Juan Antonio de Luque, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Málaga: “Es un error que la sociedad humanice a los animales”
La organización insta a los ciudadanos a registrar a sus mascotas en el Registro Municipal de Animales de Compañía
Abogan por una formación en tenencia responsable de mascotas
El Consejo Andaluz de Veterinarios recomienda registrar a las mascotas para prevenir el abandono animal
Cinco protectoras y un santuario animal en Málaga que pueden cambiarte la vida
Málaga/Al frente del Colegio Oficial de Veterinarios de Málaga desde octubre de 2020, Juan Antonio De Luque ha sido presidente de la Asociación de Veterinarios Especialistas en Équidos de España, cargo que abandonó en diciembre de 2021. Estudió Veterinaria en la Universidad de Córdoba, estudios que finalizó en 2002. En la actualidad compagina su labor al frente del Colegio con la presidencia de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Veterinarios de Équidos y con su trabajo como veterinario especialista en caballos.
–¿Cuál es el grado de satisfacción del Colegio con el Proyecto de Ley de Protección Animal, recientemente aprobado por el Gobierno?
–Nosotros solicitamos al Gobierno volver a reconsiderar este Proyecto de Ley, y contar desde la base con veterinarios. La Organización Colegial Veterinaria Española ha realizado casi 80 alegaciones al texto, porque existen determinadas cuestiones que consideramos que no tienen fundamento científico veterinario. Ahora bien, estamos de acuerdo en algunas cosas del Proyecto de Ley; en otras no. La regularización de la tenencia de los animales y la concienciación de la ciudadanía con respecto a los animales son aspectos positivos del Proyecto de Ley; sin embargo, hay otros Artículos que reflejan un desconocimiento profundo del mundo animal de aquellas personas que lo han redactado. Por tanto, sería necesario hacer una ley nueva que cuente desde un principio con los veterinarios.
–¿Hacen falta más medidas para controlar la conducta humana hacia los animales?
–Desde luego. Hay medidas que ya se están llevando a cabo, como el endurecimiento de las penas por maltrato animal. Pero son necesarias más medidas políticas que velen por el bienestar animal y esas medidas van de la mano de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, quienes siempre deben velar por el cumplimiento de las leyes que sancionan el maltrato animal.
–¿Cómo se puede educar a la población para poder convivir en armonía con los animales?
–Una manera sería implantando asignaturas en el sistema educativo sobre las necesidades que tienen los animales según su especie. También es necesaria una formación en tenencia responsable. En este sentido, el Colegio se ofrece a colaborar en la implementación de estas medidas. De hecho, hay cada vez más veterinarios en el sistema educativo andaluz.
–¿Prohibiría algún tipo de práctica que algunos partidos políticos tildan de maltrato animal?
–Por ejemplo, con respecto a la tauromaquia, en el Colegio de Veterinarios de Málaga existen veterinarios que la aman y otros que están en contra. Pero bajo el paraguas de la institución colegial tienen cabida todas las sensibilidades que estén ajustadas a ley y, a fecha de hoy, la tauromaquia es una actividad legal y regulada. De hecho, en su regulación interviene el veterinario para que sea cumplida. En este Colegio, por ejemplo, 80 veterinarios asisten a los espectáculos taurinos para velar por el cumplimiento de la ley. Además, la tauromaquia también es una tradición española y las tradiciones van cambiando con el paso de los siglos. Por eso lo que está claro es que la tauromaquia para sobrevivir, tendrá que cambiar y modificar su reglamentación.
–¿Y prohibiría los coches de caballos?
–Más que prohibir, es regular. El Consejo General de Colegios de Veterinarios de España sacó una Guía de Buenas Prácticas para el Bienestar en Équidos de Coches de Caballos de servicio público, que establece unas pautas para los coches de caballos de las ciudades. Existe ya una normativa establecida por el Consejo; lo que se tiene que hacer es que las ordenanzas municipales se adecúen a esta Guía. Nosotros -el Colegio de Veterinarios- estamos para convertir en ley este tipo de guías, de tal forma que se regulen los coches de caballos de servicio público, en vez de que se prohíban, porque el caballo es un animal que por sus cualidades puede tirar perfectamente de un coche de caballos. Pero tiene que hacerlo en unas condiciones adecuadas.
–Un vídeo reciente muestra a un cochero dando latigazos a su caballo en plena Feria de Málaga.
–Sí, eso es punible. Pero otras veces lo que se hace es arrear al caballo con una fusta, y eso no hace daño. Hay que tener conocimiento del mundo ecuestre para poder juzgar. Tenemos que tener la mentalidad de que el animal está preparado para algo. Los caballos estuvieron preparados para la guerra: un caballo puede andar hasta 16 horas al día. No se puede humanizar a los animales. Es un error que la sociedad del siglo XXI está concediendo: la humanización de los animales. Vemos a los perros con un jersey en Málaga; eso es maltrato animal. O pelar a un perro que por unas características determinadas no debe ser pelado. No podemos hacer de la excepción la regla. Porque en Málaga ha habido 1.500 caballos en la Feria y no ha habido maltrato animal de 1.500 caballos. Entonces lo que hay que hacer es reglamentar y establecerse a la ley. En la Guía de Buenas Prácticas hay un cuadrante que determina a qué temperaturas el caballo puede o no trabajar, pues que eso se cumpla.
–En el caso de los coches de caballos, ¿tienen que cumplir alguna norma?
–Sí. Las ordenanzas municipales y desde la Organización Colegial Veterinaria Española recomendamos que se cumpla la Guía de Buenas Prácticas. En Málaga se la hemos dado a todos los Ayuntamientos que tienen coches de caballos: Málaga capital, Fuengirola y Marbella.
–Primero fue el Covid, ahora es la viruela del mono. ¿Por qué se están produciendo casos recurrentes de zoonosis estos últimos años?
–Por el cambio climático, que está produciendo un cambio en el medio ambiente. Al cambiar el medio ambiente, las especies animales emigran de un hábitat a otro. Las temperaturas están aumentando en el sur de España, y eso provoca, entre otras cosas, que cada vez haya más mosquitos, entre otros animales, y esos mosquitos son vectores que traen enfermedades consigo, como la Fiebre del Nilo Occidental. Por eso se ha detectado en los últimos años en Andalucía esta enfermedad, que nunca antes había existido en España.
–Recientemente detectaron el primer caso de transmisión de la viruela del mono de humanos a perros. ¿Cómo erradicar esta transmisión?
–Es muy importante el aislamiento del paciente infectado de viruela del mono, tanto de personas que convivan con él como de sus animales. También se deben tomar las medidas de profilaxis necesarias.
–¿Hay suficiente control sobre las mascotas en Andalucía?
–Sí. En Andalucía la vacunación de la rabia y la desparasitación contra el Echinococcus granulosus son obligatorias desde hace muchos años en perros, gatos y hurones. Pero se debería avanzar más hacia la obligatoriedad de vacunación de otras enfermedades, como la de la leishmaniasis, para disminuir la posibilidad de que estas afecciones puedan pasar a humanos. Desde el Colegio también alentamos a las Administraciones locales a que establezcan los Registros Municipales Obligatorios de Identificación de Animales de Compañía para un mayor control de los animales que conviven con los ciudadanos.
–¿Para qué sirve el Registro?
–Para tener controlados a los perros, gatos y hurones que existen en una población y es de obligado cumplimiento que lo tengan los Ayuntamientos. El ciudadano tiene la obligación de ir al veterinario a registrar a sus mascotas y los Ayuntamientos tienen la obligación de tener un Registro Municipal de Animales de Compañía. Aunque solo hay que registrar de manera obligatoria por ley a perros, gatos y hurones, el Colegio aboga por que otras especie entren también a regularse en ese Registro.
–Hace poco se alertaba del mayor riesgo de rabia en Málaga y se instaba a la vacunación de perros y gatos para evitar su tranmisión a humanos. ¿Por qué hay un mayor riesgo ahora?
–Por la reapertura del Paso del Estrecho, que ha reactivado el paso de personas entre la Península y África. En Marruecos la rabia es endémica, allí hay perros con rabia de manera natural. El riesgo también ha aumentado por la llegada de los refugiados ucranianos, en cuyo país también hay perros con rabia. Están viniendo animales de Ucrania junto con los ucranianos. Y la rabia, además de mortal, se ha visto que se puede desarrollar hasta cuatro meses después. Por eso una de las peticiones que hicimos con la llegada de los refugiados de Ucrania era que se les vacunara de rabia, pero la Administración no lo consideró.
–¿Qué problemas tienen los veterinarios como colectivo?
–El principal problema es el intrusismo laboral. Estamos viendo cómo hay otras profesiones que tratan a animales y legalmente en España somos los veterinarios los únicos que deberíamos hacerlo. Otra de las reivindicaciones del colectivo es disminuir el IVA veterinario, que es de lujo. Si un perro se hace una fractura, el dueño debe pagar la cirugía al 21% de IVA, cuando es sanidad –en este caso sanidad animal– y por eso debería ser del 0%. ¿Por qué esa discriminación hacia los animales? Si ya consideramos a las mascotas como un miembro más de la familia, ¿Por qué desparasitar o vacunar a mi animal tiene un sobrecoste del 21%? Otro de los problemas con los que nos encontramos los veterinarios es la conciliación familiar con el trabajo, ya que la veterinaria es una profesión muy vocacional. Somos los médicos de los animales; tratamos a todas las especies animales menos a la humana. Y, por lo tanto, requiere mucho esfuerzo no solo durante la carrera sino también durante el ejercicio profesional, para actualizar el conocimiento, porque las técnicas de diagnóstico y de tratamiento avanzan.
–¿Os sentís valorados como colectivo en la sociedad?
–Sí. Hoy en día la sociedad y, sobre todo la pandemia, han puesto en el escaparate al profesional veterinario. Poco a poco se está concienciando a la ciudadanía de la importancia de la profesión veterinaria, no solo para la salud de los animales, sino también para la propia salud pública. Desde que el alimento de origen animal sale de la granja hasta que llega a la mesa, ha intervenido en toda la cadena alimentaria un veterinario, garantizando la seguridad alimentaria de lo que los ciudadanos comen. Y creo que eso cada vez más la sociedad lo está valorando.
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