El legado de Joan Hunt
La presidenta de Cudeca deja el cargo tras 22 años de dedicación a cuidar a personas con un cáncer en estado avanzado Tras fallecer su marido, sintió la necesidad de cambiar su vida
La aportación que la ONG Cuidados del Cáncer (Cudeca) ha hecho a lo largo de sus 23 años de historia es enorme. Su fundadora, Joan Hunt, lo ha dado todo por hacer que la vida de las personas que sufren esta enfermedad en estado avanzado sea lo más llevadera posible. Quizá todavía no se ha medido lo suficiente el trabajo que se realiza desde Cudeca, que nació de la mente de Hunt, tras fallecer su marido de un tumor cerebral en 1991. "Tras morir mi marido tuve la sensación de que necesitaba algo para rellenar mi vida y como había tenido unos cuidados exquisitos del equipo del Hospital de la Cruz Roja pensaba que podía ser mi meta en la vida". Y así lo hizo.
En el inicio de su enfermedad, los cuidados paliativos casi no estaban asentados y Joan sufrió mucho al ver cómo la enfermedad abatía a su marido. Entonces apareció Marisa Martín, actual gerente de Cudeca, quien era médico de la unidad de cuidados paliativos de Cruz Roja, un proyecto que daba sus primeros pasos. Eso sirvió para que Fred tuviera mejores cuidados y sufriera menos el dolor
A sus 85 años, esta simpática británica de sonrisa eterna y mirada cándida, fue decidida y habló con el equipo que atendió a su marido y le expuso la idea de hacer un centro de cuidados paliativos independientes. "Estaba al 100% conmigo", revela. Ya sólo quedaba dar a conocer el proyecto y para ello organizó un almuerzo en la casa de una señora, en Benalmádena, e invitó a diferentes personalidades de la sociedad. "Quería que la gente conociera lo que iba a hacer para conseguir su apoyo". La principal dificultad era el económico. "No había dinero", señala entre risas. A raíz de esa reunión se creó la asociación de manera legal para que pudiera tener una cuenta y redactar los estatutos. El primer evento que se realizó para recaudar fondos fue en un salón de Fuengirola, en un teatro inglés. Ya en 1995, el alcalde de Benalmádena, Enrique Bolín, ofreció unos terrenos en Arroyo de la Miel, sede actual, según explica la fundadora.
A lo largo de estos 23 años, Cudeca ha atendido a unos 8.000 pacientes. Sólo el año pasado fueron alrededor de 820. "Cada año sube". La plantilla de la ONG está formada por un equipo de 60 personas contratadas entre médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos y administrativos. También existe un equipo de recaudación de fondos y casi 700 voluntarios. La gran mayoría de ellos trabajan en algunas de las 12 tiendas benéficas extendidas por la provincia. Hay otro grupo que ayuda al cuidado de los pacientes en sus casas y a sus familias o en la unidad de día, a la que acuden unas 30 personas al día, con terapias complementarias. "Cuidamos de 180 a 200 personas en sus propias casas cada día y hay equipos de médico y enfermeras, cuatro, que cubren una zona geográfica de la provincia". La sede cuenta con nueve camas para que se puedan instalar tanto los enfermos como sus familiares. El 80% de los pacientes son españoles. El resto, extranjeros, en su mayoría británicos.
En cuanto a cifra, Cudeca maneja un presupuesto anual de tres millones de euros. Una tercera parte de los ingresos viene de las tiendas. Un 15% procede de la Junta de Andalucía. "También hay donaciones de La Caixa. Estamos en un programa nacional y pagan el salario de dos psicólogas y una trabajadora social. Hay bastantes ayuntamientos y empresas que también donan y herencias de personas", añade Joan. Tampoco se puede olvidar el lado solidario de personas anónimas que organizan eventos para recaudar fondos y donan el dinero. Los socios constituyen otra fuente de ingresos. "La gran mayoría son familiares de personas que han fallecido y dan una cantidad mensual, anual o lo que pueden".
Hace varias semanas, Hunt anunció que dejaba la dirección aunque sigue en el comité ejecutivo. "22 años son suficientes. He tenido una cirugía importante y me estoy recuperando. Así que pensé que es el mejor momento de dejar el paso a otro". Las riendas ahora las ha cogido Ricardo Urdiales, abogado que ayudó la creación de la asociación benéfica y que conoce muy bien Cudeca. "No creo que tenga que darle ningún consejo. Estoy contenta porque Ricardo tendrá más contacto con la comunidad española. Yo sigo en contacto con los extranjeros", apunta.
La labor de Cudeca no entiende de política, religión, economía o nacionalidad porque el cáncer no pregunta nada. No se trata de añadir día a la vida sino vida a los días. Y todo eso gracias a una especie de "ángel de la guarda" británica, con una margarita en forma de broche -emblema internacional de los cuidados paliativos- que vino a la Costa del Sol a levantar un proyecto que debe seguir por los siglos de los siglos con la ayuda de todos.
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