16 joyas de Málaga para visitar vacuna mediante
Redescubriendo la provincia
Una vez más: que cada cual haga lo que quiera
siempre que respete las medidas anti-COVID
Mascarilla en ristre. Así debemos salir a la calle para visitar estas 16 joyas de la provincia de Málaga que nos están esperando.
O no, porque no se moverán del sitio y porque si no está permitido cruzar la frontera entre localidades, cada cual tendrá que disfrutar de lo que su propio municipio le ofrece.
Pero se haga lo que se haga (en manos de cada uno está decidir qué hacer) debemos recordar (es una lección que ya deberíamos tener más que aprendida) que las medidas encaminadas a frenar la tercera ola de coronavirus se han de respetar sí o sí.
Para empaparnos de la historia de la provincia de Málaga, de sus castillos, palacios, museos, patrimonio natural, religioso y cultural... ya está este listado.
Ya habrá tiempo de visitarlo cuanto la lucha contra la pandemia acabe.
El mijeño Carromato de Max
Arrancamos con el Carromato de Max en Mijas. Qué afortunada la persona que no conozca este museo de miniaturas: para ella será toda novedad.
Este carromato recoge una original colección de miniaturas cuyo origen se remontan a los viajes de Juan Elegido Millán, un hipnotizador de profesión cuyo nombre artístico era Profesor Max.
La exposición fue inaugurada en Mijas Pueblo en 1972, con la presentación de unas 360 piezas y en la elaboración de estas miniaturas se han utilizado materiales muy diversos, pero corrientes: tizas de escuela, jabón, un alfiler, una cerilla, un palillo de dientes, migas de pan, una chincheta...
Tan corrientes como la propia cabeza de un señor que fue reducida por la tribu de los jíbaros. Cuando vayan a verla, y se queden pasmados mirándola, no imaginen que va a abrir los ojos de sopetón: no podrán dormir esa noche.
Casa del Apero de Frigiliana
El Museo Arqueológico - Casa del Apero de Frigiliana tiene como objetivo la difusión del patrimonio cultural e histórico de la localidad.
Y es que Frigiliana, de trazado andalusí, ilustra la historia de una alquería que vivió su máximo desarrollo demográfico y agrícola en época nazarí, siendo una etapa clave en la huida de los moriscos del Reino de Granada hacia el norte de África.
Las colecciones expuestas en las instalaciones de este museo permiten un recorrido por la historia del municipio y albergan materiales de yacimientos como Poyos del Molinillo y Cerrillo de las Sombras.
El primero es un poblamiento de cabañas dispuestas en la ladera de un cerro, que es habitual a partir de la Edad del Bronce y cuyas poblaciones indígenas son las que establecen contacto entre los siglos VII y VI a. C., con las colonias fenicias del litoral.
En el Cerrillo de las Sombras se han localizado tumbas de incineración en contenedores de inspiración fenicia.
Orquidiario de Estepona
El edificio que acoge el orquidiario de Estepona es un espectáculo en sí mismo. Con una serie de tres grandes cúpulas que permiten que el sol entre en su interior, este moderno inmueble cuenta con una superficie de mil metros cuadrados y está dividido en dos niveles que se encuentran a cotas diferentes y separados por un precioso bosque de bambú.
Entre las más de 5.000 plantas que contiene, hay más de 1.300 especies de orquídeas de todo el mundo. Este parque botánico es la mayor colección europea de su género y una de las más grandes del mundo.
Un espacio que hermana de manera absolutamente insospechada a los amantes de la arquitectura más moderna y de las orquídeas más delicadas.
La perota estación de El Chorro
Ligado a El Caminito del Rey está la estación de tren de El Chorro de Álora. La llegada del ferrocarril a esta zona, a mediados del siglo XIX, es uno de los principales hitos de la historia contemporánea de la provincia malagueña.
Infraestructuras como la estación, los túneles, puentes y viaductos, constituyen buenos ejemplos del patrimonio industrial arquitectónico de la época.
Se construyeron dos estaciones a ambos lados del Desfiladero de los Gaitanes. En la parte sur se hizo la estación de El Chorro, zona en la que el tren discurre por la margen izquierda del río Guadalhorce.
Hoy en día, sigue en funcionamiento y desde 2016 se denomina oficialmente estación de El Chorro - Caminito del Rey.
Conserva elementos originales como los túneles de acceso a las vías, los depósitos metálicos que se usaban para el relleno de agua de las calderas de las locomotoras de vapor y el edificio para viajeros y control del jefe de estación y sus ayudantes.
Minas del Lápiz y del Cardenillo de Benahavís
La mina del Lápiz recibe este nombre porque era una explotación de grafito (ya saben, lo negro del lápiz que escribe). Una lápiz damos por hecho que saben lo que es a pesar de vivir en la era digital.
A finales del siglo XVIII estas minas de grafito eran de las pocas que se conocían en Europa. Se explotaron desde 1749 hasta 1853, entre otros, por Manuel Agustín Heredia, siendo, de hecho, la base del origen de su fortuna. Entre estos años se extrajo de estas minas 150.000 toneladas de grafito de alta calidad.
En cuanto a la mina del Cardenillo, que fue explotada mucho antes, el lixiviado de los depósitos de cobre todavía embellece sus paredes bajo la forma de flor de cobre o cardenillo.
Las escaleras, el pozo o la claraboya que ilumina el interior de esta mina son indicios de su explotación en época romana, hacia los siglos II y I a. C.
El rinconero parque del Mediterráneo
El parque arqueológico del Mediterráneo, en El Cantal de Rincón de la Victoria, cuenta con 90.000 metros cuadrados de superficie.
Este parque es una síntesis para conservar el patrimonio prehistórico en conjunción con el uso sociocultural del espacio, de modo que la difusión científica constituye su eje, en el que se ha recuperado la superficie geomorfológica original y la vegetación mediterránea.
Además de contar con diversa flora autóctona, el recinto incluye unos caminos que están delimitados con roca natural, todo ellos destinado a producir el menos impacto medioambiental posible.
También acoge una réplica a escala natural de la pared de la Cueva de la Victoria en la que se han encontrado pinturas rupestres. De hecho, un paseo por este parque es un buen complemento a una visita a la Cueva del Tesoro.
Los puentes rondeños
Numerosos son los puentes que discurren por la ciudad de Ronda. Tenemos, por ejemplo, el puente de las Curtidurías, del siglo XIII y de origen árabe a pesar de ser también conocido como puente Romano.
Sin embargo, con el tiempo en sus cercanías se instalaron los artesanos que trabajaban los textiles, por lo que recibió este nombre de las Curtidurías.
Este puente fue uno de los primeros puntos de unión entre los dos extremos del Tajo y permitió la expansión de la ciudad al otro margen conocido como barrio de San Francisco. La idea era dar acceso al ganado para poder abrevar en el río Guadalevín.
Después tenemos el Puente Viejo. Su primera referencia histórica es la reconstrucción de la que fue objeto tras la reconquista por los Reyes Católicos a finales del siglo XV, pero su origen es discutido.
Para unos es romano y reconstruido por los árabes, aunque para la mayoría de autores es de construcción musulmana. Sea como fuere, daba entrada a la ciudad por la antigua Puerta de la Puente y la comunicaba con el barrio del Mercadillo.
Otro puente rondeño, la joya de la corona, el que todos conocen y por ello hemos dejado para el final, es el Puente Nuevo.
Este puente constituye, junto con la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el símbolo y el alma de la ciudad.
Hubo dos grandes proyectos para la realización de esta obra. El primero, del año 1735, reinando Felipe V, consistió en un arco de 35 metros de diámetro, cuyas obras duraron tan sólo ocho meses, pero que resultó infructuoso pues seis años después se derrumbó, ocasionando la muerte a medio centenar de personas.
Poco después, en 1751 comenzaron las obras del actual Puente Nuevo que terminarían en el año 1793. Más de 40 años para hacer algo más fiable este puente que desde entonces es el orgullo de los rondeños.
Una obra maestra de cerca de cien metros de altura, construida en sillares de piedra extraídos del fondo de la garganta del Tajo, que permitió la conexión del barrio moderno o del Mercadillo con el barrio antiguo de la ciudad y posibilitó su expansión urbanística.
Desde sus balcones, las vistas de las casas colgando sobre el mismo borde del precipicio son, sencillamente, espectaculares.
La estupa de Benalmádena
En estos momentos de necesaria esperanza, la estupa budista más grande del mundo occidental se erige como un faro de sabiduría, serenidad y paz donde ir a hacernos fotos resultonas.
Con más de 33 metros de altura, la estupa de Benalmádena está coronada por un cono dorado que se divisa desde toda la franja litoral que media entre la localidad y Fuengirola.
La estupa de la Iluminación es un monumento budista para la paz, la prosperidad y la armonía del mundo, y un excelso lugar para meditar en qué punto de nuestras vidas todo se fue a la porra.
Torreblanca en Fuengirola
La torre vigía de Torreblanca se encuentra hoy por hoy sobre un cerro cercano al yacimiento arqueológico romano Finca El Secretario. Una ubicación que no es la original.
Y es que hasta los años 50 -desde 1765, cuando se cree que fue edificada- esta torre vigía se encontraba sobre un promontorio en otra parte de la localidad, junto a la actual N-340.
Sin embargo, en los años 60 la torre desapareció con la ampliación de dicha vía, para ser reconstruida en el lugar donde se encuentra ahora, junto al famoso Toro de Osborne.
Castillejos de Alcorrín en Manilva
Los restos del yacimiento arqueológico de Castillejos de Alcorrín corresponden a una fortaleza de siglo VIII a. C. y están localizados en el cerro de los Castillejos, siendo considerado como uno de los diez más importantes de la época en Andalucía.
Descubierto en 1989, el recinto arqueológico, de la cultura tartessica, presenta singularidades como su gran extensión: cuenta con una dimensión de 22 hectáreas, equiparable a los edificios más grandes de la época; así como la novedad de sus construcciones para la defensa del territorio y la conservación del trazado del recinto prácticamente completo.
Un hallazgo de gran interés por lo que la zona cuenta con la categoría de Bien de Interés Cultural.
De hecho, han aparecido restos cerámicos consistentes en fragmentos de cazuelas y ollas para cocinar y almacenar alimentos, elaboradas todas ellas a mano, predominando los acabados bruñidos, típicos del final de la Edad del Bronce.
El Molino del Inca de Torremolinos
Por lo que dicen, casi un millar de especies vegetales se reúnen en este oasis de tranquilidad y naturaleza que es el jardín botánico Molino del Inca. Aquí, la verdad sea dicha, nadie se ha parado a contarlas, por lo que podrían ser casi un millar como un billón completo.
Rehabilitado en 2003, este jardín está en el Camino de los Pinares, junto al Molino de Batán y El Pinar de los Manantiales.
Un precioso jardín botánico de más de 40.000 metros cuadrados que ha surgido de uno de los elementos que mejor definen a Torremolinos: los molinos (el nombre no es casual, hermosos).
Los dólmenes de Antequera
Que Antequera viene siendo un gran sitio para vivir lo demuestra la presencia de dólmenes prehistóricos en sus tierras.
La provincia tiene una gran cantidad de estas estructuras megalíticas de enterramientos colectivos, pero destacan por su tamaño y complejidad los dólmenes antequeranos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Un conjunto arqueológico conformado por los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral.
El dolmen de Menga, que puede ser fechado alrededor del año 2.500 a. C., es el más grande e importante de los dólmenes del conjunto.
Mide 25 metros de largo y siete de ancho y es una cámara funeraria formada por inmensos monolitos, uno de los cuales pesa casi 200 toneladas.
Es el único de los tres dólmenes que tiene unas inscripciones de figuras antropomórficas, situadas en la primera losa de entrada.
Por su parte, el dolmen de Viera es el más pequeño de los tres y está fechado aproximadamente sobre el año 2.000 antes de Cristo.
Se trata de un sepulcro de galería cubierta, formada por un corredor de acceso y una cámara de sección cuadrada a la que se accede por medio de una puerta labrada en un monolito.
Por último, el dolmen de El Romeral es el más moderno, ya que pertenece a finales del a Era del Cobre, fechable en el año 1.800 a. C.
Su curiosidad es que presenta la primera falsa cúpula de la historia arquitectónica.
El nerjeño acueducto del Águila
El acueducto del Águila es una impresionante obra de ingeniería que fue construida a finales del siglo XIX. Su objetivo era el de trasvasar agua para la fábrica azucarera alcoholera de San Joaquín en Maro.
Situado en el barranco de la Coladilla, en Nerja, el acueducto del Águila está declarado Bien de Interés Cultural y su altura aproximada es de 40 metros.
Restaurada hace relativamente pocos años, es una construcción impresionante que nos recuerda que Málaga tuvo alguna vez una industria más allá de la turística.
El Palacio de los Beniel en Vélez-Málaga
Vélez-Málaga está plagada de edificaciones maravillosas. Entre éstas destaca el Palacio de los Marqueses de Beniel.
Construido en los primeros años del siglo XVII por Alonso de Molina y Medrano, de estilo mudéjar, es el edificio civil más importante de la ciudad por su influencia en la arquitectura veleña.
Fue la residencia de los Capitanes Generales y del Regimiento de la Costa de Granada, y se usó como juzgado y luego como Casa Consistorial.
Hoy en día es la sede de la Fundación María Zambrano.
Las Bóvedas de Marbella
Las Bóvedas de Marbella o Termas de Guadalmina es un yacimiento que gira en torno a un patio octogonal rodeado por siete habitaciones con una bóveda regular de aristas.
Excavaciones practicadas hace unas décadas descubrieron restos de tableros de mármol, cerámica popular, ladrillos, una lucerna con una cabeza humana, tubos de barro y una moneda de Constantino.
Los restos del edificio termal de las bóvedas han sido recientemente intervenidos para asegurar su adecuada conservación, aunque sigue pendiente una excavación que complete la información que conocemos del edificio.
Y, quién sabe, con esas excavaciones tal vez encontremos pruebas de que Marbella ya en época del Imperio Romano era visitada por una jet set de la toga y los aceites aromáticos.
El malagueño Cementerio Inglés
En la capital malacitana, el encanto por excelencia a la hora de hablar de camposantos está en el Cementerio Inglés, ubicado en pleno Paseo de Reding.
Entre sus ilustres moradores podemos encontrar a su fundador William Mark, a varios tripulantes del Gneisenau, el buque alemán hundido en Málaga en el año 1900, al oficial Robert Boyd, teniente del malogrado general Torrijos e importantísimas figuras de la cultura andaluza, como Jorge Guillén o Gerald Brenan.
El Cementerio Inglés es el primer camposanto protestante construido en España. Dedicado a San Jorge, fue levantado en 1831 en la Cañada de los Ingleses, en pleno barrio de La Malagueta, a los pies del monte Gibralfaro.
Su estructura aprovecha la cercanía del mar para plantearse como un paseo sosegado entre la generosa vegetación y es un Bien de Interés Cultural desde el año 2012, aunque ahora su futuro pende de un hilo.
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