La laboriosa logística de la vacunación anticovid en Málaga

Citar a miles de personas para la inmunización supone muchas llamadas

Los sanitarios van a los pueblos para evitar desplazamientos a las personas

Vacunación en el centro de mayores de Ronda. / M. H.

Malaga/Inmunizar a la población para protegerla frente al Covid y contener la pandemia supone un esfuerzo ímprobo de cientos de profesionales de los centros sanitarios. Por ejemplo: vacunar a más de 15.000 personas diarias –como ocurre últimamente– no son sólo 15.000 pinchazos. Son miles de llamadas previas. Muchas más de 15.000. Porque a veces los teléfonos están desactualizados, porque otras no contestan a la primera o porque en ocasiones los usuarios plantean dudas que los trabajadores tratan de resolver sobre la marcha.

En las últimas semanas está teniendo lugar la vacunación masiva en el Palacio de Ferias. Ya se hizo con anterioridad, cuando se inmunizó a los docentes. Ahora se continúa con esa tarea para inocular a cada vez edades más bajas. De hecho, ya se está llamando a personas menores de 60 años. La mayor llegada de dosis está permitiendo que la vacunación se acelere. A nivel provincial, ha habido días en que se han llegado a poner más de 15.000 vacunas en una jornada.

Integrantes del equipo de vacunación de la Serranía. / M. H.

Una laboriosa logística que recae sobre la atención primaria. Los distritos sanitarios se encargan de coordinar la llegada de las dosis. En paralelo y en colaboración con los centros de salud, se elaboran los listados de candidatos a la inmunización. Según la edad y el perfil de cada persona, se cita para la inoculación con Pfizer, Moderna, AstraZeneca o Janssen.

Además de las vacunaciones masivas –que dejan fotos impactantes por el número de personas en el proceso de inmunización–, hay otra labor más callada, pero igual de importante para cumplir el objetivo de contener la pandemia: la de los centros de salud.

Una sanitaria del centro de salud de Tiro Pichón atiende a un paciente. / M. H.

María del Mar Rodríguez es la directora del de Tiro Pichón, en la capital. Lleva unos 30 años ejerciendo como médica y confiesa que es la situación más difícil a la que se ha enfrentado. “No hemos trabajado tanto en nuestra vida. Es extenuante, pero los compañeros dan todo de sí y tengo que agradecérselo. En situaciones así se hace más equipo y se crean vínculos”, afirma.

Recuerda que no sólo se encargan de la vacunación y del Covid, sino de todas las demás patologías, las que ya estaban antes de la pandemia. Añade que el miedo al contagio, la pérdida de un familiar o hasta los erte “enferman a las personas”, muchas de las cuales terminan demandando asistencia.

“Son horas, horas y horas de trabajo para que toda vacuna que llegue se ponga cuanto antes”, asegura. Unos profesionales doblan jornadas vacunando todo el día. Otros dedican tiempo fuera de su jornada laboral para adelantar trabajo. Por ejemplo, para informar los resultados las PCR en fin de semana. “Hacemos mucho desde casa de forma desinteresada. Porque tenemos que atender muchos frentes y en nuestro horario no acabamos”, sostiene. Una implicación en la que incluye a “todas las categorías”.

Vacunación masiva en el Palacio de Ferias de Málaga. / Marilú Báez

Y entre esos frentes está la vacunación. La facultativa explica que cuando tienen los listados para empezar a citar, se los reparten entre los profesionales y empiezan a llamar. “Todos echan una mano”, comenta. Su centro de salud cuenta con servicio de Odontología y explica que hasta la auxiliar del dentista se pone a hacer llamadas para dar citas de vacunación.

La labor es tan agotadora como gratificante. “Al principio, cuando empezamos a llamar a los mayores de 80 años, venían con mucho miedo, asustaditos. Daba ternura verlos. Y, después de vacunarse, se iban más agradecidos”, relata la médica.

Ahora, los centros de salud están vacunando a personas de menos edad. El abanico se ha abierto justamente por debajo de los 60, ya que se empieza a llamar a los nacidos en 1962 y 1963. Según los tramos de edad se inmunizan con AstraZeneca, Pfizer, Moderna o Janssen. Dicen que los que ya no son tan mayores son algo más ruidosos y suelen pedir la foto del momento del pinchazo. Un recuerdo para la posteridad del principio del fin...

Vacunación en Cuevas del Becerro. / M. H.

Pero, el trabajo no acaba una vez puesta la vacuna. Cada punto de inmunización debe llevar un registro de las dosis puestas y vigilar eventuales complicaciones inmediatas. Una labor que recae sobre los enfermeros. Los médicos son los responsables de declarar esos efectos adversos.

Nieves Bel cuenta otra arista del proceso de vacunación: la de llevar la inmunización a los pueblos. La directora de Enfermería del Área de la Serranía de Ronda recuerda que la inoculación se inició con las personas más avanzada edad. “Mayores de 80 años, muchas veces con problemas de movilidad... Lo suyo era llevarles la vacunación para evitarles desplazamientos”, explica.

“Es un trabajo de artesanía”, bromea. Se refiere a que tienen que organizar la inoculación según los perfiles de los candidatos al pinchazo, la disponibilidad de vacunas y la organización de la logística en los propios pueblos. Cuenta que es “un engranaje” en el que participan profesionales de todas las categorías de los centros sanitarios, policías locales, efectivos de Protección Civil y personal de los respectivos ayuntamientos. “Tenemos cuatro equipos de vacunación y son una gente espectacular y también contamos con la colaboración de esas instituciones”, resalta.

Las vacunas llegan al Servicio de Farmacia del Hospital de Ronda. De allí las recoge un celador y las lleva al punto de inmunización. Previamente, la enfermera de la zona “que es la que conoce a la población” ya ha organizado el dispositivo en coordinación con el Área Sanitaria. Bel pone en valor el ingente trabajo que supone llamar a cada persona para citarla: “Hay personas mayores que no entienden y te dicen que van a preguntarle a sus hijos; otras que te dicen que se lo van a pensar y que las llames más tarde...”

Y añade: “Aunque teníamos la experiencia previa de la inmunización contra la gripe, esto no tiene ni punto de comparación porque hay que vacunar a muchísimas más personas que en la campaña antigripal y en un tiempo más corto. La pandemia nos ha puesto por delante retos históricos. No hemos vivido nunca nada parecido”. Equipara el desafío al que, seguramente, tuvieron que enfrentar los sanitarios hace más de un siglo con la llamada gripe española.

Cuenta que las dosis se transportan en neveras con un sistema de alerta para que siempre estén a la temperatura adecuada y en situación óptima. Subraya la cooperación de ayuntamientos, Policías Locales, Protección Civil y todas las categorías del sistema sanitario. Aunque remarca que “la columna vertebral de la vacunación somos las enfermeras”.

La directora del centro de salud de Tiro de Pichón hace hincapié del papel clave que tiene la atención primaria en este proceso de inmunización para contener la pandemia. Por eso, ahora que arrecian las críticas por las restricciones para acceder a un centro de salud, recuerda que “igual que en una misa o en un concierto”, también en estos dispositivos deben reducirse los aforos para minimizar el contacto social y la propagación del virus. Advierte que la vacunación es solo una parte de la labor que hace la atención primaria en esta crisis de salud pública. Y concluye: “Los centros de salud están funcionando al 150% o más”.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Debate sobre el Estado de la Ciudad de Málaga

Cuatro horas para volver al punto de inicio

Lo último