El lechero, un oficio al borde de la extinción

La producción de leche de vaca en la provincia se reduce a menos de una veintena de explotaciones dada su escasa rentabilidad Apenas quedan 2.000 animales

Un empleado de una explotación de Ronda da de comer a las vacas.
Raquel Garrido Málaga

20 de enero 2013 - 01:00

En los tiempos de crisis que corren, casi todas las profesiones están pasando por horas bajas. Pero las hay que están incluso al borde de su desaparición si las cosas no mejoran pronto. No tanto quizás por la situación económica actual, como por el desamparo que sufren en lo que a la rentabilidad de su producto se refiere. La producción de leche de vaca ha dejado de ser un negocio ancestral y básico para la subsistencia de numerosas familias para convertirse en la actualidad en una carga insostenible que esta llevando prácticamente a la extinción a la figura del tradicional lechero.

El presente de este oficio es tan poco halagüeño como su futuro para los ganaderos que aún sobreviven de la leche de sus vacas. Hace una década había 170 explotaciones con unas 9.000 de vacas de leche en Málaga. Hoy en día es tal la delicada situación de este sector que no llegan ni a una veintena las explotaciones dedicadas a la producción de leche y unas 2.000 las vacas que la producen. La culpa la tiene el precio al que venden la leche en comparación con lo que le cuesta producirla, sobre todo, por el encarecimiento que se ha producido en los piensos con los que se alimentan a los animales. Tanto es así que, mientras que un kilo de pienso cuesta en estos momentos 36 céntimos de euros, los ganaderos malagueños están vendiendo el litro de leche a no más de 33 céntimos. Algo que resulta bastante incomprensible a tenor de que España es un país deficitario de este producto de primera necesidad que debe importar de otros países como Italia y Francia y a cuyos ganaderos se les paga a unos 40 céntimos el litro.

Una vaca para producir de media 29 litros de leche al día necesita comer alrededor de 15 kilos de pienso diarios, además de otros ocho de alfalfa, dos de hecho y uno de paja. En esas circunstancias la necesidad de plantearse si continuar o no con el negocio es inevitable. Pepe Velasco, un ganadero de Alameda asociado de la patronal agraria Asaja en Málaga y dedicado a la cría de vacas de leche desde que era apenas un niño, lo está haciendo "porque ya no puedo aguantar más y el dinero que tenía ahorrado se acaba".

Mantener a sus 110 vacas le cuesta cada mes 12.000 euros solamente en la compra de pienso y por la venta de la leche cobra unos 13.000 euros, a los que hay que quitar el gasto de luz y los demás costes que genera la explotación. "No gano nada por tanto trabajo y si de aquí al verano la cosa no cambia no tendré más remedio que abandonar todo esto", lamentó este ganadero, que al mismo tiempo teme a dónde irá a sus 45 años a buscar trabajo si lleva toda la vida haciendo lo mismo en el campo. La situación del sector lechero es aún peor desde que el pasado mes de octubre entró en vigor una nueva normativa de la Unión Europea por la que, con la intención de mejorar la transparencia en el proceso de compraventa de la leche, se obliga tanto a los ganaderos como a las industrias lecheras a firmar un contrato para hacer legal la transacción.

Pero prácticamente todos los ganaderos se están negando a firmarlo porque "no podemos aceptar en un contrato en el que se nos obliga a vender la leche por dejado de los costes de producción y si lo haces estás firmando tu sentencia de muerte". Así de contundente se mostró Manuel Ángel, otro ganadero dedicado al sector en Teba y asociado de Asaja, que lleva meses en los que acumula pérdidas de alrededor de 3.000 euros mensuales por la imposibilidad de que su explotación sea rentable. Y eso que en su caso dispone, junto con su hermano, de unas tierras en las que cultiva la alfalfa que luego le da de comer a sus 150 vacas. Pero pese a todo el camino de obstáculos al que se enfrenta a diario este oficio se hace demasiado cuesta arriba y arrojar la toalla es una opción que ya no descarta ninguno.

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