnicos americanos con los que acabó de perfilar su filosofía de juego. “Yo no quiero jugar contra el Madrid, quiero ganarle”, solía decir. Tras su salida de Málaga, Imbroda llevó a finales de Copa y Liga al Caja San Fernando de Sevilla, aterrizó en la selección española, de la que pasó de ser ayudante a primer técnico y fue quien hizo debutar a Pau Gasol con los mayores.

También dirigió al Real Madrid. A partir de ahí, aún joven para el trabajo, su carrera en los banquillos inició un ligero declive. Fue comentarista de televisión y después el centro de su vida salió de la esfera del deporte para la empresa y la política. Durante años lidió con un cáncer. Dio algunas lecciones y dejó algunas reflexiones sobre cómo es la vida con esa guadaña acechando. Lo que es el baloncesto hoy en día en Málaga es deudor del trabajo de Javier Imbroda Ortiz, entrenador.

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