El llanto que vaticina la alegría
El abanderado llevó la insignia hasta el Santuario de la Victoria, donde no aguantó la emoción
UNA Sociable Barús del año 1880 tirada por dos caballos españoles de pura raza esperaba al abanderado de la Feria de Málaga. Antes, fandangos de Compostela y un emocionante solo de gaita rociera habían puesto banda sonora a la entrega de la verde y morada. La bodega El Pimpi, abanderada de esta Feria, estuvo representada por sus fundadores, Paco Campos y Pepe Cobos. Ellos recibieron el pendón de manos del alcalde, Francisco de la Torre, frente a la Casona del Parque y entre una gran admiración popular. Con Paco Campos algo mayor para esos lances, fue Pepe el que portó el estandarte. Y en cuanto lo tuvo en sus manos, no paró de ondearlo.
Ese gesto, como antaño en las carreras, significó el pistoletazo de salida para la romería hacia el Santuario de la Victoria y el inicio más folclórico de la Feria de Málaga.
A las 11:50 salía la comitiva desde el Ayuntamiento hacia la Victoria. Pepe Cobos, portando el pendón malacitano compartió carroza con Francisco de la Torre; la concejal de Fiestas, Teresa Porras, y la presidenta de la Asociación del Centro Histórico, María José Valenzuela.
Una romería formada por 50 carrozas y más de 500 caballos recorrió el Paseo del Parque hasta llegar a la rotonda del Marqués de Larios. Ahí, las tradicionales malagueñas compartían espacio acústico con una versión de trompeta del Hay que ser torero de Chayanne. En la glorieta, Pepe Cobos y Francisco de la Torre izaron la bandera de Málaga con el himno de Andalucía de fondo. Cuando la composición de Blas Infante dejó de sonar, el gentío se alzó entre "Viva Málaga" y otras arengas populares.
Teresa Porras y De la Torre, más acostumbrados a estos baños de masas y campos de cámaras, capearon la festividad con corrección y sobriedad. Sin embargo, Pepe Cobos no paraba de agitarse él mismo y a la bandera. Rezumando orgullo y dicha.
"Es lo más grande que puede ocurrirle a una persona. Ser la imagen de la fiesta más grande de la ciudad a la que amas". El fundador de El Pimpi no soltó ni un instante el estandarte. "En un momento como éste ni los brazos se te cansan. Lo único que sientes es pasión", casi cantaba el abanderado. Aunque su cabeza también albergaba una petición. "Que los malagueños cuiden su ciudad, la imagen de Málaga", reclamó Pepe Cobos.
Por delante, casi tres kilómetros de recorrido que tanto caballos, jinetes, músicos y bailaores aguantaron bajo un sol plomizo y constante. Desde la Alameda Principal, avanzaron por Atarazanas y Arriola, por donde llegaron al Pasillo de Santa Isabel, luego Carretería y Álamos para desembocar en la plaza de la Merced. Desde donde subieron por la calle Victoria.
Cerca de las 14:00, la romería alcanzó la plaza del Santuario de la Victoria. De nuevo, la autoridades políticas, entre las que se encontraban integrantes de PSOE y Ciudadanos -no acudieron ni de IU ni Málaga Ahora-, recibieron a los abanderado frente al Santuario. Ya se respiraba aire festivo en calle Victoria, pero aún quedaba la acción más litúrgica de la Feria: el ofrecimiento floral a la Virgen de la Victoria. Aún no había terminado los ritos iniciales de la misa cuando Pepe Cobos no pudo contener las lágrimas de emoción. El abanderado, con otro gesto, mostraba la faceta más afligida justo antes del inicio de la semana más feliz para Málaga.
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