Asuntos Internos, sobre la ex pareja de Lucía Garrido: “Era el más interesado en su muerte”
Juicio por el crimen
Un investigador declara que la situación de la víctima era “tan agónica” que pudo amenazar a Manuel Alonso con “hablar” de sus supuestos negocios ilícitos relacionados con el narcotráfico y el tráfico de animales
La ex pareja de Lucía Garrido, asesinada hace 11 años en su finca de Alhaurín de la Torre, era la persona “más interesada” en su muerte. Así lo entiende uno de los agentes del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil que participaron en la investigación del caso. La víctima, conocedora de los supuestos negocios ilícitos en los que Manuel Alonso estaba implicado, temía que éste acabara con su vida. “No estaba equivocada. La situación que vivía era tan agónica que se vio obligada a gastar un último cartucho y a decirle: “O me dejas vivir tranquila o voy a hablar de todo esto”, apostilló el agente.
Durante su declaración en la tercera sesión del juicio, el investigador subrayó que la de Manuel Alonso es una “coartada preparada, falsa e inverosímil” que “preparó” para que los agentes le situaran lejos de la escena del crimen. “Se marchó y esperaba que alguien le avisara desde otro teléfono si podía volver o no. Guardaba tickets que no tenían ningún valor”, agregó.
El guardia civil afirmó también que existen “pruebas” de que Manuel Alonso accedió a la finca días después del crimen de su ex pareja para sustraer una carpeta “de la que ella no se separaba nunca” al contener documentos “comprometedores” sobre el “narcotráfico y el tráfico ilícito de animales”.
Según Asuntos Internos, a Lucía “la intentaron matar el lunes y también el martes”, hasta que lo consiguieron el miércoles, cuando se “alinearon” las coartadas de los dos guardias civiles acusados por la Fiscalía como supuestos inductores del asesinato y la del presunto autor material. Fue este último quien “eligió el día y el momento idóneo”, coincidiendo con su examen del carné de conducir y el cumpleaños de su madre.
De la investigación también se desprende, según la versión de este efectivo, que la finca Los Naranjos, donde la víctima vivía junto a su hija de 13 años tras la separación, “servía como guardería de drogas”. Y a ello podría responder el asalto “con armas de guerra” que “18 personas” protagonizaron un año después del crimen de Lucía. Ese día, Manuel Alonso mató a tiros a dos ciudadanos colombianos y alegó que lo hizo en defensa propia. “Lo organizaron porque pensaban que el dueño estaba guardando droga de otro. Una guardería requiere exclusividad. Es más fácil robar la sustancia que traficarla”, recalcó el agente.
El asalto, vinculado a “un chivatazo de guardias civiles”, fue, en palabras del investigador, “un punto de inflexión importante”. “Esto era el paradigma de la mafia policial. Identificamos a toda la banda que cometía el asalto. Nos contaron con detalle cómo mataron en unos segundos a los dos chicos que entraron”, recordó.
Dos de los integrantes formaron parte del grupo de seis testigos protegidos que colaboraron con Asuntos Internos. Uno de ellos admitió que los presuntos autores “estaban obsesionados” con Lucía. Había estado presente en una reunión en la que se planificó el robo en la finca, pero no en un segundo encuentro, donde presumiblemente se orquestó el asesinato un mes antes de perpetrarse. “Según íbamos avanzando en investigaciones, los testigos de interés iban desapareciendo”, subrayó el investigador. Dos de ellos han sido encontrados muertos y hay un tercero desaparecido. El último, fue abatido el pasado mes de mayo en Colombia. Habían recibido amenazas. “Nos enseñaron una foto de uno de ellos y nos dijeron que esa cabeza tenía un precio. Pudimos frenar la amenaza”, explicó el funcionario.
La llave hallada en el lugar del crimen
En cuanto a la llave que fue encontrada en la finca donde se produjo el crimen –y que en 2016 supuso la detención del supuesto autor material– el agente de Servicios Internos declaró que tenía dos perfiles genéticos y que uno de ellos era dominante. El primer resultado del análisis fue negativo, pero el avance de las técnicas en materia de identificación desarrolladas por el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil llevó a dos análisis posteriores. El tercero volvió a resultar negativo, como también indicó la defensa del supuesto autor material del crimen, que estuvo 25 meses en prisión.
El agente aprovechó este viernes su declaración para negar las acusaciones vertidas el día antes por uno de los guardias civiles sentados en el banquillo acerca del “maltrato” y las presiones que recibió por parte de Asuntos Internos. “Nuestra función es perseguir delitos. Investigamos corrupción. Me parece un argumento chapucero”, expresó.
Manuel Alonso dice que la víctima “no le estorbaba para nada”
La ex pareja de Lucía volvió a negar cualquier relación con el crimen y que amenazara a la mujer y a su hija para que se fueran de la casa, porque “no me estorbaba para nada”; al tiempo que ha dicho que en este caso “no hay nadie que esté hablando tan claro como yo”.
La hija de la víctima y de este acusado aseguró este pasado jueves en el juicio que su padre “amenazaba” a la mujer “para asustarla y que nos fuésemos” de la casa y que “teníamos que irnos por las buenas, por las malas o si no ella saldría en una bolsa de basura”, al tiempo que relató cómo les dejó sin coche, sin agua y sin luz y los perros que guardaban la zona desaparecieron de repente.
Ante esto, su padre, Manuel Alonso, aseguró ayer que su hija, a la que sigue “queriendo, respeto y doy la vida por ella todavía”, realizó esas declaraciones porque “está asesorada por ellos”, en relación con la familia de la víctima, asegurando que “nadie de mi entorno puede decir nada malo”. Aunque dijo que entiende a la familia, indicó que tiene “pruebas” con las que “se puede ver perfectamente” que la relación con su hija era buena.
Asimismo, insistió en que “ellos no pueden demostrar nada, solo lo dicen de palabra y no es cierto”. “Yo he estado guardando su luto más que ellos y no he querido meter a mi hija por medio”, manifestó la ex pareja de la víctima.
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