El legado de Gálvez

De vez en cuando una ciudad se ve impulsada gracias al esfuerzo y la generosidad de alguna persona con un talento humano y profesional especial, muy superior a la media. Ciudadanos de corte renacentistas que hacen de todo y bien. Y, lo que es mejor, dejan un magnífico recuerdo en todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlos. Se pueden contar con los dedos de las manos los genios que han contribuido al desarrollo de Málaga y uno de ellos, sin duda, es el doctor José Gálvez Ginachero. Fue uno de los mejores ginecólogos de España -era el médico privado de María Victoria Eugenia y su esposo Alfonso XIII- y, además de su presencia en el Hospital Civil, abrió su propio sanatorio en 1893, un establecimiento que está más vivo que nunca, con continuas inversiones, y que es una referencia en la capital desde el punto de vista ginecológico aunque tiene 80 unidades médicas y, de hecho, el área quirúrgica ya tiene más peso que la de partos.

Gálvez nació en Málaga en septiembre de 1866 y estudió Medicina en Granada, alcanzando el doctorado con apenas 24 años. De carácter intrépido y con una continua ansia por aprender nuevas cosas -cuando era octogenario y estaba prácticamente ciego pedía a algún compañero que le leyera los últimos artículos médicos publicados en distintos idiomas-, al acabar su carrera decidió viajar a París y Berlín para aumentar sus conocimientos, trabajando con doctores de la talla de Pinard, Varnier, Farabeuf o las clínicas Olshaursen y Veit. Precisamente en Alemania se forjó en la cultura de la asepsia y la esterilización, conceptos que trajo a Málaga a su regreso como médico en el Hospital Provincial en 1893, ya que en esta ciudad morían decenas de mujeres y niños por la falta de higiene en el parto e infecciones posteriores.

María del Mar Vázquez, directora gerente de la clínica, destaca que Gálvez Ginachero fue el primero en traer esos avances en esterilización a la provincia y que siempre se preocupó porque la clínica estuviera a la última. "Es por eso, dentro de la cultura de la clínica, que todos los años hacemos inversiones para ir mejorando", explica. En este sentido, este sanatorio fue el primero de la medicina privada en Málaga en contar con una UVI neonatal acreditada por la Junta de Andalucía en 1997 y en los últimos diez años han actualizado el servicio de urgencias, atención general, área quirúrgica, pediátrica o traumatológica. También han incorporado maquinaria avanzada en diagnóstico por imagen o pruebas cardiológicas, tienen asistencia robótica en los quirófanos, camas eléctricas en todas las habitaciones o un reconocido servicio de reproducción asistida.

A corto y medio plazo, la clínica va a poner en marcha una unidad especializada de terapia regenerativa para el aparato locomotor y la oftalmología que, según Vázquez, "no existe en Málaga". Se harán infiltraciones de concentrado de células mesenquimales para la regeneración de cartílagos y evitar operaciones. También van a incluir nuevas especialidades en neumología y alergia -haciendo especial énfasis en la infantil- en el área de consultas, y están haciendo actividades continuas para prevenir la muerte súbita de deportistas. El 29 de junio habrá una conferencia sobre este último aspecto en el CAC.

La directora gerente subraya que las operaciones de cualquier dolencia ya superan ampliamente a los partos pues hacen entre 15 y 20 intervenciones diarias. No obstante, los Gálvez se han caracterizado siempre por la ginecología y es su principal referencia. Ya han nacido más de 60.000 niños desde que Gálvez Ginachero abriera el sanatorio a finales del siglo XIX y, en estos momentos, atienden a unos 100 partos al mes. Tanto personajes conocidos como ciudadanos anónimos han tenido a sus descendientes en esta clínica malagueña y una de sus enfermeras es muy conocida en internet después de que varios padres hayan colgado vídeos donde se muestra la enorme habilidad de esta empleada con los bebés obtenida tras décadas de experiencia y profesionalidad.

Tantos años de historia y tradición permiten numerosas anécdotas. Todos los toreros, cuando han sido cogidos en La Malagueta y han necesitado atención médica, acuden a esta clínica porque el doctor de la plaza trabaja allí y despierta confianza entre los diestros. Esa confianza provocó, por ejemplo, que José Tomás y su esposa tuvieran allí a su bebé.

Gálvez Ginachero creó el sanatorio y, tras su fallecimiento en 1952, pasó a ser gestionado por su hijo José Gálvez Moll. La clínica sigue siendo propiedad de la familia Gálvez y está en manos de la tercera generación con Miguel -que también es doctor en el centro- y Alicia al frente tras la reciente muerte de su hermana Paloma. Además, María Gálvez, hija de Alicia, trabaja en la clínica y ya representa la cuarta generación.

Vázquez resalta que uno de los activos de la clínica es que su personal esté cómodo. "Tenemos una plantilla de 50 médicos y, aparte, 200 colaboradores que traen aquí a sus pacientes y muchos de ellos se pasan a comer o dar un paseo incluso cuando no están trabajando porque se sienten como en familia", apunta la directora. Ese era otro de los objetivos del doctor Gálvez Ginachero, que siempre se caracterizó por su apoyo a los demás y por sus múltiples obras de beneficencia.

Se podría hablar durante horas de Gálvez Ginachero y no se acabaría nunca. Médico de la Casa Real, director del Hospital Civil, fundador de la escuela de matronas de Málaga y de la casa de salud de Santa Cristina en Madrid, alcalde de Málaga entre 1923 y 1926... Pero eso requeriría otro reportaje con la misma o mayor extensión. Es indudable que fue un personaje ilustre y poco común que incluso está en proceso de beatificación por sus continuas ayudas a los más necesitados. Su recuerdo queda en la historia y en los que pudieron conocerle en persona. Mientras tanto, su sanatorio sigue, más de un siglo después, tan vigente como el primer día.

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