La llegada de inmigrantes alcanza su máximo con más de 7.000 este año
La cifra se ha disparado en los últimos cuatro ejercicios
En 2014 arribaron 100 personas frente a las 2.292 que lo hicieron durante 2017
Las estadísticas reflejan que el problema de la inmigración irregular por mar se agrava por momentos. El goteo de pateras y rescates de personas ha sido incesante durante este último ejercicio, que ha alcanzado un nuevo techo máximo nunca antes registrado desde que se llevan a cabo los recuentos. En lo que va de año son ya 7.080 las personas que han llegado al puerto de Málaga en situación ilegal y en busca de una alternativa de vida.
La cifra ha ido batiendo récords año tras año,pasando de los 100 registrados en 2014 a los 2.292 que la Costa recibió durante 2017. Ya en 2015 hubo un incremento del 82%, que no ha hecho sino crecer de forma exponencial. Otra llegada masiva de pateras en 2016, esta vez con 791 inmigrantes a bordo, hacía disparar las alarmas de un fenómeno para el que dos años después las administraciones siguen sin hallar respuestas. Pese a las promesas difundidas por los distintos gobiernos que se han ido pronunciando acerca de la crisis migratoria, Málaga todavía carece de un Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), como existe en San Roque (Cádiz), hacia donde los inmigrantes son trasladados desde la costa malagueña después de pasar, en el mejor de los casos, la noche en un polideportivo. En las últimas ocasiones ni siquiera eso. El escenario elegido el pasado día 25, cuando se registró una nueva oleada de personas rescatadas en el Mar de Alborán –260– fue una carpa del puerto. Allí pernoctaron unos 100 inmigrantes, con mantas y a escasa distancia de las frías aguas tras haber sido interceptada una patera en el mar de Alborán.
La llegada masiva de personas que huyen de la miseria o de la guerra en una incierta travesía volvía a sorprender a las administraciones, pese a que el drama migratorio ya se ha convertido en una realidad que se repite incluso varias veces por semana. La cifra total de rescatados durante esa última jornada ascendía a 260, que colapsaron la Casa de Botes del Puerto malagueño –con capacidad para entre 60 y 70– y la Comisaría provincial de Málaga. Unas 50 mujeres y niños, que suelen estar separados de los hombres, sí tuvieron la posibilidad de dormir en el albergue municipal.
La situación ya se había repetido semanas antes. Días después de que salieran a relucir las discrepancias entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, a mediados de este mes 187 personas que arribaron a la capital de la Costa del Sol tras ser rescatados por Salvamento Marítimo vivían otro episodio trágico. Todas ellas, según confirmaron desde la Subdelegación del Gobierno y Cruz Roja, se vieron forzadas a pasar la noche a la intemperie a bordo de un barco, a la espera de que fuesen trasladadas en autobuses hasta el Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE) de San Roque. El número rondó los 200 al tener que incluir a parte del contingente llegado a las 06:00 de unos días antes y que no pudo ser acomodado en las dependencias cedidas por el Puerto en la antigua Casa de Botes, donde sí durmieron del orden de 80 inmigrantes.
Ante la falta de medios humanos y de instalaciones para garantizar una adecuada atención a los inmigrantes llegados al puerto, las denuncias de los colectivos que atienden a estas personas tras un arriesgado viaje a España no tardaron en sucederse. “Si hay voluntad, hay sitio”, recalcó entonces la presidenta de Málaga Acoge, Arantxa Triguero, al tiempo que destacó que no imagina a “200 turistas esperando 12 horas para desembarcar de un yate de lujo”. “Esto ocurre porque se habla de inmigrantes”, apostilló la responsable del colectivo, convencida de que “ha fallado la coordinación entre las administraciones implicadas”. Con “víctimas que huyen de situaciones muy complejas”, aseveró, el orden de “prioridades tiene que ser claro”.
El coordinador de Cruz Roja en Málaga, Samuel Linares, reconocía lo inusual de que lleguen a la ciudad “en torno a 600 personas en poco más de 48 horas”. Pese a que tanto el personal laboral de la ONG como los voluntarios hicieron “todo lo posible conforme a las circunstancias” que lo rodeaban, en palabras del responsable, “a nadie se le escapa que dormir en barcos y esperar horas y horas la salida a los centros policiales no es una acogida digna”. La medida, subrayaba, no debía volver a aplicarse. “Son personas. Les dábamos ropa y no tenían dónde ducharse. Algunos venían mojados y no tenían ni un sitio para dormir que no fuera el suelo”, aseveraba el portavoz de la ONG.
También el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, se pronunció sobre el fenómeno de la inmigración en su última visita a Málaga, donde participó en una desayuno-coloquio organizado por el Málaga hoy. Fue entonces cuando reconoció que la capital necesita un centro de atención a inmigrantes ante el incremento de la llegada de pateras a las costas de la provincia. “Disponemos de actuaciones de emergencia pero hay que contar con algo parecido a lo que hay en San Roque –que alberga un Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE)–”, advirtió.
Así, anunció que tras realizar unas inspecciones técnicas, el Ministerio del Interior ha solicitado al puerto malagueño la cesión de una parcela de 3.000 metros cuadrados para abrir un Centro de Atención Temporal de Extranjeros con instalaciones para agilizar la atención y del que todavía no ha habido más noticias.
Una caseta de Feria para unas 140 personas
La caseta de Feria en Cortijo de Torres cedida por el Ayuntamiento permitirá acoger a unos 140 inmigrantes por un periodo temporal, lo que no va a solventar por sí sola las necesidades de espacio que vienen quedando patentes en los últimos meses con llegadas de varios cientos de inmigrantes al puerto de Málaga. La construcción que ya ha sido habilitada como Centro de Atención Temporal de Extranjeros es insuficiente para atender la primera atención policial en caso de llegadas de contingentes superiores. De acuerdo con la Administración central, pasa por disponer de otras localizaciones en las que atender a una media de 250 inmigrantes. De este modo, la caseta del Real de la Feria servirá como infraestructura que vendrá a sumarse a la Comisaría Provincial de la Policía Nacional, donde pueden ir un centenar de personas, y el Centro de Baja Exigencia, al que se pueden trasladar entre 30 y 40 mujeres y niños. En el supuesto de que la cifra de inmigrantes rescatados exceda estas cifras, cabría la posibilidad de emplear las dependencias policiales de Torremolinos y Fuengirola, entre otras, así como la Casa de Botes del puerto, habilitadas recientemente para albergar a 80 personas, que evitaron de ese modo tener que pasar la noche a la intemperie.
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